La derrota del actual presidente de Estados Unidos, Donald Trump, abre una nueva etapa en una carrera marcada por una deuda millonaria y causas judiciales pendientes, que podrían dar un giro cuando pierda la inmunidad que, hasta ahora, le otorgaba residir en la Casa Blanca.
Hasta seis ayudantes de Trump han sido condenados durante su mandato, desde su anterior abogado Michael Cohen, al director de su primera campaña electoral, Paul Manafort, por delitos como evasión de impuestos y obstrucción a la justicia que podrían poner contra las cuerdas al presidente saliente.
Durante su mandato, el republicano solo ha enfrentado el proceso de destitución en el Congreso («impeachment»), del que salió airoso a principios de año gracias a los votos de sus compañeros de partido en el Senado.
Pero su derrota en las urnas cambia el escenario. Estos son algunos de los frentes que Trump encara:
OBSTRUCCIÓN A LA JUSTICIA POR EL FAMOSO «RUSIAGATE»
La injerencia rusa en las elecciones de 2016 ocupó miles de titulares y centró la atención del país desde que Trump tomó posesión.
Tras años de investigación, el fiscal especial Robert Mueller afirmó ante el Congreso que «no» exoneraba al gobernante de ningún delito de obstrucción a la justicia, por el que podría ser enjuiciado cuando abandone la Casa Blanca.
En su informe, Mueller escribió que no podía imputar a Trump mientras era presidente porque no tenía pruebas de una presunta colaboración entre el Kremlin y su equipo de campaña de 2016, pero destacó que si hubiera estado «seguro» de que el presidente «claramente no había cometido un crimen de obstrucción a la justicia», entonces lo habría dicho. Y ese último caso se estudiaría ahora.
VIOLAR LEYES DE FINANCIACIÓN ELECTORAL
Fue uno de los primeros escándalos que salpicaron su Presidencia: el pago de 130.000 dólares a la actriz porno Stormy Daniels, amante de Trump, que recibió esa cantidad para que no hablara sobre el romance durante la campaña electoral de 2016.
Primero Trump negó todo, luego admitió que hizo el pago con dinero de su bolsillo y finalmente la justicia condenó al entonces abogado del mandatario, Michael Cohen, con un ingreso en prisión por violar las leyes de financiación de campañas electorales entre otros delitos, incluida la evasión de impuestos.
Después, Cohen demandó a la Organización Trump y dijo que se arrepentía de haber trabajado para el presidente, a quien acusó de «racista», «estafador» y de ser un «fraude».
FRAUDE BANCARIO
Es una de las investigaciones que sigue en curso y que más preocupa a Trump.
La fiscalía del estado de Nueva York lleva un tiempo recopilando datos de sus declaraciones de impuestos y transacciones bancarias, que podrían ser «potencialmente inadecuadas».
Los investigadores sospechan que tanto el mandatario como sus empresas habrían cometido fraude bancario al ocultar el verdadero estado de sus negocios para solicitar créditos y seguros. De hecho, hay entidades bancarias que no trabajaban con él por este motivo.
Trump ha intentado parar el proceso en los tribunales sin éxito, ya que un hipotético perdón presidencial solo se aplicaría a casos federales y no le eximiría de este supuesto delito.
UNA DEUDA MILLONARIA Y MALAS CUENTAS
Además, ha sido el único presidente estadounidense en décadas que se ha negado a publicar sus declaraciones de impuestos. Algo conocido por una filtración del diario The New York Times que Trump niega.
De acuerdo con el periódico, Trump es «personalmente responsable» de una deuda de 300 millones de dólares que vence en los próximos cuatro años.
Si a esa cantidad se suman los débitos asumidos por sus negocios, ascendería a los 900 millones.
BATALLA CON LA «HACIENDA ESTADOUNIDENSE»
El presidente también tiene pendiente desde hace una década una batalla con el Servicio de Recaudación de Impuestos (IRS, en inglés), la Hacienda de EE.UU., que ha cuestionado la legitimidad de un reembolso de 72,9 millones de dólares que Trump reclamó y recibió de esa institución después de haber declarado enormes pérdidas.
Trump supuestamente tampoco ha pagado ningún tipo de impuesto por ingresos en diez de los últimos 15 años por declarar pérdidas y en 2016 tan solo pagó 750 dólares en impuestos federales.