Más de 36 horas de nevadas y fuertes vientos paralizaron la costa Este de EE UU bajo un manto de más de medio metro de nieve.
Tras la tormenta, lo que ha llegado a Estados Unidos no es exactamente la calma, sino el trabajo monumental de retirar las toneladas de nieve, los servicios de transporte y algunas carreteras en jaque y el lamentable atestado de al menos 26 personas muertas. Varias de ellas han fallecido mientras trabajaban en limpiar las calles durante la nevada. Para Nueva York, ha sido la segunda peor en siglo y medio.
Washington necesitará varios días para regresar a su actividad normal tras una sacudida de nieve que durante 36 horas ha bloqueado 20 estados de la costa oeste con más de 80 millones de ciudadanos. Los más de 60 centímetros de nieve que se acumulan en la mayoría de sus calles han obligado al ayuntamiento a decretar el cierre de los colegios públicos y universidades durante el lunes. La decisión también afecta a las escuelas de la región, en Maryland y Virginia, así como a las oficinas federales. El gobernador de Maryland, Larry Hogan, declaró este domingo que “la vuelta a la normalidad llevará tiempo”.
La red de metro, la segunda con más pasajeros de todo el país, abrirá a primera hora de la mañana y no cobrará por los trayectos, pero solo operará en estaciones cubiertas y no en todas las líneas. Los autobuses de la capital solo circularán en vías consideradas esenciales, y cada media hora entre las 12 y las 5 de la tarde, por lo que la mayor parte de la ciudad seguirá sin transporte público. Los cierres afectan también al Congreso, que ha suspendido toda su actividad hasta el 1 de febrero.
Las autoridades de la capital insistieron durante todo el fin de semana en que el final de la tormenta, una de las peores que se recuerdan en su historia, no significa que las calles vuelvan a ser seguras. Las tareas de limpieza podrían demorarse hasta el final de la semana. Este domingo se repetían escenas de vecinos intentando despejar sus coches, bloqueados bajo un bloque de nieve, para después encontrar que aún no podían avanzar por las calles. Como medida disuasoria, el Ayuntamiento anunció este fin de semana multas de 750 dólares a quienes intentaran circular y se quedasen atrapados en una vía, impidiendo el paso de las máquinas quitanieves o vehículos de emergencia.
Hay estados peores. En Carolina del Sur y Carolina del Norte, dos de los primeros Estados en sufrir el impacto de Jonas el pasado viernes, aún hay 140.000 residentes sin energía eléctrica. La tormenta y las inundaciones también han causado cortes a 49.000 vecinos de Nueva Jersey, al norte.
En Nueva York las cosas van regresando más rápido a la normalidad. «La nieve va a quedarse con nosotros un tiempo, pero creo que lograremos recuperar la buena cara en las próximas 24 horas», decía el domingo el acalde de Nueva York, Bill De Blasio. La Bolsa operará con normalidad, los colegios abrirán y el metro vuelve progresivamente a estar operativo, aunque con algunas demoras.
Ya el domingo la ciudad había vuelto a la vida. Si el sábado se prohibió la circulación de coches y paró el tráfico de autobuses (la propia ventisca y el medio metro de nieve en el suelo ya lo hacía casi imposible), y el metro paró en muchos tramos, el domingo salió un sol radiante que convirtió Central Park es un blanco parque temático. Las familias jugaban con trineos y esquís y las tiendas, muchas de las cuales había permanecido cerradas el día, se volvieron a llenar de clientes.
Las autoridades pidieron igualmente que no salieran con los coches salvo que fuera imprescindible. “Nuestros operarios están trabajando sin descanso y debemos darles espacio para despejar las carreteras, si salen, manténgase alerta por el hielo y las frías temperaturas”, dijo De Blasio.
Atrás había pasado la segunda peor tormenta en un siglo y medio, muy cerca del récord de 2006, con mas de 60 centímetros de nieve. En Nueva Jersey la situación es peor porque tendrá que lidiar con los daños producidos por las inundaciones.
Se han tenido que cancelar más de 9.000 vuelos desde que comenzó la tormenta en la costa oeste. El aeropuertos neyorkino JFK aún sufre cancelaciones. En Washington, Reagan National y Dulles International ya habían retirado la nieve de sus pistas en la noche del domingo, pero su servicio será limitado durante el lunes y no recuperarán la actividad normal hasta dentro de varios días.
En estas 36 horas de infarto, las autoridades habían pedido a todos los ciudadanos que no salieran a la calle por las condiciones “de vida o muerte” que trajo la tormenta. En la capital, la nieve comenzó a caer a mediodía del viernes y no cesó hasta medianoche del sábado, con momentos de visibilidad nula por la intensa nevada y los fuertes vientos.
La tormenta Jonas recorrió en 36 horas más de 1.600 km. En Kentucky y Pensilvania, dejó a decenas de vehículos atrapados en tramos de carretera bloqueados por la nieve. En Nueva Jersey, la crecida del nivel del mar ha causado inundaciones que superan a las causadas por el huracán Sandy en noviembre de 2012.
La masa blanca acumulada en Central Park, punto de referencia habitual para calibrar el nivel de una tormenta en la ciudad de Nueva York, alcanzó finalmente los 26,8 pulgadas (más de 66 centímetros), muy cerca del récord de la nevada de 2006 (26,9 pulgadas).
“No me importa lo duros que seamos los neoyorquinos”, había dicho por la noche el gobernador del Estado Andrew Cuomo. “Las carreteras son muy peligrosas y la situación sólo va a empeorar”. Tanto en la capital como en Nueva York la tormenta Jonas cobró fuerza en sus últimas horas, derramando aún más nieve de la esperada justo antes de apagarse. Este domingo, la tempestad ha dado paso a cielos despejados y temperaturas por debajo de los cero grados que no ayudarán a deshacer la nieve acumulada.