Si China logra construir el canal interoceánico atravesando Nicaragua habrá dado un paso seguro para el predominio en el comercio mundial.
Si la inversión china de 50 000 millones de dólares alcanza este objetivo competirá fuertemente con el Canal de Panamá y tendrá la capacidad para controlar el transporte e intercambio de mercaderías en este siglo.
Pero esto no implicará necesariamente que China se enfrente a los Estados Unidos para disputarle la influencia política sino que se establecerá pacífica y respetuosamente un equilibrio entre dos potencias que serán locomotoras de la economía mundial.
Para alcanzar un desarrollo armónico China debe trabajar muchísimo, teniendo en cuenta que debe alimentar a más de 1 300 millones de habitantes, pues hasta ahora solo una parte de su inmensa población ha podido satisfacer sus necesidades básicas.
Entonces necesita labrar su crecimiento a largo plazo sobre bases sólidas y de largo alcance, asegurándose la captación de materias primas indispensables para sostener su desarrollo industrial y tecnológico, mediante la compra de minas y yacimientos y no solo a base de compras anticipadas como es ahora.
Xi Jinping, el líder que gobierna China, tiene como objetivo un crecimiento moderado pero seguro, en lugar el ritmo acelerado de las últimas décadas, a base de un fuerte impulso a la innovación productiva sin descuidar la captación de materias primas, incluyendo el 60% del petróleo que consume.
China tiene la ventaja de que ha desarrollado un sistema de planificación decenal que se ha cumplido eficazmente a base de una rigidez política que le permite alcanzar lo que se propone, sin oposición interna.
Sus líderes actuales quieren seguir adelante con seguridad en el largo plazo, manteniendo la estabilidad y credibilidad en sus decisiones. Hemos constatado la validez de su política pragmática, pues mantiene relaciones diplomáticas y comerciales con casi todos los países del mundo, en donde no solo invierte en producciones que le conviene sino que otorga préstamos utilizando eficazmente sus excedentes monetarios.
Su pragmatismo le ha llevado a aceptar inversiones del capitalismo occidental, por ejemplo en hoteles de lujo a base de comodatos del terreno en donde se construyen y facilitando la inversión extranjera y la transferencia tecnológica para construir infraestructura e implantar industrias modernas de alta productividad y sobre todo mejorar la calidad de su producción.
El Ecuador ha privilegiado las relaciones financieras con China como una alternativa pragmática, pero es necesario evitar una exagerada dependencia y mejorar las condiciones de los préstamos en costos y en plazos largos y principalmente cuidando la buena calidad de las obras encargadas a las empresas chinas y utilizando los préstamos de modo eficaz y productivo.
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