* Un artículo aleccionador sobre el uso que le da la oposición a las redes sociales. Los gobiernos progresistas pecaron de ingenuos y subestimaron la maldad con que operan los grupos entrenados para usar la tecnología moderna en la desestabilización.
Los gobiernos progresistas de Latinoamérica tienen la necesidad de repensar cómo movilizar a la sociedad a través de las redes digitales frente a las nuevas formas de oposición manifiestas, sostuvo el periodista hispano-francés Ignacio Ramonet, durante una conferencia en el Centro de Investigación y Estudios Superiores de la Comunicación para América Latina (Ciespal), con sede en Quito Ecuador.
“Lo que tienen que hacer los gobiernos progresistas es reflexionar cómo también deben movilizar las redes sociales. Explicó que las redes sociales y en su uso inteligente es donde se está produciendo “la batalla” con los poderes: económico, empresarial, judiciales y mediáticos, que buscan desestabilizar a los gobiernos elegidos en las urnas como está sucediendo en Brasil, Argentina y Venezuela.
“Parece como si las urnas ya no fueran el determinante fundamental para modificar la continuidad política y crear una alternancia en la medida en que desde que empezó este ciclo progresista en Latinoamérica hace 16 años, ningún gobierno progresista en la región ha perdido una elección presidencial”, anotó.
El catedrático, autor sobre temas de comunicación política, señaló que hace unos 16 años los gobiernos progresistas que llegaron al poder eran “muy ingenuos”, respecto del accionar de los medios de comunicación y no hicieron una reflexión política sobre su capacidad desestabilizadora, pues buena parte de ellos participaron de manera decisiva en golpes de Estado, como en el caso de Venezuela, contra Hugo Chávez 2002.
También dijo que la oposición ha aprendido a aprovechar los medios alternativos digitales como WhatsApp y Facebook para movilizarse, a partir de la experiencia de los movimientos de Georgia, Ucrania, las llamadas “revoluciones de colores” y la “Primavera Árabe”, los indignados españoles, con consecuencias importantes y decisivas en algunos casos y fue lo que ocurrió con el gobierno venezolano el año pasado con las llamadas “guarimbas”.
“Precisamente la reflexión sobre la batalla mediática tiene que ser permanente porque los medios se mueven sin cesar”, señaló Ramonet, pues hace medio siglo el principal medio era la radio, después fue la televisión, pero “hoy es internet, las redes sociales”.
Explicó que la televisión ahora para sobrevivir necesariamente tiene que estar conectada a Internet y prácticamente se ha convertido en una extensión de la red. El desarrollo de Internet permite la maravilla de que el mismo programa, en la misma casa, se esté viendo en un teléfono, en una computadora y en la tradicional caja.
Vaticinó que no solo se dejará de ver televisión como hasta ahora, sino que cambiará su forma de producción. Por primera vez el espectador podrá –ya casi lo logra– establecer un diálogo con el emisor, al producir contenidos de una forma individual.
El director de Le Monde Diplomático, al referirse a los medios escritos, sostuvo que la mayoría de los diarios está perdiendo dinero por el ingreso de las nuevas formas de comunicación mediante Internet. Afirma que algunos semanarios que hace algún tiempo tenían una influencia radical en la sociedad, como en Estados Unidos –Time Newweek–, han desparecido o se han vendido por un euro. “Estamos ante el fin de una era del periodismo”, asegura.
Ignacio Ramonet cree que hay un “meteorito de Internet” que afecta a los medios tradicionales, esos dinosaurios que atraviesan graves problemas para mantenerse. Y del mismo modo reflexiona sobre el rol de las redes y del comportamiento político de las redes tradicionales con los gobiernos progresistas de nuestra región.
*El Nuevo Diario, 2015.