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Augusto Zamora Rodríguez
Dado que el gallinero atlantista está decidido a apostar por el armamentismo y la guerra, convendría recordarles que, además de sobrarles estupidez, está en las cavernas en relación al desarrollo militar de Rusia. Por ejemplo, bastaría el misil Oreshnik -ya probado con rotundo éxito en el campo de batalla-, para disolver esos delirios militaristas. Dicho misil tiene estas características:
-Autonomía de vuelo: hasta 5.500 km
-Velocidad: hasta Mach 10 (aproximadamente 12.300 km/h o 3,4 km/s)
-Cabeza nuclear: peso hasta 1,5 toneladas.
-En ojivas nucleares: potencia total de hasta 900 kilotones (equivalente a 45 de las bombas lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki)
-Ojiva: separable y ojivas con programación individualizada.
-Con capacidad de alcanzar objetivos altamente protegidos y ubicados profundamente.
-La temperatura, al momento de la explosión, alcanza los 4.000 grados centígrados, lo que garantiza la destrucción total del objetivo señalado. Para hacernos idea, la temperatura de la capa exterior del Sol es de 5.000 grados. A 4.000 grados lo devuelven a uno a partículas elementales.
El tiempo de vuelo de un misil Oreshnik a los principales objetivos en Europa es:
-A la base de defensa antimisiles de EEUU en Redzikowo, Polonia: 11 minutos.
-A la base aérea de Ramstein, en Alemania: 15 minutos.
-A la sede de la OTAN, en Bruselas: 17 minutos.
-A París: 17,5 minutos
-A Madrid: 20 minutos
No existen en el mundo sistemas de misiles antimisiles capaces de interceptar un misil Oreshnik. Rusia los está produciendo ya de forma industrial. Habría suficientes para todo el gallinero, especialmente el que cacarea en Bruselas.
El presidente Vladimir Putin retó a la OTAN a una prueba de interceptación. Desde aquí nos sumamos, encantados, a la invitación. Esperemos que ni Macron ni los británicos nos decepcionen. No es de caballeros valientes rechazar tal invitación. ¿O será que no hay caballeros y, menos aún, valientes?…