Juana Carrasco | Juventud Rebelde
No menos de 60 declaraciones pidiendo la intervención militar en Venezuela hizo durante 2019, el jefe del Comando del Sur de Estados Unidos, Craig Faller. En esa letanía, de manera recurrente, siempre introducía a Cuba como el factor de «apuntalamiento» del Gobierno Bolivariano y «desestabilizador» de la región.
En enero de 2020 no les mejora a los personeros del Washington trumpiano —políticos y militares— la visión; por el contrario, siguen urdiendo mentiras y realizando maniobras conjuntas para ver si se les da la oportunidad de poner en movimiento la maquinaria bélica, toda vez que ninguno de los múltiples y variados planes para derrocar al presidente Nicolás Maduro les ha dado resultado. Ya tienen siete años de fracasos acumulados.
Los dos Mike, el Pompeo, secretario de Estado y el Kozak, su subordinado como subsecretario interino para Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado, abrieron fuego tuitero contra Cuba en este año bisiesto, bajo la taimada acusación de que interferimos en los asuntos internos de Bolivia, ahora bajo un gobierno de facto, elegante epíteto para una dictadura, o en la Venezuela bolivariana.
Las declaraciones se encadenan. En Berlín, poco antes de partir hacia Colombia para encabezar la III Conferencia Ministerial de Lucha Contra el Terrorismo, Pompeo dijo que habían «progresado» en su misión contra Venezuela, pero que necesitaban que países como Cuba cesaran su apoyo a Maduro.
Sin tapujos, esta fue la proyección: «Si los cubanos dejan de apoyarlo —y estamos trabajando en convencerlos de que esto no es lo mejor para el pueblo cubano— y si aquellos alrededor de él desde la perspectiva de seguridad finalmente llegaran a la conclusión de que Venezuela está mejor con la salida de Maduro, entonces creo que podemos lograr nuestro objetivo».
En la enrevesada argumentación, mantuvo a Cuba en la mirilla de la guerra a tuitazos, al tiempo que presionaban mediante el garrote vil de las sanciones y otras duras medidas de bloqueo.
En esa línea, Kozak hizo de caja de resonancia: Cuba no es la solución a los problemas del pueblo venezolano, sino el problema, decía, y a continuación el filme de ficción con supuestos agentes torturadores y de la contrainteligencia.
Casi al unísono del cónclave del absurdo (terroristas de Estado dirigiendo una conferencia supuestamente contra el terrorismo) exhibían músculos y elementos de la 82 División Aerotransportada de EE. UU. —cuyo dossier de servicio como fuerza interventora y de ocupación es voluminoso—, realizaba maniobras conjuntas con fuerzas colombianas en la Operación Espada.
Hace unos días, la imprudencia se aliaba otra vez con el cinismo y tomaba cuerpo en las deposiciones que el almirante Craig Faller, jefe del Comando Sur, realizaba ante el Comité de Servicios Armados del Senado, para justificar la solicitud de autorización de defensa de 2021 y el programa de defensa para los próximos años. Tengamos en cuenta que se trata de una bolsa de miles de millones de dólares en juego.
«Mientras Rusia, Cuba y China apoyan esta dictadura ilegítima de Maduro, las democracias del mundo buscan una forma de conseguirle al pueblo venezolano lo que se merece, una Venezuela libre y próspera», dijo Faller, confesión de fe que le valió respuestas contundentes de las máximas autoridades cubanas en el campo de la diplomacia y las fallidas relaciones con Estados Unidos.
El titular Bruno Rodríguez señaló: Testimonio del Jefe del Comando Sur de #EEUU en el Comité de Servicios Armados del Senado confirma grave amenaza que representa ese país para Latinoamérica. Reciente agresividad al amparo de la Doctrina Monroe es causa de conflictos, represión y sufrimiento».
Carlos Fernández de Cossío, jefe de la Dirección General de Estados Unidos del Minrex, destacaba cómo esas amenazas benefician a las ambiciones imperialistas, y Johana Tablada, subdirectora de Estados Unidos del Minrex, denunciaba el comportamiento irresponsable y demagógico del Jefe del Comando Sur.
Adelantándose muy acertadamente, el embajador cubano en Washington, José Ramón Cabañas, tuiteó: «EE. UU. fabrica otro argumento para atacar a #Cuba: supuesta intervención en asuntos internos de otros países. Abajo una apretada síntesis del papel de Washington en América Latina en los últimos años #TenemosMemoria». La gráfica acompañante es más que elocuente…
Para la región hay una sola amenaza y una sola conspiración contra los pueblos, la planifica, organiza, impulsa y quiere poner en práctica el equipo de los halconeros de la Casa Blanca y el Pentágono.