Garras fascistas contra Venezuela

 

Francisco Arias Fernández | Granma

* El asedio a Venezuela no es una simple campaña mediática, se trata de un libreto bien pensado y ejecutado por años atacando los puntos más susceptibles para su población.

Si no bastara con las abundantes evidencias del crimen, derivadas del terrorismo de Estado del que ha sido víctima Venezuela –con planes de magnicidio, bloqueo salvaje para rendir por hambre y provocar éxodos masivos; sabotajes a sectores claves de la economía; despojo descarado de empresas, territorios ricos en petróleo y fondos en bancos extranjeros–, la intención de sacar al Gobierno Bolivariano del poder, el 28 de julio, sería un proyecto poco disimulado por parte de Estados Unidos, quien hace tiempo incluyó en sus propósitos a sus aliados otanistas de Europa y a sus nuevos satélites de la órbita ultraderechista o neoliberal de América Latina.

Dos días antes de las elecciones, salió a la luz un plan Made in Usa, que confirma todo y hace recordar el asalto trumpista al Capitolio en EEUU., en enero de 2021, o la asonada golpista contra Lula en Brasil, a pocos días de asumir el poder.

La versión venezolana incluyó predisponer a la opinión pública de un supuesto fraude, para no reconocer los resultados y llamar a la desestabilización social, a la violencia, para crear inestabilidad e ingobernabilidad.

Todo ello está liderado por la cabecilla ultraderechista María Corina Machado, catapultada por Washington y su maquinaria mediática global, al tiempo que es financiada por la mafia terrorista venezolano-americana, desde Miami y España.

En ese contexto, EEUU (autor del plan) no reconoce la victoria del presidente Nicolás Maduro; pasa de las «serias preocupaciones» a acusaciones de «manipulación electoral» y «represión»; y deja entrever la posibilidad de «nuevas sanciones» contra el Gobierno Bolivariano.

Pero el guion macabro establecía como directiva que la Casa Blanca no reconocería un resultado favorable al chavismo, y los servicios de inteligencia se encargarían de tenerlo todo amarrado para garantizar la complicidad de la Organización de Estados Americanos (OEA), de la siempre fiel Unión Europea, y de los aliados de cuarta categoría del «patio trasero».

Según trascendió, la cabecilla, odiada dentro y fuera de la oposición, tenía previsto escapar y establecerse en Argentina, para montar allí su puesto de mando, mientras trata de convertir su mentira en fuente de respaldo político-diplomático internacional, con llamadas telefónicas a personajes de diferentes países, tratando de lograr respaldo al golpe.

El lugar elegido se caía de la mata. El Comando Sur lo ha acomodado todo con Milei, su aliado fascista, autoproclamado paladín del anticomunismo, comprometido contra el socialismo y a los pies de la ultraderecha mundial.

Antes del anuncio de los resultados electorales, el trumpito sudamericano desencadenó el presunto «fraude y el no reconocimiento», parte del libreto indicado desde el Departamento de Estado, que acto seguido los medios de la gran prensa estadounidense viralizaron en todos los puntos cardinales.

Esta situación la enriquecieron con «las sospechas» del propio Departamento de Estado, el desconocimiento de la candidata de Washington, así como las críticas de otros súbditos latinos de la Casa Blanca.

El plan golpista de EEUU depositó en Javier Milei el protagónico del clown que le tocaba desde el foso de los dinosaurios políticos del siglo XXI, y en las redes sociales mostró su calaña: «Los leones venezolanos se despertaron y tarde o temprano se va a terminar el socialismo…», en franca incitación irresponsable e injerencista a la violencia y el caos.

Tradicionales portavoces de la mentira y la manipulación se encargaron de enrarecer el ambiente de las elecciones, multiplicaron contenidos de presuntas encuestas prefabricadas para presentar al chavismo siempre en desventaja respecto al candidato de la reacción mundial, y así crear las condiciones para inferir un fraude.

The New York Times, CNN, AP, Voz de América (VOA), Euronews, BBC, la alemana DW y los diarios españoles El País y El Mundo, son los encargados de sostener mediáticamente el plan golpista y desestabilizador, con el monopolio de las informaciones que el Gobierno de EE. UU. trata de imponer como matrices globales para lograr su fin de derrocar al Gobierno legítimo de Venezuela.

Por ello no podía faltar el piropo antivenezolano de una pieza clave de la jauría: el multimillonario dueño de la plataforma x, director ejecutivo de Tesla y SpaceX, el controvertido Elon Musk, quien fue criticado internacionalmente por difundir información errónea sobre la pandemia de la Covid-19 y teorías de conspiración, y esta vez envuelto en ataques contra el presidente Maduro y los resultados electorales, y compartiendo contenidos de su entrañable Milei.

Maduro denunció, en la mañana del día 29, la estimulación a un nuevo intento de golpe de Estado, del que responsabilizó a gobiernos de la región y a un sector opositor ultraderechista y fascista.

Al mismo tiempo, el fiscal general, Tarek William Saab, acusó a tres dirigentes opositores de orquestar un ataque informático contra el sistema electoral desde Macedonia del Norte: Léster Toledo, Leopoldo López y María Corina Machado.

Es el mismo fascismo que intentó apoderarse del Capitolio, con Trump al frente, y promete volver a la Casa Blanca.

Es el mismo fascismo que extermina a la población palestina en Gaza y aplica, como en los tiempos del Plan Cóndor, la doctrina de tierra arrasada, para que mañana los colonos judíos se apoderen de los territorios que les faltaban. Es el que se roba el petróleo de Siria impunemente, e impone la pobreza extrema para rendir por hambre.

Maduro llamó a la paz y consideró el día electoral como un triunfo de la razón y de la convivencia; pero no son palabras de moda en el mundo actual, cuando las armas y los fondos millonarios para más muertes tratan de burlar la voluntad de los pueblos, por defender proyectos sociales que el imperio intenta frustrar a toda costa.

El plan macabro de EEUU está en marcha. La mentira y la manipulación siguen alimentando la violencia y la muerte, con la anuencia de presidentes y organizaciones dependientes de la Casa Blanca. Es hora de defender la verdad y la voluntad popular de los venezolanos que eligieron a Maduro, pese a décadas de agresión imperial, terrorismo y fascismo.