Juana Carrasco Martín | Juventud Rebelde
Se rompe el hechizo. Parece que se resquebraja la empática, aunque interesada alianza, Donald Trump-Elon Musk. ¿Será cierto?
El multimillonario dueño de Tesla, SpaceX y la red X, entre otras significativas propiedades, y principal inversor en la campaña electoral con la que Donald Trump alcanzó la Casa Blanca por segunda ocasión, está decepcionado por la «Gran y Hermosa Ley», el grandilocuente epíteto utilizado por el presidente estadounidense para identificar a su proyecto presupuestal, la ley de impuestos y gastos, que el Congreso discute. Ya la Cámara de Representantes lo aprobó y el Senado se dispone a debatirlo.
El desencanto del hombre más rico del mundo se ha hecho público con su motivación, Musk afirma que mina sus esfuerzos por reducir el déficit federal de EEUU, a lo que le ha dedicado tiempo desde que Trump le nombrara a cargo de DOGE, el controvertido —alabado o vilipendiado— Departamento de Eficiencia Gubernamental.
Ese sabueso ha metido sus narices en buena parte de las estructuras fundamentales de la administración para recortar gastos y empleos y puso patas arriba intereses poderosos por una parte, y también provocó las suspicacias de quienes husmearon a su vez segundas intenciones, vinculadas a una inmensa e increíble compilación de informaciones de los registros secretos del Estado y que pueden beneficiar a las empresas de la comitiva multimillonaria del trumpismo.
Todo un tema este último que se vincula a la corrupción…, tal y como también esta se expresa en gastos fiscales como los dedicados a la Defensa y que enriquecen a las industrias militares, con la mejor tajada del gran pastel.
El «distanciamiento» de Musk, quien llegó a dar conferencias de prensa desde el mismísimo Despacho Oval bajo la entrañable mirada de Trump, y asistió a las reuniones del Gabinete como uno más, se intuyó o hizo evidente cuando dejó la dirección de DOGE para dedicarse de nuevo a tiempo completo a sus empresas capitales, que al parecer no habían ganado lo suficiente tras algunas medidas gubernamentales como las políticas arancelarias, a las que en buen cubano diríamos son la conga trumpiana, un pasito adelante y otro para atrás.
Ahora Musk ha dado una entrevista a la CBS, que será trasmitida «completa» el domingo, donde dice: «Francamente, me decepcionó ver el enorme proyecto de ley de gastos, que aumenta el déficit presupuestario, no solo lo reduce, y socava el trabajo que está realizando el equipo de DOGE».
El proyecto fiscal tiene aumentos considerables en áreas habituales como la defensa y en una predilección de Trump, la seguridad fronteriza, repelente de los inmigrantes sureños. Y esto puede asegurar los intereses muskianos que están relacionados, por eso se califican de pura hipocresía las declaraciones públicas de que el propósito de DOGE, Musk y Trump es eliminar el despilfarro, el fraude y el abuso en los gastos federales.
En realidad, el voluminoso presupuesto que de seguro logrará ser aprobado, garantizan a SpaceX nuevos miles de millones de dólares en próximos contratos espaciales, pues es uno de los principales candidatos en la construcción del sistema de defensa «Cúpula Dorada», ahora niña de los ojos de Trump, valorado en 175,000 millones de dólares a ejecutar en tres años.
En esa lista gananciosa su fusionada empresa de inteligencia artificial, la xAI Holdings, valuada en 113,000 millones de dólares, más del triple del valor conjunto que tenían ambas compañías, según publicó Forbes Argentina. Como tampoco pueden obviarse las ventajas de Starlink en sus operaciones internacionales, con el apoyo explícito de la administración casablanquina, en especial del oportunista secretario de Estado, Marco Rubio, quien instruyó a sus funcionarios para que impulsen y presionen a los gobiernos extranjeros con el fin de agilizar las licencias para Starlink, según informó ProPública.
También es verdad, que las ganancias de Tesla se han «reducido» respecto a lo esperado, al caer el precio de sus acciones; sin embargo, siguen siendo 35 por ciento superior a los de igual etapa en 2024; pero en todo lo demás, como se ha demostrado, Musk solidificó su posición de hombre más rico del mundo con un capital de 419,000 millones de dólares.
Musk puede encontrar satisfacción en los recortes de la grande y bella ley, aunque estos afectan solo a los más vulnerables ciudadanos, Medicare y Medicaid, y el sistema educacional para citar algunos. Pero lo que vale es su otra cara, beneficia a los ricos recortando sus impuestos.
De manera que lo único perdido por Musk es el favor de los estadounidenses. Según encuesta Reuters/Ipsos mostró una imagen negativa del multimillonario el 58 por ciento de los consultados y solo el 39 por ciento lo aprobó.
Sin embargo, y esto es una contradicción en la posición del Sr. Musk —por cierto musk es almizcle, y para aumentar nuestros saberes esa es la sustancia grasa, untuosa y de olor intenso que algunos mamíferos segregan en glándulas situadas en el prepucio, en el perineo o cerca del ano, y a pesar de ello por esas características es la base de ciertos preparados cosméticos y de perfumería. La ambivalencia destaca.
De manera que, el no, pero sí, entre Musk y Trump debemos interpretarlo como el enmascaramiento para guardar las apariencias en una liga de intereses muy difícil de quebrar, la implantación abierta de la oligarquía en funciones de gobierno. Farsantes…