Gritería en los “pueblos blancos”

Aún resuenan en Masatepe, en forma de triquitraques, cohetes y “cargas cerradas”, los ecos de la fiesta de la Gritería. En este “pueblo blanco”, llamado así por el antiguo color de las viejas casonas españolas construidas con adobe, el culto mariano tiene algunas particularidades que no se repiten en el resto del país.

El 7 de diciembre de cada año, muchos masatepinos rinden culto a la virgen María al mediodía y a su manera, repartiendo masa de cazuela y ajiaco. Como en la nocturna Gritería que se celebra en todo el país, en Masatepe grupos de peregrinos se acercan a los altares a cantar y lo que reciben es un merecido almuerzo con los mencionados platillos locales.

Es una tradición que se extiende hasta el 8 de diciembre.

En lo que al 7 de diciembre se refiere, desde horas tempranas las familias de los municipios de Catarina, Niquinohomo, Nandasmo y Masatepe empezaron a arreglar sus altares con imágenes de la virgen María para la celebración de la Purísima y recibir los devotos, al igual que en toda Nicaragua.

En estos “pueblos blancos” los altares se lucieron con flores naturales y adornos tradicionales.

En la Iglesia San Juan Bautista de Masatepe, al igual que en otras parroquias del resto de municipios, el padre avisa desde días antes de la Purísima en la misa, que las familias que tienen el carisma y entusiasmo por la Gritería, pueden contribuir dando brindis para la celebración de la iglesia.

“Gritería que es un acto de fe y una acción de gracias por la protección de la Virgen a nuestra Nicaragua. Yo quisiera recordar brevemente que el misterio de la Asunción que estamos celebrando se refiere a que la Virgen María, después de haber vivido en este mundo y haber muerto por amor a Dios, fue resucitada por su hijo y llevada con él en cuerpo y alma al cielo, por lo tanto, la razón por lo que la virgen está con Cristo en el Cielo es porque Cristo no ha querido estar sin su madre”, dijo el párroco de Masatepe, Luis Alberto Herrera Jarquín.

Además expresó sentirse alegre de que “cada vez más, familias se suman a esta fiesta religiosa, lo que demuestra que Nicaragua le tiene un inmenso amor a la Inmaculada Concepción de María”.

No se pierde la tradición

Esta fiesta religiosa se celebra en todos los pueblos y ciudades de Nicaragua, aunque tiene especial relevancia en León, de donde es originaria.

En estos pintorescos parajes, conocidos como los «pueblos blancos», sus pobladores no pierden la tradición de repartir nacatamales, tamugas, dulces como gofios, ayotes en miel, cajetas, nancites, buñuelos, arroz de leche, además de caña, limones, naranjas, bananos, la famosa chicha de maíz, chicha de jengibre, y también la tradicionales canastitas, maracas, escobitas y pitos de palma, artículos elaborados por los masayas.

En templos y casas particulares realizan rezos, cánticos y queman pólvora, a la vez que se grita: «¿Quién causa tanta alegría?» y se responde: «¡La Concepción de María!».

Los habitantes de las casas reciben a los devotos con un «brindis», llamado popularmente «la gorra».

“Llevo 30 años celebrando la Gritería, desde que me heredaron la Virgen en vida, y desde entonces no he dejado de celebrarla un solo año, acostumbramos a hacerla sencilla y siempre doy estampitas y trato de dar otras cositas alusivas a la Virgen, dulces tradicionales”, dijo Benita Esquivel, habitante de Niquinohomo.

De igual manera, doña Vilma López, habitante de Masatepe, nos comentó que es muy importante mantener la tradición de repartir productos elaborados en nuestros pueblos. “En vez de dar caramelos de fábrica, ¿por qué mejor no dar las riquísimas cajetas, de las que hay una gran variedad? Aunque ahora se reparten también algunos productos de la canasta básica como arroz, frijoles azúcar, para ayudar a la gente en su hogar,” añadió.

 

 

 

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