Izquierda encabeza Asamblea Nacional francesa con 184 diputados

 

Prensa Latina

El Nuevo Frente Popular que integran los partidos franceses de izquierda, encabeza con 184 diputados a las fuerzas políticas representadas en la Asamblea Nacional, según los datos oficiales de las elecciones legislativas divulgados hoy.

De acuerdo con el Ministerio del Interior, detrás del bloque de insumisos, socialistas, ecologistas y comunistas se sitúa en la cámara baja el oficialista Juntos, formado por el partido gobernante Renacimiento y sus aliados, con 166 escaños, más lejos aún de la mayoría absoluta, fijada en 289 de los 577 curules en el Palacio Borbón.

Relegada a la tercera plaza quedó en el hemiciclo Agrupación Nacional (RN), organización identificada con la extrema derecha que alcanzó 143 diputados, muchos menos de los que aspiraba a conseguir para gobernar el país.

Los conservadores, liderados por el partido Los Republicanos, llevaron a la Asamblea a 65 parlamentarios, cerrando la cuenta de los bloques con presencia importante en esa instancia.

El resto de los escaños lo ocupan en la nueva legislatura francesa 19 diputados, agrupados en diversas fuerzas de izquierda (10) y otras (nueve). La ausencia de una mayoría absoluta implica un camino incierto, ya que la misma otorga a las organizaciones la posibilidad de proponer al primer ministro.

En los próximos días se sabrá cómo queda el panorama político galo, amenazado por el escenario de una crisis institucional y por una nueva disolución de la Asamblea Nacional por el presidente Emmanuel Macron, quien no podrá hacerlo hasta julio del 2025.

Francia expectante, ¿quién será su primer ministro?

En tanto, Francia decidió en las urnas una reconfiguración de la Asamblea Nacional que alejó del poder a la extrema derecha y abrió las puertas a diversos escenarios, sin claridad sobre la figura del futuro primer ministro.

El balotaje ayer de las legislativas dejó al bloque de izquierda Nuevo Frente Popular, integrado por insumisos, socialistas, ecologistas y comunistas, como la principal fuerza política con alrededor de 180 diputados.

Lo siguen el oficialista Juntos, con unos 160, y del partido de extrema derecha Agrupación Nacional (RN), con 140, todos lejos de la mayoría absoluta (289 escaños).

La víspera, poco después de conocerse los resultados, el primer ministro Gabriel Attal admitió el revés y anunció que hoy presentará la renuncia al presidente Emmanuel Macron, quien tendrá que nominar al sucesor en el palacio de Matignon y responsable de formar un nuevo gobierno.

El panorama es bien complejo, con varios escenarios sobre la mesa, todos vulnerables ante la posibilidad de que una moción de censura tumbe al gobierno formado, con hipótesis evocadas que van desde la creación de alianzas hasta la crisis institucional y otra disolución de la Asamblea, lo cual Macron no podrá hacer hasta julio del 2025.

Después de que la izquierda encabezara la cifra de escaños en la cámara baja, el líder de La Francia Insumisa (LFI), Jean-Luc Mélenchon, el primer secretario de los socialistas, Olivier Faure, y otros dirigentes del Nuevo Frente Popular reclamaron la designación de un primer ministro salido de sus filas.

La urgencia planteada por la izquierda es la de impulsar desde el poder un programa con prioridad en lo social y lo económico, que revierta la pérdida de poder adquisitivo ante la inflación, un problema que constituye por mucho la principal preocupación ciudadana.

Macron podría materializar esta demanda del campo progresista, pero voceros de su entorno le piden irse a la derecha o quedarse en el centro.

Según el ministro del Interior, Gérald Darmanin, el gobierno debería inclinarse hacia la derecha, mientras la otrora presidenta de la Asamblea Nacional, Yaël Braun-Pivet, instó al mandatario a buscar una coalición de centro, que excluya a “los extremos”, una condición en la que el oficialismo sitúa a RN y LFI.

Otra opción es la alianza entre el bloque oficialista Juntos, liderado por el partido “macronista” Renacimiento, y los conservadores, que encabezados por Los Republicanos, quedaron como la cuarta fuerza en la cámara baja, con unos 60 diputados.

Las matemáticas indican que también un primer ministro surgido de este vínculo resultaría muy vulnerable ante mociones de censura y el eventual, aunque raro, voto con el mismo fin de la izquierda y la extrema derecha, lo cual ya ocurrió en la anterior legislatura para tratar de derribar al gobierno.

Analistas manejan además el escenario de que Macron apele a un gobierno de técnicos y no de políticos para mantener a flote la gobernabilidad, algo que de suceder, sería inédito en la Quinta República, la cual comenzó en 1958.

No falta quien cite la posibilidad de una crisis institucional en Francia, que tendría en el horizonte una nueva disolución de la Asamblea Nacional, en julio del año próximo, con la esperanza de que las urnas creen una correlación de fuerzas diferente.

La expectativa domina en suelo galo, con la tranquilidad para una parte del país de que se frustró la llegada al poder de la extrema derecha, pero con mucha incertidumbre sobre el futuro.

Incluso hay comentarios que indican la renuncia de Macron como salida del atolladero político, pero el mandatario insiste en que le restan tres años en el Elíseo y en que los cumplirá al amparo de la Constitución.

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