El astro argentino infringe el código de ética de la Federación Mexicana de Fútbol por llamar al Gobierno de Donald Trump «sheriff’ del mundo»
Un agitado Diego Armando Maradona se desplomó sobre la silla. El astro argentino, aún agitado, pidió dar un mensaje antes de contestar las preguntas de los periodistas mexicanos en el estadio Tamaulipas. «Quiero dedicar el triunfo a Nicolás Maduro y a toda Venezuela que está sufriendo porque los sheriffs del mundo, que son los yanquis, se creen que nos pueden llevar por delante», soltó antes de que comenzase la rueda de prensa. Esa declaración, del pasado 31 de marzo, le ha valido al astro argentino una multa por parte de la Federación Mexicana de Fútbol (FMF).
«A nosotros no nos compra ese tirano que tienen de presidente», vociferó Maradona en referencia al presidente estadounidense, Donald Trump. El exfutbolista argentino y entrenador de los Dorados de Sinaloa ha mostrado su simpatía por el chavismo desde hace más de 10 años. En los últimos meses, con la irrupción del líder de la oposición Juan Guaidó, el campeón del mundo con Argentina ha mandado mensajes de apoyo al Gobierno de Nicolás Maduro a través de su cuenta de Instagram como cuando conmemoró la muerte de Chávez, el pasado 5 de marzo. El último mensaje que colgó en la red social es un vídeo donde Maduro explica su versión sobre las causas que provocaron uno de los mayores apagones que ha sufrido Venezuela en los últimos años.
Con una declaración, de menos de un minuto, el Diez infringió dos artículos del código de ética de la FMF, los cuales rezan que los miembros deberán mantener una posición neutral ante asuntos de carácter religioso y político, además de «desempeñarse en todas sus actividades (…) con la debida probidad y respeto, así como evitar incurrir en conductas que vayan en detrimento del deporte, sus organismos, el fair play». Este diario intentó conocer a cuánto ascendía la multa, sin embargo, un vocero de la Federación aseguró que la cifra no se da a conocer públicamente por «cuestiones de seguridad».
Maradona encalló en Culiacán, Sinaloa, en septiembre pasado. Su contratación en el club de segunda división de México fue sorpresiva. A partir de su llegada, los medios mexicanos, y sobre todo argentinos, han puesto sobre él una lupa. Sus declaraciones sobre cualquier tema han sido explosivas. Sobre Messi dijo alguna ocasión que «es inútil querer hacer caudillo a un hombre que va 20 veces al baño antes del partido». El pasado viernes 5 de abril, Maradona amagó con marcharse porque el arbitraje, según él, no le favoreció a sus Dorados. «Voy a hablar con el presidente [del club], termine como termine esto, quizá deje Dorados y no tengo ningún contrato firmado con nadie. Soy Diego Armando Maradona, hay un penal muy claro sobre Escoto [su jugador]. ¿Saben por qué no lo cobran? Ustedes van a decir que no lo cobró porque era el equipo de Maradona, entonces, yo le estoy haciendo un mal a Dorados y por eso me voy».
En los más de seis meses de Maradona en Culiacán, una ciudad bajo la sombra del narcotráfico, su equipo llegó a una final de la segunda división mexicana, pero perdieron el campeonato. Esa noche Maradona tuvo que sufrir el partido de sus pupilos desde uno de los palcos porque, en un encuentro previo, se encaró con el cuarto árbitro. Cuando terminó el partido y los Dorados fueron derrotados por el Atlético de San Luis, el Pelusa tuvo que ser escoltado hasta el camión del equipo porque se quería liar a golpes con algunos aficionados que le habían provocado. Tras la multa de la Federación, los micrófonos volverán a posarse sobre un Maradona que se siente perseguido.