El vuelo de la sonda espacial Juno hasta Júpiter ha sido tan dramático como cualquier película de ciencia-ficción. Durante el pasado mes de octubre el motor de la sonda falló, ocasionando que la NASA retrasara su mayor acercamiento al planeta. En febrero, NASA decidió abandonar ese acercamiento y solo mantener su misión orbital de 53,5 días. Ahora, por fin, recibimos buenas noticias de parte de la sonda.
La agencia espacial liberó los primeros resultados científicos de Juno en casi 50 informes publicados en la revista científica Science and Geophysical Research Letters. La sonda ha descubierto muchas sorpresas al estudiar al detalle el planeta. Tomando en cuenta su gigantesco campo gravitatorio, sus auroras y su clima, descubrieron que Júpiter es mucho más extraño de lo que nadie había imaginado.
“Los datos nos han dejado claro que el planeta es mucho más complejo de lo que los científicos habíamos asumido”, dijo Scott Bolton a Gizmodo, investigador principal de Juno para el Instituto de Investigación del Suroeste en Texas (SwRI). “Uno de los hallazgos más interesantes es este cambio de paradigma. Tendremos que replantearnos la forma en la que funcionan los planetas gigantes en general”.
Juno está equipada con instrumentos para medir ondas microondas, ondas infrarrojas, ondas de radio, luz, el campo magnético planetario y más partículas. Su órbita alargada alrededor del planeta le permite realizar mediciones periódicas cercanas y los datos que obtiene ayudan a la comunidad científica a entender algunas de las propiedades más importantes de Júpiter, incluyendo la forma de su descomunal campo magnético, cómo se distribuyen y se mueven los gases dentro del planeta, cuánta agua tiene en su atmósfera y, con suerte, permitirá detallar la superficie del planeta gaseoso hasta su núcleo.
Los análisis más recientes provienen de apenas dos acercamientos de la sonda a Júpiter, lo que quiere decir que es un adelanto de toda la información que obtener la misión. Las primeras observaciones de Juno revelan que el campo gravitatorio del planeta es diferente a lo que esperaba la comunidad científica: polos con tormentas incluso más caóticas que las de Saturno, un campo magnético dos veces más fuerte de lo que se estimaba y un proceso extraño para producir las auroras, muy diferente al de la Tierra.
Es importante señalar que dos acercamientos no son suficientes para obtener conclusiones, más allá de permitirnos decir con certeza que Júpiter es un planeta extraño. “Es como si quisieras entender el centro de la Tierra y lo único que hiciste para lograrlo fue volar sobre Florida y Nueva York”, dijo Bolton.
Aparte de las limitaciones de su órbita y los cambios que ha sufrido la misión, la mayoría de las personas con las que hablé aseguran que los instrumentos de Juno, la mejor sonda que ha volado sobre Júpiter para estudiarlo, superan estas limitaciones. “Estamos obteniendo mejores datos que nunca antes”, dijo a Gizmodo Kimberly Moore, estudiante de Harvard. “No deberíamos hablar acerca de cuáles son nuestros límites, sino más bien de qué tan buenos son nuestros resultados”.
Y si hay alguien que sabe acerca de los avances tecnológicos de Juno es Bill Kurth, investigador de la Universidad de Iowa. Él estudió ondas de radio con la sonda Voyager hace casi 40 años, y ahora trabaja realizando observaciones de ondas de radio y plasma con Juno. Los nuevos instrumentos le han permitido a Kurth y otros científicos hacer algo que no pudieron hacer en la era de Voyager: volar a través de algunas de las emisiones de radio más intensas del sistema solar, las cuales son emanadas por Júpiter. “Creo que el programa Voyager nos permitió idear las preguntas que responderíamos con misiones futuras como esta”, dijo Kurth.
Mark Hofstadter, científico planetario del Laboratorio de Propulsión a Reacción (JPL) de la NASA, asegura que estos primeros resultados han sido un “ejemplo hermoso de cómo funciona la ciencia a menudo”. Los teóricos crearon una serie de modelos para intentar explicar los datos que tenían, pero estos modelos a menudo no son correctos. Ahora que Juno ha recolectado datos reales, deben volver a sus modelos e intentar entender qué diablos está pasando en ese planeta.
Hofstadter está emocionado por los patrones climáticos que parecen dirigirse hacia el interior del planeta, cientos de kilómetros debajo de su superficie. Normalmente vemos tormentas impresionantes en la superficie de Júpiter, pero parece que hay una actividad climática aún más completa debajo de ella.
Los investigadores no parecen estar decepcionados con las órbitas de Juno, las cuales son mucho más largas de lo que esperaban, dado que les permite hacer más estudios, según comentó Randy Gladstone a Gizmodo, otro físico del SwRI. No obstante, también señaló que tendrán que enfrentarse a una mayor exposición a la luz solar mientras intentan observar la aurora planetaria, y eso es un problema. Originalmente se suponía que Juno orbitaría alrededor de la región crepuscular de Júpiter entre el amanecer y el atardecer, pero ahora sufre de la luz del día y la oscuridad definitiva.
Por último, los investigadores esperan entender no solo al planeta más grande del Sistema Solar, sino cómo se forman los planetas en general. La abundancia de elementos químicos en Júpiter puede ayudarlos a definir sus teorías acerca de los gigantes gaseosos y cómo se forman, según Bolton. “Pero no seremos capaces de probar esas predicciones hasta que hagamos llegar una sonda a esos otros planetas”.
Fuente: Univisión/ Gizmodo