Carlos Fonseca Terán
En su discurso de toma de posesión, en el marco de una ceremonia sagrada de nuestros pueblos originarios, Andrés Manuel López Obrador dejó clara la ruta de lo que sería una verdadera transformación revolucionaria en México, incluyendo un proceso de socialización de la propiedad (textualmente) y el ejercicio del poder por las clases populares, en un programa de 100 puntos que incluye grandes beneficios para el pueblo, el fin de la corrupción y el rescate del país de las garras del imperialismo y del crimen organizado.
De hecho, la casi totalidad de este programa está inspirado en la experiencia revolucionaria previa de América Latina.
Esto sin duda alguna convertiría a México en un nuevo modelo de referencia que podría impulsar una nueva oleada revolucionaria en nuestro continente.
Es extraña a veces la historia:
En 1959 triunfó la Revolución Cubana, que fue el inicio de la lucha revolucionaria de liberación nacional a nivel continental, producto de la cual…
20 AÑOS DESPUÉS, en 1979 triunfó en Nicaragua la Revolución Sandinista, que inauguró una nueva manera de hacer la Revolución e hizo realidad el fin de las dictaduras militares de derecha en el continente, y en el marco de esas nuevas condiciones creadas…
20 AÑOS DESPUÉS triunfó en Venezuela la Revolución Bolivariana, que dio comienzo a una etapa de sucesivos triunfos de la izquierda en muchos países latinoamericanos, teniendo como respuesta una feroz contraofensiva imperialista que ha logrado disminuir, a punta de golpes de Estado, los espacios previamente conquistados por la izquierda, pero que no ha podido doblegar la resistencia de las fuerzas populares al frente de los procesos revolucionarios en Cuba, Nicaragua, Venezuela y Bolivia, que son los procesos de cambio social emblemáticos en América Latina en este momento, y es en el marco de esta resistencia que…
20 AÑOS DESPUÉS, en 2019 iniciará en México la aplicación del programa de lo que se perfila como la Segunda Revolución Mexicana, LA CUARTA transformación social de ese país (continuadora de la Reforma de Benito Juárez a mediados del siglo XIX, la Primera Revolución Mexicana a inicios del siglo XX y el impulso transformador dado a ésta por el General Lázaro Cárdenas a mediados de siglo) y también lo que podría ser el inicio de LA CUARTA ofensiva revolucionaria en nuestro continente, que es donde se ha demostrado que el fin de la historia no es el capitalismo, que la historia no tiene fin y que por tanto, tampoco lo tiene la Revolución, que es su hija predilecta.