La Justicia de Brasil absolvió este lunes por falta de pruebas al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva en uno de los casos de corrupción por el que estaba acusado de favorecer a las automotrices a cambio de sobornos. También fueron absuletos el exjefe de Gabinete Gilberto Carvalho, quien también fue secretario de Presidencia durante el primer Gobierno de Dilma Rousseff, y otras cinco personas.
Según el juez Frederico Botelho de Barros Viana, la investigación no «demostró de manera convincente» cómo el expresidente y su jefe de Gabinete «habrían participado en el contexto supuestamente criminal».
«Si bien existen elementos que demuestran el desempeño de la empresa de Mauro Marcondes – Marcondes y Mautoni – en cuanto a la extensión de beneficios fiscales a las empresas CAOA y MMC, no existe evidencia adecuada y ni siquiera mínimamente capaz de demostrar la existencia de un ajuste ilícito entre los imputados con el propósito de transferir montos a favor de Lula y Carvalho”, estableció el magistrado en su sentencia.
La Fiscalía había acusado al ex mandatario en 2017 de modificar, a cambio de supuestas coimas, una medida legislativa para favorecer a empresas del sector automotriz mediante una prórroga de los beneficios tributarios por cinco años, pero la acusación fue desestimada. En los alegatos finales que se llevaron a cabo en mayo, sin embargo, cambió de postura y solicitó la absolución de Lula.
Por lo tanto, señaló el juez, «es seguro concluir que la fiscalía carece de elementos que puedan sustentar, más allá de toda duda razonable, una posible sentencia condenatoria en contra de los imputados».
El proceso por el que Luiz Inácio Lula da Silva fue absuelto se enmarca dentro de la «Operación Zelotes», que desde 2015 estudia supuestas irregularidades en el CARF, departamento del fisco encargado de sancionar a los defraudadores de impuestos, y que también salpicó a varios importantes banqueros y políticos.
De a poco, los distintos procesos judiciales producto del lawfare al que fue sometido el expresidente van cayendo. Este año, da Silva, quien llegó a pasar 580 días en prisión por presuntas causas de corrupción, se vio favorecido por un fallo del Supremo que anuló otras penas que pesaban en su contra y le permitió así restituir sus derechos políticos. Desde entonces, el ex mandatario aparece como favorito en las encuestas para competir contra el derechista Jair Bolsonaro