Oleg Yasisnky | RT
En Rusia existe el dicho «una cucharada de alquitrán en un barril con miel», o sea, alguna cosa mala, supuestamente insignificante, puede echar a perder todo lo bueno. La reciente gran noticia sobre la liberación de Julian Assange parece lo contrario: una cucharada de miel en el barril de alquitrán de las noticias recientes.
Todas las personas buenas del mundo, independientemente de los mil desacuerdos y discusiones por otros temas que puedan tener entre ellas, están simplemente muy felices por esta noticia. Es una gran victoria de nuestra esperanza, en una situación en la que parecía que ya nada había que esperar.
Antes de su largo y a todas luces injusto calvario, Assange y el equipo de WikiLeaks que formó estaban realmente cambiando el mundo. Salvaron un sinnúmero de vidas con sus valientes revelaciones. Creo que, en ese sentido, fueron mucho más eficaces que la ONU y varias otras organizaciones burocráticas internacionales juntas. Obviamente, de todo corazón también me alegro por Assange y sus seres queridos.
Su largo viaje desde la prisión de Belmarsh hasta la casa de su familia en Canberra, con una parada judicial en una isla, parece una película de ficción. Y aún más surrealista es el detalle público de su arreglo con la Justicia estadounidense. Supuestamente, el Tribunal Federal del Distrito de la isla de Saipán lo puso en libertad tras declararse culpable de violar la Ley de Espionaje (que es de un país que oficialmente no tiene nada que ver con Assange).
Durante la comparecencia, el juez le preguntó cuál era exactamente su delito. «Mientras trabajaba como periodista, induje a mi fuente a proporcionar información supuestamente clasificada», respondió Assange. Señaló, sin embargo, que la Primera Enmienda de la Constitución estadounidense, que garantiza la libertad de expresión y de prensa, «protegía» su labor periodística. Tal vez, alguien nos pueda explicar si esto significa «declararse culpable».
Recordemos ahora algunas declaraciones de los altos funcionarios estadounidenses, cuando su país recién empezaba la guerra contra Assange (me imagino y entiendo su prisa, antes de la pandemia y antes del Maidán ucraniano):
Sarah Palin, excandidata republicana a la vicepresidencia de EEUU en noviembre de 2010, afirmaba: «Assange es un operador antiestadounidense con sangre en sus manos. ¿Por qué no fue perseguido con la misma urgencia que perseguimos a los líderes de Al Qaeda y el Talibán?»
Newt Gingrich, excandidato presidencial en las primarias republicanas, en diciembre de 2010, explicaba:»Julian Assange está involucrado en terrorismo. Debe ser tratado como un combatiente enemigo. WikiLeaks debería ser clausurado permanente y decisivamente».
Hillary Clinton, excandidata demócrata, en noviembre de 2010, según una publicación de WikiLeaks, preguntaba a sus colegas: «¿No podemos simplemente atacar a este tipo con un dron?».
También recordemos que Julian Assange no robó ningún documento de EE.UU., sino que, como cualquier periodista, al recibirlos solo los puso en conocimiento público.
La persona que sustrajo los documentos clasificados, un ciudadano estadounidense, hace años fue castigado con prisión. Los documentos clasificados eran testimonios de crímenes de Estado. Masivos y normalizados por el «principal defensor de la democracia» en el mundo. Aquí podemos citar unos fragmentos de un documento de Reporteros Sin Fronteras:
Mito: Es un “traidor” que debe ser juzgado en EEUU
Realidad: Assange no es ciudadano estadounidense, nunca ha vivido en EEUU y no tiene ningún vínculo significativo con ese país. Es un ciudadano australiano que vivía y trabajaba en Londres cuando el Gobierno estadounidense abrió el caso contra él. […]
Mito: Es un informante que filtró información clasificada.
Realidad: Assange desempeñó un papel distinto al de un denunciante de corrupción o ‘whistleblower’; él mismo no filtró información clasificada, sino que publicó información que le fue filtrada. La autora de la filtración, la exanalista del Ejército Chelsea Manning, ya había cumplido más de siete años de prisión antes de que el presidente Obama conmutara su condena de 35 años, declarando que era «muy desproporcionada en relación con la que han recibido otros filtradores». […]
Mito: Expuso a personas deliberadamente a situaciones de riesgo.
Realidad: Julian Assange nunca expuso deliberadamente a nadie a ningún peligro, y tomó medidas proactivas para salvaguardar a aquellos que podrían verse afectados por la divulgación de datos no censurados en una situación extraordinaria que estaba más allá de su control.
La publicación inicial de los datos no censurados no fue realizada por WikiLeaks, y cuando Assange tuvo conocimiento de que la publicación era inminente, instó al Gobierno de EEUU a tomar medidas para proteger a posibles afectados. WikiLeaks colaboró con un consorcio de medios de comunicación profesionales, incluidos The New York Times, The Guardian, Le Monde, Der Spiegel y El País, para analizar periodísticamente la información filtrada.
La contraseña fue divulgada públicamente por uno de estos medios asociados, lo que permitió a terceros acceder y publicar los datos sin censura. Posteriormente, WikiLeaks volvió a publicar los datos. A pesar de que el Departamento de Justicia de EEUU nunca ha procesado a nadie más que a Assange por la publicación de estos datos, no ha presentado evidencia de daño real causado a personas como resultado de la divulgación».
Conociendo algo de la naturaleza del sistema que una vez atrapó a Assange y lo mantuvo como rehén durante tantos años, es nuestro deber poner mucha atención a lo que viene de aquí en adelante. ¿A qué otro plan se debe tanta generosidad de los poderes asesinos?
Ya está bastante claro que al salvar de la muerte en la cárcel a un hombre mundialmente conocido y popular (además, inocente) el Partido Demócrata estadounidense está sacando una de sus propias cartas electorales en busca de los votos del «público progresista».
El principal causante de las injusticias, crímenes, vejámenes y mentiras del mundo moderno enemigo, que continúa empujando nuestro planeta hacia una destrucción nuclear, ahora se pone una máscara de nobleza para sacarse un ‘selfi’ y difundirlo por todo el mundo. Supuestamente, esto se hace a cambio de una confesión de la víctima por un crimen que no cometió. Esta es la parte visible del iceberg. Pero, ¿será todo?
¿Existirá un proyecto para utilizar a Assange en una nueva jugada de sus ‘libertadores’? Es una persona que ha estado literalmente aislada del mundo y de sus noticias durante muchos años. Si alguien hubiera estado durmiendo este último tiempo y despertara hoy, no sé si creería la realidad de lo que vivimos mundialmente.
Julian Assange fue víctima de una brutal presión psicológica durante todo este tiempo, las condiciones en la cárcel londinense de alta seguridad que enfrentó no fueron muy acogedoras, su salud quedó severamente perjudicada y tomemos en cuenta que al servicio del sistema están los mejores psicólogos, además de las posibilidades de influencia farmacéutica en el cerebro humano que ahora son enormes. ¿Se le dará realmente a Assange la oportunidad de descansar y volver a la vida familiar de la que le han privado durante tanto tiempo o el sistema tiene hoy planes completamente distintos para él?
Pido disculpas por la vuelta de la miel al alquitrán. Las lecciones de todos los acontecimientos recientes no dejan lugar a otra lógica. Ojalá sean infundadas todas estas sospechas. Y pase lo que pase, desde ahora en adelante, Julián Assange para millones de personas de los cinco continentes, para siempre y con mucho mérito, quedará como un héroe.