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El secretario de Estado de EEUU, Michael Pompeo, tuvo la “deferencia” (??) de viajar a República Dominicana (el país de Centroamérica con mayor contagio de Covid19, enfermedad padecida recientemente por el nuevo presidente), para participar en el acto de juramentación del mandatario, Luis Abinader, en el Congreso Nacional, siendo así el funcionario estadounidense de mayor rango en asistir a una toma de posesión desde 1978.
Luego del protocolo, Pompeo fue a lo suyo, y según el propio comunicado de la Embajada gringa, se reunió con el recién electo, donde intercambiaron sobre “oportunidades para fortalecer los vínculos y la colaboración entre los Estados Unidos y la República Dominicana en las áreas de seguridad regional y crecimiento económico. También conversaron sobre los esfuerzos hacia su objetivo compartido de una transición pacífica hacia la democracia en Venezuela“.
En la reunión en que también participaron la embajadora estadounidense en República Dominicana, Robin S. Bernstein, y el secretario adjunto interino para asuntos del hemisferio occidental del Departamento de Estado, Michael G. Kozak; Pompeo “aseguró al presidente Abinader que los Estados Unidos continuará con su amistad y alianza de larga historia para promover nuestra visión compartida de una región del Caribe aún más segura, próspera y democrática”.
Es decir, pareciera que como Abinader no podría viajar en lo inmediato a EEUU por la pandemia de la Covid 19, el secretario de Estado en persona decidió darle no sólo el espaldarazo que lo ubica como uno de sus nuevos aliados en la región, sino también las precisas instrucciones a seguir en política exterior, en particular hacia Venezuela y el Caribe, dos temas prioritarios en la agenda del Departamento de Estado.
En su curriculum se destaca que Abinader realizó posgrados en Gerencia de Proyectos en el Instituto Arthur D. Little de Cambridge, Massachusetts; Finanzas Corporativas e Ingeniería Financiera en la Universidad de Harvard y de Gerencia Avanzada en Dartmouth College en Nueva Hampshire. Discípulo prometedor, debió pensar Pompeo.
Máxima presión contra Venezuela: mención Cuba y Nicaragua.
Siguiendo los pasos de Pompeo, Robert O’Brien, asesor de Seguridad Nacional del presidente Donald Trump anunció para este lunes un viaje a Panamá y después a Colombia, acompañado por Mauricio Claver-Carone, asesor de Trump para las Américas y el jefe del Comando Sur, el almirante Craig Faller, entre otros funcionarios del Gobierno.
La agenda nuevamente: temas de seguridad, desarrollo económico y una campaña de “máxima presión contra Venezuela”. Previo a este viaje, O’Brien se reunió el domingo en West Palm Beach con miembros de la comunidad colombiana y venezolana, cita en la que presentó el “Marco Estratégico del Hemisferio Occidental”, parte de la supuesta nueva política de EEUU hacia Latinoamérica.
Muy curioso como este documento se vende así mismo como “la primera estrategia integral del gobierno para Latinoamérica, dirigida por la Casa Blanca”, que llega justo cuando el período de Trump está por terminar y, casualidad, necesita rescatar el voto latino.
Pues así las cosas, O’Brien reafirmó que EEUU seguirá manteniendo la “máxima presión” sobre el gobierno del presidente Nicolás Maduro, la prioridad de este viaje, y reiteró su apoyo al autoproclamado Juan Guaidó. Según la estrategia, se reforzará una alianza para proteger el sistema bancario panameño del “lavado de dinero de Maduro”.
Como era de esperar, el documento propone la reversión de la “desastrosa política hacia Cuba” de la anterior administración (Barack Obama) y señala a la Isla y Nicaragua como otros países de la región donde “no prospera la democracia”.
Nada, que al final de su mandato, la administración Trump continúa ofuscada en el control económico y político de América Latina, en la destrucción de los procesos progresistas de izquierda y del socialismo. Traen una nueva zanahoria para algunos y el garrote para todos. No logran promover “la democracia y el Estado de derecho” en su territorio y quieren seguir vendiendo su versión a América Latina.
El continente ha mirado más al Este y eso le causa jaquecas al Tío Sam, que quiere contrarrestar a toda prisa la “influencia extranjera”, según su nuevo plan.