Granma
* La guerra contra Irán no ha cesado, sino que se ha llevado a un nivel que solo conduce al conflicto.
Desde hace varias décadas, Estados Unidos e Israel se han propuesto establecer una matriz contra Irán, alegando como pretexto el desarrollo nuclear por parte de la nación persa.
El poder mediático occidental, más el dominio por parte de los distintos gobiernos estadounidenses de casi todas las instancias de organismos internacionales, han sido estandartes para querer hacer rendir a Teherán.
Paralelamente, las sanciones económicas y otras han llevado al país a desarrollar la iniciativa nacional, tanto en lo militar como en lo económico. Pero la guerra contra Irán no ha cesado, más bien se ha llevado a un nivel que solo conduce al conflicto. Israel, incluso, insiste en su destrucción.
En todo este contexto, la República Islámica de Irán, gústele o no al Gobierno sionista israelí, ha hecho de la paz su más sagrado y anhelado objetivo, y para lograrlo ha extendido y fortalecido sus vínculos con países árabes, así como con Rusia, China y otros.
El momento actual muestra un gobierno sionista, alentado por un tutor como Estados Unidos, que bate palmas por los asesinatos de dirigentes palestinos, libaneses e iraníes, y que masacra, de la manera más cruel, a toda una población en Gaza, donde más de 20,000 niños han sido exterminados, la mitad de todos los muertos por las bombas y cohetes de Israel en esa zona.
Una contundente declaración, este miércoles, del presidente iraní, Masud Pezeshkián, precisó: «No buscamos la guerra, es Israel quien nos obliga a reaccionar». Se refería el mandatario persa al lanzamiento de cientos de misiles iraníes contra objetivos militares y de inteligencia de Tel Aviv.
La escalada de confrontación es hoy mayor y más peligrosa que nunca. El precio del petróleo –gran preocupación internacional– se ha disparado, y hasta el primer ministro israelí ha declarado «persona no grata» al secretario general de la ONU, António Guterres.
Rusia, en tanto, ha advertido que «Oriente Próximo se desliza hacia el abismo de una nueva gran guerra». Vale entonces la máxima de que la paz solo puede ser alcanzada, evitando la guerra.
La comunidad internacional y los organismos creados para ello tienen la gran responsabilidad de actuar con urgencia. Solo así habrá paz.