El fotógrafo paisajista australiano Peter Lik vendió una de sus fotografías en 6,5 millones de dólares.
De acuerdo medios internacionales, «Phantom», la que acaba de convertirse en la foto más cara de la historia del arte, no es más que una toma luminosa del interior de uno de los célebres y enigmáticos cañones del estado de Arizona.
Si la fotografía es arte o no, ha sido objeto de discusión durante más de un siglo en revistas especializadas, en foros de internet y en pasillos de museos de arte. Ahora la noticia de la altísima cotización de esta simple foto, más fría que otra cosa, provoca que regresen los viejos humores y la polémica.
«En nuestro mundo, donde el dinero habla –reclama el articulista Jonathan Jones-, el precio inflado y absurdo que algún tonto ha pagado por este ‘fino arte de la fotografía’ será aclamado como la prueba de que la fotografía se ha convertido en arte.»
Por su parte, tras esta venta, el fotógrafo paisajista australiano coloca cuatro imágenes de su cosecha dentro de las veinte fotos más caras jamás vendidas en la historia del arte de las cámaras, las luces y las sombras.
El anterior récord para una fotografía databa de 2011, cuando el artista visual alemán Andreas Gursky vendió su Rhein II, de 1999, en 4,3 millones de dólares, a través de la casa de subastas Christie.