Fausto Triana | Prensa Latina
Los idilios intensos duran poco y la unanimidad menos, como parece suceder hoy a la muy aplaudida ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de París, con duras críticas por uno de los capítulos del acto.
Se trata de la escena denominada ‘Festividad’ en la fastuosa apertura de las citas deportivas cuatrienales, con una clara evocación al famoso cuadro de Leonardo Da Vinci, La última Cena, por lo que los organizadores se vieron obligados a responder de forma oficial.
Gran contraste en relación con los innumerables elogios a los actos en la noche del 26 de julio, en los cuales deslumbraron las cantantes Celine Dion y Lady Gaga, las coreografías a partir de la música, danza, ópera, historia y literatura, todo alrededor del río y los puentes del Sena, con un desfile de los deportistas inédito, en barcos y adornados por cortinas de distinta índole.
Sin embargo, la pintura de Da Vinci fue su punto neurálgico. Representa el momento en que Jesucristo declaró que un apóstol lo traicionaría.
En la ceremonia, la DJ y productora Barbara Butch, un ícono LGBTQ+, fue presentada en el centro de una hipotética mesa, rodeada por artistas drags queens y bailarines identificados con estas tendencias. La reacción de la iglesia católica francesa no se hizo esperar, a tono con el rechazo de importantes figuras de la opinión pública internacional.
La asociación de Abogados Cristianos decidió protestar ante el Comité Olímpico Internacional para «denunciar el grotesco espectáculo que tuvo lugar en la ceremonia inaugural». Fue más allá, recaba firmas de apoyo y pedirá «sanción por mofarse de los cristianos».
En esta línea, la firma estadounidense de telecomunicaciones C Spire decidió cancelar su publicidad de los Juegos Olímpicos de 2024 en París.
«Nos ha conmocionado la burla de la Última Cena durante las ceremonias de apertura de París 2024. C Spire retirará su publicidad de los Juegos Olímpicos», anunció la empresa en la red social X.
Las disculpas de los organizadores de París 2024 parecieron no convencer del todo y sus críticos subrayaron su indignación por mostrar escenas Kitsch, “con una parodia grotesca y de bastante mal gusto”.
El rechazo se enfocó asimismo en la exhibición explícita de drags queens, una modelo transexual y un cantante desnudo, con el cuerpo pintado y disfraz del dios griego del vino Dionisio o Baco.
“Nunca hubo intención de faltar al respeto a ningún grupo religioso. Toda la ceremonia intentó celebrar la tolerancia comunitaria», dijo en rueda de prensa Anne Descamps, portavoz de París 2024.
Este objetivo se logró. Si la gente se ha sentido ofendida, lo sentimos mucho, zanjó Descamps, en una frase en línea con la larga tradición de laicismo y anticlericalismo de Francia.
Un país que acepta la blasfemia como esencial dentro de la libertad de expresión.
Thomas Jolly, director artístico y artífice de la ceremonia inaugural, justificó la Escena al señalar que su intención nunca fue la subversión religiosa. «Queríamos hablar de diversidad. Diversidad significa estar juntos. Queríamos incluir a todo el mundo, así de sencillo”, acotó.
Empero, el asunto está lejos de cerrarse y ya la clase política francesa y allende sus fronteras, comenzó a posicionarse, los conservadores y extrema derecha absolutamente en contra y los centristas y la izquierda como una manifestación de tolerancia.