Stella Calloni
Los bombardeos brutales y el ingreso de tropas israelíes en Gaza, el 13 de mayo, es un armado que coincide con las mayores maniobras militares dispuestas por el gobierno de Benjamín Netanyahu, destinado a apoderarse de toda Jerusalén y al exterminio del pueblo palestino, que sobrevive en la cárcel más grande del mundo a cielo abierto, como es Gaza.
Estas acciones realizadas por el gobierno de un país como Israel, la cuarta potencia en armas en el mundo, es un crimen de lesa humanidad, impunemente preparado con la complicidad de sus asociados como Estados Unidos, Gran Bretaña y otros, considerando que Palestina no tiene ejército, y sus territorios están bajo ocupación.
Gaza ocupa 360 Km 2 y tiene dos millones de habitantes, que viven bajo el más despiadado terrorismo de estado que aplica Israel en los territorios ocupados, donde no sólo se asesina, se tortura, se mata y detiene niños, mujeres, ancianos, mientras se destruye sistemáticamente su hábitat.
Vivir entre escombros y sitiados por tierra, mar y aire, dejándolos sin agua, cortando la luz, la energía, los alimentos, es en realidad un enorme campo de concentración, un crimen de lesa humanidad, que se comete ante la mirada cómplice de una buena parte de países del mundo. Una situación de injusticia, colonialismo racismo y apartheid que se mantiene desde 1948, cuando se dividió el territorio palestino en dos partes, en una de las cuales se creó el estado de Israel, sin consultar a los habitantes ancestrales que iban a ser desplazados y luego perseguidos.
Más aún, las organizaciones terroristas judías Hagana, Irgun y otras tuvieron la tarea de “limpiar” el terreno que iba a ocupar Israel, quemando aldeas palestinas y asesinando a sus habitantes como sucedió en Deir Yasin el 9 de abril de 1948, produciendo una masacre que quedó grabada en la historia de los crímenes atroces del mundo.
El armado previo en estos momentos comenzó el 7 de mayo pasado, cuando tropas y policías israelíes impidieron el acceso a la mezquita Al Aqsa, adonde intentaron llegar para sus oficios religiosos los pobladores palestinos. También se movilizaban en defensa de sus derechos y de las familias de Sheij Yarrah, a las que las tropas israelíes intentan sacar de sus casas, heredadas de sus antepasados, para entregárselas a los colonos de Israel. Un evidente accionar de limpieza étnica, considerado en el Derecho Internacional como crímenes de guerra.
De acuerdo al relato armado para la prensa mundial, manejada por el poder hegemónico, estos bombardeos que comenzaron ya hace días, eran una “respuesta” en defensa de la población israelí, ante los cohetes fabricados en forma casera en Gaza, sin ninguna real potencia de fuego ante el enorme arsenal de armas, entre ellas nucleares de su invasor.
Los primeros cohetes se dispararon después de que Hamas pidiera al gobierno israelí terminar con la brutal represión en Jerusalén, que dejó casi un millar de heridos y detenidos Esto lo oculta la prensa de guerra, como hace silencio sobre el derecho a la defensa que tiene el pueblo palestino, que es la víctima no el victimario. También existen versiones sobre acciones de provocación utilizadas por la inteligencia israelí infiltrada en algunos sectores en la franja de Gaza, sitiada por tierra mar y aire.
Ante los últimos sucesos es imposible olvidar aquella incursión del 28 de septiembre del año 2000, del ex ministro de Defensa en esos momentos, Ariel Sharon, en la explanada de las Mezquitas de la Ciudad Santa rodeado de miles de policías y militares, provocando un gravísimo conflicto, después de que se había aceptado el principio de coexistencia de dos capitales en Jerusalén.
Hay que recordar también que durante la guerra de los seis días el 7 de junio de 1967, el ejército israelí tomó la explanada de las Mezquitas de Al Aqsa y del Domo de la Roca y toda la ciudad vieja de Jerusalén. Cuando abandonó la explanada, el entonces ministro de Defensa Moshe Dayan proclamó por radio: “Esta mañana Tsahal liberó Jerusalén, la capital dividida de Israel. Hemos regresado al más sagrado de nuestros lugares santos y jamás nos separaremos de él”. (Ver Israe’l Foreingn Relations, selected document, Ministry for Foreingn Affairs, Jerusalén 1976).
En aquellos días de septiembre de 2000, Sharon se aferraba a ese mandato colonial. Esto originó una nueva intifada palestina, que contó con la solidaridad de grandes manifestaciones en las capitales árabes y de los musulmanes, en los diferentes países del golfo. Nuca fue tan fuerte la solidaridad, ya que la Mezquita de Al Aqsa es el tercer sitio sagrado para árabes y musulmanes.
Maniobras militares
En coincidencia con la situación dramática que se está viviendo, el pasado 9 de mayo el ejército de ocupación de Israel inició las llamadas maniobras militares “Vehículos de Fuego”, la más grande de su historia que se produce paralelamente “con el discurso israelí sobre la existencia de un vacío político y de aislamiento en las instituciones militares y de seguridad. Un vacío autoritario”: (Resumen Latinoamericano 9-5-21 fuente Almayadeen).
Se cita también a Or Heller, corresponsal de asuntos militares del Canal 13 israelí, quien dijo que “todo esto está sucediendo en la arena palestina, mientras el ejército israelí lanza la maniobra más grande de su historia, anunciada por el jefe de Estado Mayor, Aviv Kochavi”.
Además, el alto oficial israelí Kochavi decidió no cancelar ni posponer la maniobra “con el objetivo de preparar al ejército para la batalla de este verano. Una maniobra que no hemos visto antes”.
Participan las fuerzas del ejército regular y de reserva de todos los mandos y armamentos, también el área política, el Ministerio de Seguridad, la Autoridad Nacional de Emergencias, el Ministerio de Relaciones Exteriores y otros organismos.
¿Es una simple coincidencia la maniobra? Aterrorizar al pueblo israelí con sonidos de sirenas y otros estruendos y acostumbrarlos a correr a los refugios, ¿no es parte de las más grandes maniobras de su historia?, que además se dan en un escenario donde están actuando las fuerzas de aire, mar y tierra contra el pueblo palestino de Gaza. El cuarto ejército más poderoso del mundo ha cometido numerosos actos criminales de guerra con total impunidad, incluso el asalto en aguas internacionales a barcos de la llamada “Flotilla de la paz” que transportaban ayuda humanitaria para la población de Gaza.
Unas 15 personas murieron y decenas fueron heridas cuando los comandos israelíes atacaron en la madrugada del 31 de mayo de 2010 el convoy de seis barcos -que transportaban a cientos de pacifistas de 27 países- descendiendo de los helicópteros disparando sobre los tripulantes a pesar de que levantaban banderas blancas. Sucedió en aguas internacionales a unos 64 Km de la costa israelí.
Esta operación conmovió al mundo, pero la impunidad de los poderosos quedó al desnudo entonces, cuando el exSecretario General de la ONU, Ban Ki-moon, afirmó que estaba «impresionado» por lo sucedido. ¿Impresionado? A pesar de que se convocó al Consejo de Seguridad de la ONU y de las demandas europeas y de organismos humanitarios que pidieron explicaciones a Israel sobre lo inexplicable, sólo Grecia suspendió entonces sus ejercicios militares conjuntos con Israel.
Por su parte Turquía, de donde provenían los barcos y una cantidad de activistas organizó una mesa de crisis. El entonces primer ministro de ese país Recep Tayyip Erdogan, calificó la acción de Israel como «terrorismo de estado» y violación de las leyes internacionales, rompiendo relaciones. Las violaciones a los más elementales derechos humanos por parte del Estado israelí han sido denunciadas incluso por ciudadanos judíos dentro de Israel y en el mundo, y por organizaciones de Derechos Humanos.
Por su parte, el investigador Norman G. Finkelstein, catedrático de una universidad de Chicago, resume en su libro” Método y locura. La historia oculta de los ataques de Israel en Gaza”, la política contra los pobladores palestinos partiendo del análisis de las operaciones militares Plomo Fundido (2008-2009), Pilar Defensivo (2012) y Margen Protector (2014) -que devastaron la Franja de Gaza.
Fueron asesinados un total de 3700 palestinos hombres, mujeres y niños. En sus escritos detalla los argumentos, mentiras y falsas razones de Israel para justificar esos ataques, pero además refiere la trama internacional que les permite avanzar año tras año en la ocupación con asentamientos de lo poco que queda del territorio palestino.
Su análisis crítico de invasiones israelíes tiene como fuentes las declaraciones de militares, funcionarios y ciudadanos de Israel documentos de Naciones Unidas y organismos internacionales. Al referirse a la Operación militar tan cruenta de Plomo Fundido utilizó el informe de Richard Goldstone, quien encabezó una investigación de todos los crímenes cometidos por Israel en esa acción.
El informe, rechazado por el poder israelí, al dejar al descubierto las masacres cometidas por las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), confirma que el entonces gobierno encabezado por Benjamín Netanyahu tuvo como objetivo «castigar, humillar y aterrorizar a la población civil de Gaza, además de «asesinar conscientemente, torturar o infligir un tratamiento inhumano», así como «causar premeditadamente enormes sufrimientos, heridas graves o lesiones perjudiciales para la salud, destruir propiedades sin justificación militar y hacerlo de forma ilegal y gratuita».
Goldstone, presionado duramente por Israel se despegó luego del informe, pero los datos y las fuentes precisas no han podido borrarse nunca. Y son parte de la cantidad de pruebas presentadas ante la Corte Penal Internacional (CPI).
Finkelstein sostiene que en cada una de las operaciones militares, Israel intentó además demostrar al mundo su «capacidad disuasoria» a la vez que golpeaba al Movimiento de Resistencia Islámica Hamas. Además, demuestra que todas las invasiones israelíes de gran envergadura son acompañadas por una gran cobertura mediática que la justifica.
Pero considera a un más grave como esto ha servido para aterrorizar y “convencer” a una buena parte de la propia sociedad israelí, que desconoce lo que su gobierno está haciendo en realidad contra Palestina y también en otros países del mundo, como sucede en América Latina. Lo estamos viendo en Colombia en estas horas, donde la presencia de asesores y entrenadores israelís de paramilitares y armas vendidas por Israel están siendo usadas contra ese pueblo hermano.
FInkelstein hijo de sobrevivientes de los campos de concentración de, Auschwitz y Majdanek también estudió sobre las posibilidades de resistencia de los palestinos, que en realidad dada las condiciones, es de un heroísmo conmovedor para enfrentar la ocupación y entiende que cerrados todos los caminos de justicia, diplomacia y política a la que se ha recurrido debido al enorme poder de Israel y sus aliados, sólo les queda la resistencia como lo que se ha visto de responder con piedras contra cañones y las armas más sofisticadas.
Lo estamos viendo en estas horas donde los victimarios ensayan acciones de una guerra de alta densidad sobre una población indemne, que sólo tiene su cuerpo agonizante como única defensa. También, Finkelstein nos habla de esas resistencias míticas del pueblo de Gaza, de su voluntad indomable, ante tanta desigualdad de fuerzas padeciendo “muerte y destrucción a una escala desgarradora”.
Cuando el presidente de Estados Unidos Donald Trump, bajo la asesoría de su yerno Jared Kushner, integrante del ultraderechista lobby judío en ese país ordenó trasladar su embajada a Jerusalén, era parte del perverso plan de Israel de apoderarse de la Ciudad Santa de Jerusalén, centro de encuentro de religiones y patrimonio de la Humanidad.
Por todo esto defender a Palestina es denunciar la verdad, exigir a los organismos internacionales que actúen frente a la mentira universal que aplican los medios hegemónicos como armas de guerra y a nuestros gobiernos a no dejarse presionar por los llamados lobbys de la muerte, que en realidad conforman un poder imperial en decadencia que amenaza a toda la humanidad. Hoy Palestina somos todos.