No deja de resultar curioso ver la forma en que un burgués y oligarca como el ingeniero Enrique Bolaños Gayer, interpreta la historia de Nicaragua.
Cuando era vicepresidente en el gobierno del Dr. Arnoldo Alemán, Bolaños se reunió con un grupo de chilenos, a quienes describió una Nicaragua a la medida de las familias que durante siglos dominaron la política y la economía del país.
Don Enrique apenas tocó el tema de la masacre a los indígenas nicaragüenses y para él, durante el “siglo XVII la colonia se caracterizó por una modesta y pacífica prosperidad de los habitantes y su expansión hacia el interior del país, donde fue necesario someter y cristianizar a tribus aisladas”.
Los indígenas del Caribe que enfrentaron a los españoles en sus intentos por avasallarlos, fueron solamente “Hordas de indígenas miskitos y sumus, armados por los colonos ingleses de Jamaica, solían incursionar en los pueblos interiores de Nicaragua en son de asalto y rapiña”
Y más acá en el tiempo, en una época que a él le tocó vivir, no vio o no quiso ver la sangrienta guerra que el gobierno de los Estados Unidos, con Ronald Reagan a la cabeza, provocó en Nicaragua al financiar a ex oficiales y miembros de la Guardia Nacional somocista que huyeron a países vecinos.
Bolaños describió a los chilenos que a “mediados del 80 surgió una oposición armada “de campesinos confiscados” que se denominó internacionalmente como ‘La Contra’”.
Los Contras de Reagan, según don Enrique, “rápidamente hallaron apoyo en exiliados nicaragüenses en Costa Rica y Honduras. Ello generó en muchas oportunidades conflictos fronterizos de todo tipo. Incluso, la Contra recibió apoyo económico de muchas instituciones de los Estados Unidos”, señala, quitando de un plumazo la responsabilidad criminal del gobierno gringo, reconocida posteriormente de manera oficial por los mismos Estados Unidos.
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