Máquinas expendedoras de balas

 

Manuel Valdés Cruz | Granma

* En EEUU obtener municiones es tan fácil como adquirir un refresco.

Tres estados de Estados Unidos han aprobado la instalación, en centros públicos, de máquinas expendedoras en las que se puede adquirir munición para armas de fuego, en lugar de comida. La empresa productora American Rounds asegura que son «tan fáciles de usar como un cajero automático».

Oklahoma, Alabama y Texas ya son consideradas pioneras en la instalación de la novedad que, a diferencia de las tiendas especializadas, están a disposición de los clientes las 24 horas del día… en un país que en seis meses ya ha vivido 261 tiroteos masivos.

«Con American Rounds, su munición está lista cuando usted lo está, asegurando una experiencia de compra sin complicaciones en todo momento», así indica la publicidad de la compañía, cuyos ingresos dependen del consumo no solo de los que piensan en defenderse, sino también de los que protagonizan hechos de sangre en la nación norteña.

Hace menos de un mes, el cirujano general de Estados Unidos, Vivek Murthy, considerado la voz más alta de la Medicina debido a su cargo, declaró que la violencia armada es una crisis urgente de salud pública, impulsada por el rápido crecimiento del número de heridos y muertes relacionadas con armas de fuego en el país.

Hace poco, un jovencito de 20 años, Thomas Crooks fue el autor del intento de asesinato del expresidente de EE. UU., Donald Trump; una acción de la que no salió con vida, tras ser abatido por el Servicio Secreto. Su fusil, del tipo AR-15, había sido comprado de forma totalmente legal.

Un ejemplo reciente fue lo ocurrido, este año, durante la celebración por el día de la Independencia en los Estados Unidos. Más de cien personas fueron heridas y, de ellas, 19 fallecieron, lo que indica un aumento en relación con la misma fecha el año anterior, cuando murieron 11 y resultaron heridas 60.

En 2023, los incidentes con armas de fuego generaron más de 42,000 muertes en EE. UU., cifra que siguió el ritmo de 2022, cuando murieron más de 48,000 estadounidenses por esta causa, según datos de la organización Gun Violence.

Por eso, los costos sanitarios y económicos de la violencia armada en ese país aumentan cada año, de acuerdo con un informe del Instituto Nacional de Gestión Sanitaria.

La invocación a la segunda enmienda de la constitución estadounidense, que no restringe el derecho a poseer y portar armas, continúa cobrando un alto precio a la nación; aunque también sirve para encubrir los intereses de los productores de armas, principales beneficiarios de este comercio de muerte, que no distingue en edades, colores o sexos.

Son los mismos que dan dinero para campañas presidenciales, las guerras en el planeta o para establecer restricciones y bloqueos a países que no se someten a sus intereses; ocultando la verdad de una sociedad enferma en la cual la salida al desempleo, a la migración o al racismo se soluciona con la agresión entre seres humanos.

Así es el «país de las maravillas», con el que muchos sueñan y donde ahora mismo, como revelan las noticias, obtener balas es tan fácil como adquirir un refresco.