Prensa Latina
El Grupo de Puebla llamó a cerrar filas ante las maniobras de la ultraderecha en América Latina, de modo de defender las victorias de las corrientes progresistas en los diferentes procesos electorales que han tenido lugar en la región.
El VII encuentro de este conglomerado progresista transcurre desde la víspera y sesionaría hasta este miércoles aquí, con la presencia de unos 200 líderes políticos, entre ellos cinco expresidentes, y representantes de 19 países de la región, reportó PL.
El martes, el cónclave pasó revista a los principales acontecimientos políticos que coartaron el avance de los proyectos progresistas y de izquierda durante la última década, como los golpes de Estado contra los gobiernos de Juan Manuel Zelaya en Honduras (2009), y Evo Morales en Bolivia (2019).
En ese contexto, debatieron en torno a los amañados juicios políticos con evidentes propósitos desestabilizadores que sacaron del poder a los expresidentes Fernando Lugo, en Paraguay (2012), y Dilma Rousseff, Brasil (2016).
A ello se suma la persecución judicial, una práctica conocida como lawfare (en inglés), la que se ha usado como método para impedir a líderes y fuerzas de izquierda llevar adelante sus proyectos políticos, romper órdenes institucionales y desconocer la voluntad de las mayorías, agregó el despacho.
Esa fue el caso de los exmandatarios y aspirantes a cargos públicos Rafael Correa y Lula da Silva, en Ecuador y Brasil, respectivamente, inhabilitados políticamente para evitar su victoria en las urnas y así dejar libre el camino a los candidatos de derecha, recordó el despacho.
Acerca de ello, Correa advirtió del peligro que corre la democracia en América Latina ante los ataques de la derecha a cualquier corriente de otro color político y, puntualmente, denunció el lawfare, que calificó de «brutal».
«No podemos soslayar su importancia porque es la estrategia que usa la derecha para lograr por medio de la politización de la justicia o la judicialización de la política, lo que no logra en las urnas», enfatizó.
Pero la cita también debatió acerca de los retos políticos, económicos y sociales que deberá enfrentar el progresismo regional en el futuro inmediato. En ese contexto, el Grupo de Pueblo enfatizó en la necesidad de crear y articular estrategias que contribuyan a la consolidación de los gobiernos progresistas que han obtenido victorias electorales recientes.
De esa manera estarían en mejor posición para enfrentar retos comunes para todos los países latinoamericanos como la pobreza y la desigualdad, en una de las regiones más ricas del planeta.
Durante la jornada inaugural se escucharon las intervenciones, de modo presencial o telemática, de los presidentes de Argentina y Bolivia, Alberto Fernández y Luis Arce, respectivamente, y de los exmandatarios brasileños Luiz Inacio Lula da Silva y Dilma, así del colombiano Ernesto Samper y el paraguayo Lugo.
Según reportó el sitio web El Periódico, otros temas centrales de la primera jornada fueron la integración regional y la transición ecológica.
De «laboratorio de la esperanza» calificó el Encuentro el canciller anfitrión, el mexicano Marcelo Ebrard, quien señaló que la reunión pretende elaborar no solo una propuesta de futuro para América Latina, sino también para el mundo, basada en la igualdad y la justicia social. «En nuestras manos está modificar las circunstancias actuales y actuar», sentenció.
Lula, por su parte, se pronunció por «una nueva gobernanza mundial que tenga autoridad moral para resolver conflictos, que construya más igualdad en el mundo», dijo luego de recordar que la ONU «ya no representa lo que representaba».
Se espera que el encuentro concluya con una declaración en la que recojan los puntos más importantes discutidos y las proyecciones futuras de trabajo, apuntó PL.