Emir Sader*
Cuando perdió la capacidad de control de los movimientos populares, la derecha latinoamericana apeló a los golpes y dictaduras militares. Sometió a un país como Brasil a 21 años de un régimen de terror, que extendió a Uruguay, Chile y Argentina durante muchos años.
Posteriormente, sometió prácticamente a todos los países del continente a modelos neoliberales, que despilfarraron el patrimonio público, destruyeron derechos históricos de los trabajadores, promoviendo la más grande exclusión social que nuestros países han conocido. Una vez en los años 1990, otra en la segunda década de este siglo.
Pero han fracasado brutalmente. Los gobernantes de la primera ola neoliberal se volvieron malditos en sus países, varios de ellos fueron encarcelados, nunca más volvieron a ser electos. En su segunda ola, la derecha ha demostrado que no tiene otra cosa que proponer a nuestros países que no sean ajustes fiscales, privatizaciones, exclusión social, hambre y miseria. Han fracasado de nuevo.
Han fracasado en México, después de someter el país a tres décadas de neoliberalismo y de sometimiento a los EEUU, haciendo del país un inmenso desastre político, social y de violencia diseminada. López Obrador ha sido elegido como el presidente con más apoyo en toda la historia del país.
Han fracasado en Argentina, después de volver a imponer el mismo modelo del pasado. En poco más de 2 años han fracasado y fueron derrotados por el voto democrático de la mayoría de los argentinos, que prefieren un país con desarrollo económico y distribución de renta.
Han fracasado en Ecuador, al intentar hacer retroceder el país al modelo que ya había fracasado y había sido superado durante diez años. Con movilizaciones populares que han hecho al gobierno retroceder en sus medidas antipopulares.
Fracasan en Brasil, cuando intentan liquidar todos los avances de gobiernos del PT durante 12 años, apelan a un personaje descalificado y comprometido con la corrupción y asesinatos, que queda reducido a menos de 1/3 del apoyo que ha tenido ya en su primer año de gobierno, con Lula favorito para volver a ser presidente del país.
Fracasan en Chile, modelo neoliberal en el país que fue siempre presentado como el caso más exitoso, ahora el gobierno es rechazado por la gran mayoría de la población, que no se desmoviliza incluso frente a promesas de concesión absolutamente contrarias a las políticas neoliberales.
Fracasan en Colombia, con las más grandes movilizaciones populares de rechazo a las medidas neoliberales del gobierno derechista, que no se frenan y se amplían, llevando a la derrota del gobierno uribista.
Para volver al gobierno en Bolivia, no disputan democráticamente, donde han perdido, sino que apelan a un golpe, centrado en las FFAA, para sacar a un presidente que se había elegido y reelegido siempre de forma democrática.
Colocan en la presidencia a un personaje que ha tenido 3% de los votos, sin legitimidad ni legalidad, que se sostiene en base a la represión violenta de la población que protesta y de la prisión de líderes opositores. Solo así, rompiendo con la democracia, imponiendo un régimen de terror, la derecha logra volver al gobierno en Bolivia, huyendo de elecciones democráticas.
En Uruguay, la derecha ha ganado, por 28 mil votos, en elecciones democráticas, para lo cual tuvo que contar con la extrema derecha, que ha insuflado el tema de la seguridad pública, en un país que ha mejorado substancialmente en términos económicos y sociales, con conquistas democráticas inéditas en todo el continente.
La derecha necesita de la extrema derecha para tener mayoría y gobernar, sin tomar en cuenta el fracaso del modelo que pretenden restaurar en el país reflejado en los otros países del continente: México, Argentina, Brasil, Chile, Ecuador, Colombia.
La derecha latinoamericana ha fracasado, porque su modelo, el neoliberal, no logra retomar el crecimiento económico, promoviendo la exclusión social, el desempleo y la miseria. Y porque tiene frente a si, a representantes de gobiernos que si han logrado retomar la expansión económica con distribución de renta y reconocimiento de los derechos fundamentales de toda la población.
* Sociólogo y científico político brasileño, es coordinador del Laboratorio de Políticas Públicas de la Universidad Estadual de Rio de Janeiro (UERJ).