Nazareth Balbás | RT
* Hugo Llorens era el embajador de Estados Unidos en Tegucigalpa cuando se dio el golpe de Estado contra Manuel Zelaya, a quien tildó de corrupto. Ahora habría sido contratado por la actual administración para hacer ‘lobby’ en Washington, reveló el propio Zelaya.
«Una visita de cortesía». Con esas palabras el canciller de Honduras, Eduardo Enrique Reina, definió el miércoles la presencia del exembajador de EE.UU. Hugo Llorens en la Casa Presidencial, donde sostuvo un encuentro con la mandataria Xiomara Castro.
«El embajador Llorens ha tenido una visita de cortesía y un reencuentro con la presidenta Castro, saludó también al expresidente [Manuel] Zelaya [esposo de Castro] y hemos tenido un intercambio muy interesante», sostuvo el jefe de la diplomacia hondureña ante los medios, acompañado por el exdiplomático.
Fue un reencuentro porque Llorens no es una figura ajena a Castro y a Zelaya. El exdiplomático se desempeñaba como embajador de EE.UU. en Honduras cuando se produjo una de las crisis políticas más dramáticas de los últimos años: el golpe de Estado de 2009.
«Quiero mucho a Honduras y creo que está en buenas manos con el gobierno de la presidenta Xiomara Castro», aseveró Llorens el miércoles, un espaldarazo que contrastó con la crítica que lanzó al gobierno anterior, «donde el problema de la corrupción y el Estado de derecho habían casi colapsado el país».
«Un buen contacto»
El encuentro, sin embargo, habría sido más que una cortesía. El expresidente Zelaya informó que Castro había decidido contratar a Llorens como lobista para lograr un acercamiento con congresistas y senadores en EE.UU.
«La presidenta ha ordenado que el señor Llorens trabaje con el gobierno en Washington haciendo acercamiento con los demócratas y republicanos en el Congreso y Senado, además de otras organizaciones norteamericanas», contó Zelaya.
El exmandatario y ahora asesor presidencial reconoció que el Ejecutivo hondureño está «manteniendo un buen contacto en las relaciones con EE.UU.», por lo que la figura del exembajador será un engranaje valioso. «El señor Hugo Llorens que estuvo aquí en el tiempo del golpe de Estado», dijo Zelaya. Y no fue un comentario menor.
El diplomático estadounidense se desempeñó como embajador entre los años 2008 y 2011. En 2009, cuando se produjo la ruptura del hilo democrático en Honduras, Llorens permaneció en el país ejerciendo sus funciones y su salida del cargo fue el mismo año en que Zelaya regresó al país centroamericano.
El hombre en Honduras
Según Zelaya, el objetivo de tener a Llorens como emisario y negociador es que EE.UU. «entienda el problema que creó a Honduras», por su tolerancia o apoyo abierto a los regímenes que asumieron el poder después del golpe: Roberto Micheletti, Porfirio Lobo y Juan Orlando Hernández, este último extraditado en febrero a territorio estadounidense por presuntos vínculos con el narcotráfico.
«Ellos [EE.UU.] contribuyeron a crear [un problema] cuando apoyaron la dictadura por ocho años aquí y la crisis que se creó, misma que ellos conocen porque se llevaron al expresidente [Hernández] amarrado y con acusaciones de narcotráfico. Ellos saben la crisis de país que encontró la presidenta Xiomara», detalló Zelaya.
Hasta ahora no se sabe por cuánto tiempo se desempeñará Llorens como lobista, pero lo que está claro es que «será un enlace con diversos sectores norteamericanos y con el gobierno de Joe Biden», aseveró el expresidente hondureño.
El exdiplomático, por su parte, recalcó ayer que ya no está en el Gobierno norteamericano. «Soy una persona retirada, soy consultor, pero otra vez creo mucho en la importancia de la relación entre EE.UU. y Honduras y creo que el gobierno de la presidenta Castro puede ser un gran socio [para Washington]».
¿De sospechoso a aliado?
El conocimiento del exdiplomático sobre la situación política hondureña en la última década es innegable, pero su papel en la crisis desatada después del golpe de Estado fue especialmente ambiguo: si por un lado reconoció que el derrocamiento de Zelaya había sido «ilegal», por otro sirvió de consejero a los cuestionados regímenes que lo sucedieron en el poder.
De hecho, parte del círculo de Zelaya acusó a Llorens de haber participado en el golpe. Esta misma semana, el diputado oficialista Sergio Castellanos anunció que desde su bancada crearían la ‘Lista Morazán’ para aglutinar a los extranjeros que «han atentado contra la democracia y la estabilidad política» de Honduras, y nombró al exembajador entre los posibles integrantes.
«Vamos a incluir a ciudadanos que han conspirado contra la democracia de Honduras y ahí tenemos a un Hugo Llorens, que estuvo detrás del golpe de Estado», dijo Castellanos el martes, citado por La Prensa. Menos de 24 horas después, el exembajador se reunía con la presidenta.
Los cables de WikiLeaks, que se conocieron años después del golpe, revelaron que Llorens tildó el derrocamiento de «ilegal y anticonstitucional contra el Poder Ejecutivo» y reconoció que la asunción de Micheletti fue «ilegítima». El propio Zelaya admitiría que el exembajador había hecho gestiones para evitar la ruptura del orden constitucional, pero que se apartó cuando la movida en su contra era inminente.