Lula, el veto y su entrega a política de Biden contra soberanía venezolana

Lula, otro cachorrito de Biden en América del Sur.

 

Álvaro Verzi Rangel | Question Digital

El veto de Brasil al ingreso de Venezuela como miembro de los BRICS se suma a las sanciones de Washington, diseñadas para provocar un ‘cambio de régimen’ en el país caribeño, en lo que pareciera confirmar un alineamiento del presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva con las políticas impulsadas por el Partido Demócrata de Estados Unidos.

Desde octubre de 2022 se verifica una alineación ideológica de Lula con los demócratas, tras su encarcelamiento, mostrando que más que un partido de izquierda, el Partido de los Trabajadores es una formación socialdemócrata, en pos de lo que llaman una izquierda compatible, tan afín al progresismo. Sus palabras en Kazán pusieron al PT ante otro dilema narrativo al sugerir que la postura de Brasil va en contra de la «independencia» y la «soberanía» de otro país del Sur Global.

El analista boliviano Rafael Bautista Segales señala que Lula no desea enfrentarse a Washington y tampoco permitir un actor que pueda disputarle su liderazgo en Sudamérica. Con Venezuela, los BRICS+ tienen una carta operativa de desacoplamiento paulatino de la geoeconomía del dólar, por consiguiente, mayor poder disuasivo de contención del orden imperial unipolar.

“En cambio, la apuesta de Lula es típicamente conservadora y en sintonía con la bolsa de Sao Paulo; el dólar es demasiado influyente en esta parte del mundo y esto por la estrecha dependencia de nuestras economías al patrón dólar. Por eso los sectores bancarios son los menos interesados en desprenderse del dólar, aun cuando, en tiempos presentes, esto signifique el desahuciar la posibilidad regional de independencia financiera”, añade.

El mexicano John Saxe Fernández señala que en Kazán “la gran perdedora resultó Latinoamérica, que sigue en su jaula geopolítica en la que la ha encajonado la doctrina Monroe desde hace más de 200 años y que ha caído en la trampa electorera de la anglósfera para continuar sus aburridos pleitos aldeanos cacofónicos, cuando no entienden aún la nueva geoestrategia civilizatoria/multipolar/policéntrica/plural del siglo 21”.

La utilización del veto en instancias económicas internacionales es una medida orientada a debilitar la economía de un país adversario o enemigo. Esta práctica busca limitar el acceso de ese país a recursos financieros internacionales, mercados o tecnologías, lo que impacta en su estabilidad económica.

Lula eligió un foro del Sur Global para manifestar su cuestionamiento de las elecciones presidenciales venezolanas, pero no ha cuestionado la admisión de monarquías que nada tienen de democráticas ni han efectuado elecciones presidenciales. Fue un golpe para el prestigio de Venezuela: no fue admitido como socio oficial, pero Lula también dañó su propia reputación al vetar el ingreso de un país sudamericano.

Lula no ha alzado su voz contra las acciones terroristas, golpistas y desestabilizadoras manifiestas en intentos de invasiones, actos políticos culturales en la frontera con Colombia con fines desestabilizadores, el robo de las reservas de oro en bancos del Reino Unido y el robo de un avión de cargas venezolano por parte de los presidentes estadounidense y argentino.

Tampoco ha levantado la voz ante los bloqueos de los EEUU hacia Venezuela y los inventos de un presidente autoproclamado –como el caso de Juan Guaidó- y otros mecanismos de claro injerencismo.

Pero estos devaneos no son nuevos en el gobierno brasileño, que con Michel Temer –junto al argentino Mauricio Macri y el paraguayo Horacio Cartés, impidieron que Venezuela asumiera la presidencia pro témpore del Mercosur y dañaron gravemente esta instancia multilateral, a pedido del Departamento de Estado de Estados Unidos.

En Kazán, en la cumbre de los BRICS, la cuestión venezolana volvió al primer plano: o se apoyan los esfuerzos de cambio de régimen de Lula y Biden en Venezuela, cada uno avanzando en este sentido a su manera, pero coordinados, o se apoya la defensa de Nicolás Maduro, Vladimir Putin, y Xi Jinping de la independencia y soberanía de Venezuela.

Más allá de la sorpresa (por teleconferencia, porque no fue presencial), lo cierto es que, uno de los principales productores de energía del mundo no fue capaz de lograr el apoyo consensuado necesario para asociarse con la principal plataforma de multipolaridad financiera del mundo, aunque los no miembros aún pueden coordinar sus políticas asociadas con los BRICS

De acuerdo con el fiscal general venezolano William Saab, el “accidente doméstico” fue un engaño de Lula para perpetrar el veto contra Venezuela y eludir su responsabilidad ante el presidente Vladímir Putin y los demás mandatarios: Lula “manipuló un presunto accidente para usarlo así de coartada con el fin de no asistir a la reciente Cumbre de los BRICS”, señaló.