Con ironía, el presidente depuesto afirmó que se trataba del «mejor regalo» que podía recibir, al cumplirse 14 años de su triunfo en 2015. Agregó que seguirá luchando «por una Bolivia libre y soberana».
El gobierno de facto de Bolivia cumplió con lo prometido y emitió una orden de detención contra el presidente depuesto Evo Morales. El ministro del Interior Arturo Murillo, designado por la autoproclamada presidenta Jeanine Añez, se regodeó por el pedido de captura en redes sociales.
Con ironía, el presidente depuesto afirmó que se trataba del «mejor regalo» que podía recibir del gobierno golpista, al cumplirse 14 años de su triunfo en las presidenciales de 2005. Desde Argentina, donde permanece en condición de refugiado, aseguró que seguirá luchando sin miedo «por una Bolivia libre y soberana».
«Sr. Evo Morales para su conocimiento», expresó el ministro Murillo en el breve mensaje que acompañaba la orden de detención, en tono amenazante frente a una potencial vuelta del exmandatario al país.
El ministro del Interior había presentado días atrás una demanda penal contra Morales, acusándolo sin pruebas contundentes de haber promovido los violentos enfrentamientos que dejaron un saldo de 35 muertos en el país.
En tanto, el coronel Fernando Guarachi, jefe de una unidad policial de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC), adelantó que se tomarán las medidas pertinentes para concretar la detención de Morales en territorio argentino.
«Se van a hacer todos los actos investigativos que sean necesarios para poder coordinar. Sin embargo, es atribución del Ministerio Público poder coordinar también con sus similares de otros países para cumplir la detención», señaló.
«Se emitió la orden de aprehensión contra el señor Juan Evo Morales Ayma por los ilícitos que se está investigando en la denuncia de oficio que inició el Ministerio Público», agregó más adelante.
La orden fue emitida esta tarde por la Fiscalía Especializada en Anticorrupción y Legitimación de Ganancias Ilícitas, en el marco de la causa por los supuestos delitos de «sedición, terrorismo y financiamiento al terrorismo».
La orden faculta al director departamental o «a cualquier funcionario público hábil o autoridad para que aprehenda y conduzca» a Morales ante las oficinas de la Fiscalía.
Además, aclara que podrá ser ejecutada en cualquier hora y día hábil. «En caso necesario, recúrrase a la ayuda de la fuerza pública, respetando el ejercicio de los derechos y garantías constitucionales del sindicado», agrega.
La orden de captura fue firmada por el fiscal de Cochabamba, Jhimmy Almanza, y avalada por la Fiscalía Especializada Anticorrupción y Legitimación de Ganancias Ilícitas, Delitos Aduaneros y Tributarios de la Fiscalía de La Paz.
Todo el expediente judicial está montado sobre los audios filtrados en los que, según Añez y su gabinete, Morales coordinaba bloqueos desde México, el primer país que lo recibió tras el golpe de Estado del diez de noviembre. Desde un principio, el presidente depuesto denunció que esas grabaciones habían sido manipuladas.
La orden de detención se hace también extensiva a Faustino Yucra, dirigente del MAS, con quien supuestamente Morales habría mantenido la comunicación telefónica durante las movilizaciones populares.
Por la tarde, el exmandatario respondió con ironía al pedido de detención, destacando que «A 14 años de nuestra revolución» se trataba del «mejor regalo» de parte del gobierno de facto. «No me asusta, mientras tenga vida seguiré con más fuerza en la lucha política e ideológica por una Bolivia libre y soberana», agregó.
Horas antes, Morales también se expresó en Twitter sobre el respaldo del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, al gobierno interino de Añez. Lo consideró «una prueba más de que Estados Unidos organizó el golpe de Estado en Bolivia».
Morales fue víctima de un golpe tras haber ganado las elecciones presidenciales de octubre. La derecha opositora tomó el poder con apoyo del ejército y la policía en una acción que también contó con el respaldo de la Organización de Estados Americanos (OEA) y el gobierno estadounidense.
Ese diez de noviembre, el presidente depuesto anunciaba su salida de Bolivia para evitar, según sus palabras, un «baño de sangre» en el país. Un día después, la por entonces senadora Jeanine Añez asumía la presidencia de facto.
La propia Añez prometió en una de sus primeras alocuciones como presidenta que no habría persecución a sus adversarios políticos. Sin embargo, dejó en claro que el exmandatario se enfrentaría a sus responsabilidades en caso de volver a Bolivia.
«Si el presidente Morales vuelve, que vuelva, pero él sabe que también tiene que responder con la justicia. Resulta que nosotros lo que vamos a exigir es que la justicia boliviana haga su trabajo», dijo, anticipando la orden de detención.
Después de su asilo en México, Morales llegó a Argentina en condición de refugiado. Durante los últimos días, mantuvo una agitada agenda de reuniones con dirigentes políticos de Argentina y Bolivia, y concedió entrevistas a algunos medios de comunicación del país, entre ellos Página/12 .
Junto al expresidente, llegaron al país el exvicepresidente de Bolivia Álvaro García Linera y el excanciller Diego Pary.
El ministerio del Interior aclaró que la solicitud de refugio de Morales sigue en trámite. La Comisión Nacional para los Refugiados (organismo que depende del Ministerio del Interior) remarca que entre los derechos de las personas que obtienen esa condición está el de no «no ser devueltos, expulsados o extraditados al país donde su vida, integridad, libertad o seguridad estén en peligro».