El ministro de Exteriores ruso condicionó el tratado de paz con Japón al reconocimiento por parte de Tokio de la soberanía rusa sobre este archipiélago al sur de la península de Kamchatka.
Es poco probable esperar avances en las negociaciones sobre el tratado de paz entre Rusia y Japón mientras Tokio no reconozca la soberanía rusa sobre el archipiélago de las Kuriles, ha afirmado este lunes el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov.
Tras mantener en Moscú negociaciones con su homólogo nipón, Taro Kono, el canciller ruso señaló la permanencia de diferencias esenciales entre las partes, entre ellas la legislación japonesa, que considera estas islas al sur de la península de Kamchatka como sus «territorios norteños».
«Seguimos manteniendo diferencias esenciales y no lo voy a ocultar, nuestras posturas han sido opuestas desde el principio. Pero la voluntad política de nuestros líderes para normalizar completamente las relaciones entre Rusia y Japón nos induce a impulsar el diálogo», declaró Lavrov.
El ministro indicó que durante la ronda de negociaciones de este lunes, ambas partes confirmaron su disposición a dialogar en base de la Declaración soviético-japonesa de 1956, «lo que supone la inmutabilidad del primer paso: el reconocimiento de Japón de los resultados de la Segunda Guerra Mundial en su totalidad, incluida la soberanía rusa sobre todas las Kuriles meridionales», que pasaron a formar parte de la Unión Soviética al finalizar ese conflicto bélico.
«El asunto de la soberanía sobre las islas está fuera de discusión, son territorio de Rusia», subrayó el ministro. «Es nuestra posición fundamental, y sin avances en esa dirección, es difícil esperar cualquier movimiento en torno a otros asuntos», aseveró.
Conforme a la declaración de 1956, que puso fin al estado de guerra entre ambos países, Moscú aceptó entregar a Tokio la isla de Shikotan y las Habomai (al sur del archipiélago) solo después de que las dos naciones firmaran un tratado de paz, algo que no se ha hecho realidad hasta ahora.
Aunque Japón ratificó esta declaración, posteriormente abandonó su implementación y reclamó la devolución de las restantes islas Kuriles del Sur –Iturup y Kunashir– antes de la firma del tratado de paz, aludiendo al Tratado Bilateral de Comercio y Fronteras que el país nipón firmó con Rusia en 1855.