* Palabras de Arjae Rebmann, del Partido Mundo Obrero, miembro de Solidaridad Norteamericana con Nicaragua.
En un acto de pura hipocresía, Estados Unidos y la Unión Europea han anunciado nuevas sanciones contra Nicaragua. Las sanciones son un arma de guerra, y debemos entender que el propósito de las sanciones es causar penurias y sufrimiento al pueblo de un país objetivo, con el fin de sembrar el descontento y justificar el cambio de régimen.
EEUU y la UE han acusado al presidente Daniel Ortega de «abusos de los derechos humanos y de socavar la democracia y el Estado de derecho», una acusación risible viniendo del gobierno de Estados Unidos, que se ha hecho un nombre en todo el mundo por su total desprecio por la vida humana y por sabotear la democracia allí donde se puede ganar un dólar.
Brian E. Nelson, Subsecretario de Terrorismo e Inteligencia Financiera de los EEUU, dijo que «seguimos apoyando al pueblo nicaragüense y sus llamamientos para el retorno a la democracia.» Cuando dice «pueblo nicaragüense», se refiere a una pequeña oligarquía reaccionaria y golpista, no muy diferente a los Contras anticomunistas contratados por el gobierno de Estados Unidos a inicios de la década de 1980 (por los que Estados Unidos todavía debe indemnizaciones según la Corte Internacional de Justicia y se niega a pagar hasta el día de hoy).
La verdad es que el pueblo de Nicaragua y el gobierno sandinista, a través de la revolución, ya han logrado muchas de las cosas por las cuales la gente en los EEUU todavía está luchando, incluyendo la salud gratuita, la educación gratuita, el subsidio ilimitado pagado, y más.
Como trabajador de Starbucks en Estados Unidos, tuve que luchar en todo momento para que se reconociera mi sindicato, y he visto aquí en Nicaragua cómo los sindicatos y el gobierno progresista trabajan de la mano para mejorar la sociedad para todos.
Todas estas son las razones por las que Nicaragua y los sandinistas son etiquetados como el enemigo por nuestro gobierno. La clase obrera y el pueblo oprimido de EEUU saben que Nicaragua no es el enemigo.
La verdad es que EEUU se agarra a un clavo ardiendo y aplica sanciones porque el intento de golpe de estado patrocinado por EEUU de 2018 fracasó estrepitosamente, y el deseo del pueblo de defender a su gobierno progresista sólo se hizo más fuerte.
He visto con mis propios ojos aquí el entusiasmo y el amor por el presidente Ortega. He escuchado a los campesinos y a los trabajadores contarme cómo ha mejorado su vida desde la revolución y con la ayuda del gobierno sandinista. Nicaragua ha sido capaz de construir cooperativas, hospitales, escuelas, clínicas de salud, llevar agua, electricidad y vivienda a personas que no tenían eso antes de la revolución. La devolución de la tierra a las comunidades indígenas (cosa que no ha hecho Estados Unidos), así como situar la liberación de la mujer al frente de su progreso.
Nicaragua también ha logrado una autosuficiencia alimentaria casi total, con el 95% de los alimentos producidos en el país. Puedo decir, basándome en mis propias experiencias, sin lugar a dudas, que los medios de comunicación estadounidenses mienten sobre Nicaragua y que el gobierno de Estados Unidos es culpable de todas las cosas de las que acusan al presidente Ortega, y de otras peores.
Exijo el cese inmediato de las sanciones contra Nicaragua y exigir que cumpla los Estados Unidos con el pago de la indemnización que debe. Exijo que el gobierno de Estados Unidos se quite de Nicaragua de una vez, para que Nicaragua tenga la autodeterminación que se merece.
Exijo que el gobierno de los Estados Unidos deje de preocuparse por las elecciones de otros países y comience a limpiar su propia corrupción desenfrenada y sus elecciones farsas, o tal vez abordar la actual pandemia de COVID que ha matado a más de 840.000 personas sólo en los Estados Unidos.
Joe Biden, ¡limpia tu propia casa y deja a Nicaragua en paz!