Misión Verdad
* “En primera instancia, de acuerdo al experto -reseña Martes- el objetivo de las «sanciones» es generar sufrimiento para que «el blanco de estas medidas cambie su conducta». Lo que se busca es crear un ambiente de malestar e incomodidad que derive en una implosión social”.
Se sabe que con el pasar del tiempo Estados Unidos ha ido perfeccionando la maquinaria de intervención y extorsión contra aquellos países que no se someten a sus designios. Los ataques económicos, financieros y comerciales, pero también en otras áreas, se han vuelto parte integral de su proceder.
Un trabajo de la Organización Sures titulado Una mirada al régimen de sanciones extorsivas contra Venezuela desde Richard Nephew, expone que «durante las últimas décadas, las medidas coercitivas de orden económico, militar y político/diplomático se han convertido en los principales instrumentos de la política exterior de los Estados Unidos».
De acuerdo a la investigación de la investigadora Daymar Martes, el objetivo sería «ejercer presión sobre determinados actores, con el propósito de lograr un cambio de conducta o comportamiento que permita la conquista de los objetivos establecidos por su clase dominante».
Martes refiere que es «poco o nada» lo que se dice de las personas que diseñan y supervisan la aplicación «correcta» de estas fórmulas, cuyos objetivos consisten en incidir en las decisiones y acciones del adversario. Los encargados de mover las piezas en esta suerte de tablero son profesionales de alto nivel académico que hacen seguimiento «al trabajo de mandos militares y funcionarios de la administración de turno, responsables de conocer a profundidad el perfil del adversario para orientar la imposición de la estrategia de sanciones».
Para profundizar un poco más en esta lógica, la Organización Sures expone el caso particular de Richard Nephew, un académico estadounidense que después de ocupar importantes cargos en el ámbito académico, sobre todo en el área de asuntos internacionales y de seguridad, recientemente fue nombrado por la administración Biden-Harris como Enviado Especial Adjunto para Irán.
Iniciar su carrera en el gobierno estadounidense con cargos en política de no proliferación en los departamentos de Estado y Energía (2003-2011) y ser director para Irán en el Estado Mayor de Seguridad, «donde fue responsable de gestionar un período de intensa expansión de las sanciones estadounidenses contra Irán», son antecedentes para que Nephew fuera posteriormente coordinador Adjunto Principal de Política de Sanciones en el Departamento de Estadísticas (2013-2015) y principal experto en «sanciones» durante la era Obama.
«Nephew es el artífice de las sanciones económicas aplicadas contra Irán entre 2011 y 2013. Se define a sí mismo como un profesional en el diseño y aplicación de sanciones en contra del país persa. Es autor de ‘El arte de las sanciones: una mirada desde el terreno’ (2017), obra que examina las debilidades y fortalezas del esquema de sanciones aplicado por Estados Unidos a Irán entre 1996 y 2015, y donde analiza las variables a considerar por los Estados sancionadores a la hora de imponer estos instrumentos de presión contra otros Estados o actores», detalla la investigadora.
En primera instancia, de acuerdo al experto -reseña Martes- el objetivo de las «sanciones» es generar sufrimiento para que «el blanco de estas medidas cambie su conducta». Lo que se busca es crear un ambiente de malestar e incomodidad que derive en una implosión social.
Y para llegar a provocar estos escenarios «se requiere del conocimiento previo de los valores y vulnerabilidades del blanco de las sanciones, de sus niveles de resolución para resistir al dolor impuesto y de su capacidad de adaptación». Conocer la cultura de un país es detectar sus puntos débiles.
«Sanciones» hechas a la medida
La diversidad cultural de cada país hace que el régimen sancionatorio no pueda ser el mismo para todos, puesto que las que se producen en serie desembocan en resultados mediocres, dice el académico, al tiempo que propone elementos a considerar al momento de imponerlas. Aquí resumimos algunas.
• Conocer el sistema político e identificar a sus líderes.
• Tener presente el tipo de economía nacional, su nivel de inserción en el sistema financiero internacional y el tamaño de su sector público y privado.
• Identificar a los socios comerciales.
• Estudiar los valores culturales y composición del Estado-nación.
• «Eventos trascendentales en la historia reciente del país, tales como conflictos armados, conmoción política, desastres naturales, recesión económica o, por el contrario, largos períodos de paz. Este panorama ‘puede ayudar a dibujar un panorama del tipo de dolor que puede requerirse para sacudir el liderazgo de un país y obligarlo a tomar otro sendero’», dice Nephew.
• Caracterizar a la población y tener conocimiento sobre la demografía del país a sancionar.
• Caracterizar el territorio (sus zonas fronterizas y motores económicos) para evaluar la factibilidad de las medidas a imponer.
Asimismo, la extensa y detallada investigación expone que el operador de las «sanciones» subraya la necesidad de calibrar sus efectos y el nivel de resistencia al dolor infligido. Esos indicadores serían monitoreados a través de declaraciones de funcionarios del gobierno castigado, posibles fluctuaciones económicas, acontecimientos políticos internos y datos de encuestas sobre el sentimiento popular relativo al gobierno.
El libro de Nephew reseñado por la Organización Sures, detalla «la estrategia integral de sanciones desarrollada por Estados Unidos para doblegar a Irán en materia nuclear». También refiere que socavar las actividades económicas del país persa, a través de la afectación de las exportaciones petroleras, el aislamiento diplomático/comercial y el daño reputacional entre instituciones financieras, fue uno de los principales objetivos de los estadounidenses.
Martes señala que las «sanciones» criminales y la agresión directa de los funcionarios del Departamento de Estado reflejaron consecuencias inocultables. La limitación drástica de las capacidades de importaciones humanitarias, incluidos medicamentos y equipos médicos vitales, fue bastante evidente, apuntan organizaciones de derechos humanos.
«Las sanciones han vulnerado el derecho a la vida, salud, alimentación y educación del pueblo iraní. No se trata de efectos colaterales: estas vulneraciones son el resultado del dolor infligido consciente y progresivamente por Washington para alcanzar su objetivo», asegura.