La derecha boliviana y su “jugada cantada”

Elso Concepción Pérez | Granma

Si en algo ha cumplido la derecha boliviana es que siempre aseguró que «no reconocería el resultado electoral si Evo Morales ganaba».

Es, sin lugar a duda, la filosofía de la cacareada democracia neoliberal, enemiga de los pueblos, y con dotes dictatoriales cuando sus representantes no son beneficiados por el apoyo del pueblo.

Por tanto, como recoge la expresión popular, es una «jugada cantada», un patrón apoyado por quienes aúpan a esa derecha para convertir a la Bolivia de Evo, el país de mayor crecimiento en toda la región, de avances sociales y respeto internacional, en un símbolo de inestabilidad, al estilo de Ecuador, Chile, Brasil y Argentina.

Ya hay medios de prensa internacionales, como BBC Mundo, que titulan «Mesa denuncia un fraude escandaloso en el recuento de los votos y la OEA muestra su profunda preocupación».

Mientras, elementos de la extrema derecha han comenzado a realizar acciones violentas.

En el caso de la OEA de Luis Almagro, especializada en el chanchullo y en sembrar dudas, dijo estar sorprendida por el cambio drástico y difícil de justificar en la tendencia de los resultados preliminares.

Los datos ofrecidos por el TSE tras el parón de 24 horas, según la OEA, presentan un cambio inexplicable de tendencia que modifica drásticamente el destino de la elección y genera pérdida de confianza en el proceso electoral.

Dando por segura una segunda vuelta, como ya había celebrado el derechista Carlos Mesa, el representante de la OEA, se adelantó en señalar: «Oportunamente, la misión que presido dará un informe con recomendaciones de cara a una segunda vuelta».

Morales, por su parte, ha afirmado: «Ganamos una vez más, son cuatro elecciones consecutivas que ganamos, es histórico e inédito».

«El esfuerzo, el compromiso con Bolivia no ha sido en vano, hemos enfrentado tantas mentiras, pero igual el pueblo boliviano se ha impuesto para continuar con el proceso de cambio», dijo.

Para ayer miércoles, las organizaciones sociales de Bolivia convocaron al pueblo a una movilización masiva para defender el triunfo electoral de su presidente Evo Morales.

Una vez más se trata de la salvaguarda de un proyecto cuyo único beneficiario es el pueblo, diferente del proyecto del aspirante Carlos Mesa, que propiciaría la vuelta al neoliberalismo, la entrega del país al FMI y la renuncia a los programas sociales.

La derecha debe convencerse de que el pueblo votó por Evo, y si es inteligente, debe resolver las diferencias con el diálogo, no con la violencia.

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