Futuro incierto de América Latina en tiempos de pandemia

Eduardo Paz Rada

La disputa de alternativas no solamente se presenta en términos de la posibilidad de la desconexión económica y el proteccionismo integrador y defensivo de América Latina y el Caribe frente al neoliberalismo librecambista del capitalismo salvaje.

En un panorama incierto ante las consecuencias mundiales de la pandemia del coronavirus, se hace más evidente la consolidación de China como primera potencia económica, financiera y comercial mundial en el contexto de la multipolaridad y los equilibrios geopolíticos principalmente con Rusia, India, Estados Unidos y la Unión Europea, estos últimos golpeados por la crisis, en tanto que los países de América Latina y el Caribe se debaten en una profunda división de orientaciones políticas propiciada por el gobierno norteamericano.

Se trata de un momento constitutivo de la humanidad dominada por el neoliberalismo y el capitalismo salvaje y cuando los grandes intereses de la poderosa oligarquía financiera internacional apunta nuevamente a conseguir grandes y millonarias ventajas buscando una alianza estratégica con el gobierno de Pekín y abandonando parcialmente la centralidad europea y estadounidense, las que han iniciado un proceso de protección y salvación de sus economías afectadas hasta lo más profundo por la situación actual.

La pendularidad histórica de los últimos quinientos años entre librecambio y proteccionismo, que produjo las hegemonías globales del imperio español primero, del imperialismo inglés después y del imperialismo estadounidense posteriormente, de acuerdo a la tesis del profesor Marcelo Gullo, abre serias interrogantes ahora, tomando en cuenta que China se convierte en impulsora del librecambio.

En tanto, Donald Trump marca la estrategia proteccionista de defensa del complejo militar, industrial y tecnológico interno e impuesto el librecambio a los países bajo su dominio a través de las transnacionales y el Fondo Monetario Internacional (FMI), mientras la Unión Europea, golpeada por el alejamiento de Inglaterra, se encuentra en un estancamiento peligroso.

En la cuarta globalización

La cuarta globalización encuentra a América Latina y el Caribe en una situación compleja y difícil, sin embargo el momento histórico se presenta abierto a la desconexión del orden hegemónico si retoma el proyecto bolivariano de integración y unidad de la región aprovechando la crisis y profundizando la tercera posición enarbolada por el general Juan Domingo Perón y el mayor Gualberto Villarroel como tesis emancipadora desde los años cuarenta del pasado siglo o las experiencias defensivas de Lázaro Cárdenas o Getulio Vargas.

La construcción de la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR) y de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) de los primeros quince años del presente siglo tuvo su mejor momento para desarrollar una estrategia de la nación continente con peso propio en la geopolítica mundial con el impulso del comandante Hugo Chávez, junto a Lula Da Silva, Evo Morales y Fidel Castro, entre otros.

La bandera de la Patria Grande con su identidad bolivariana, nacionalista y antiimperialista fue acompañada por el papa Francisco, quien en las cumbres sociales realizadas en Bolivia y el Vaticano manifestó su definición emancipadora junto a los pueblos oprimidos frente a las metrópolis dominantes. El momento histórico presenta un tablero de relaciones internacionales abierto que permitirá redefinir la estrategia y el lugar que tendrá la región.

“Unidos o dominados”

Nuevamente corresponde citar a Perón cuando advertía que el siglo veintiuno nos encontrará “Unidos o dominados” y la actual situación de profundas contradicciones y crisis es la oportunidad para romper lazos con el imperialismo y llevar adelante el proceso de liberación continental latinoamericana con el protagonismo de los pueblos organizados y movilizados para superar la pandemia, la dependencia, la crisis económica y alcanzar la justicia social, la independencia política y la autonomía económica.

El fracaso del gobierno de Bolsonaro en Brasil, de Piñera en Chile, de Moreno en Ecuador y del gobierno de facto de Añez en Bolivia, así como la fallida intervención militar yanqui a Venezuela, junto a la esperanza de retomar el proceso integracionista con López Obrador de México y Fernández de Argentina son señales positivas en medio de la debacle mundial.

La disputa de alternativas no solamente se presenta en términos de la posibilidad de la desconexión económica y el proteccionismo integrador y defensivo de América Latina y el Caribe frente al neoliberalismo librecambista del capitalismo salvaje, sino en la pugna ideológico religiosa que, siguiendo a Trump, han desarrollado Jair Bolsonaro en Brasil, Jimmy Morales en Guatemala y Jeanine Añez en Bolivia con una propuesta fundamentalista de las iglesias protestantes pentecostales impulsadas por el imperialismo frente a la tradición católica de la teología de la liberación y el compromiso social con los pobres de la iglesia católica y también en la lucha por los contenidos de la democracia entre la liberal, dependiente y cosmética y la de liberación y autodeterminación nacional-popular.

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