Marco Rubio, el rabioso próximo secretario de Estado USA

 

Xavier Villar | HispanTV

En las últimas horas, diversos medios de comunicación estadounidenses e internacionales han informado que Marco Rubio fue nombrado como el próximo secretario de Estado en la administración de Donald Trump. Esto lo colocaría al frente de la política exterior de Estados Unidos, con la responsabilidad de dirigir las relaciones internacionales y defender los intereses geopolíticos del país.

Rubio, quien fue elegido senador por Florida en 2010, ha mantenido una postura firme frente a los adversarios geopolíticos de Estados Unidos, especialmente China, Irán y Cuba. Su enfoque se ha caracterizado por una línea dura hacia estos países, a los que considera amenazas estratégicas.

Sin embargo, su postura sobre Rusia ha mostrado ciertos matices en los últimos años. Aunque en el pasado se expresó en términos beligerantes contra el Kremlin, es probable que Rubio ahora se alinee con los planes de Trump, quien ha propuesto presionar a Ucrania para que explore una salida negociada con Rusia y se mantenga fuera de la OTAN.

En entrevistas recientes, Rubio, de 53 años, sugirió que Ucrania debería priorizar una solución diplomática con el Kremlin en lugar de enfocar todos sus esfuerzos en recuperar los territorios ocupados por Rusia en la última década.

Además, Rubio fue uno de los 15 senadores republicanos que votó en contra del paquete de ayuda militar de 95 mil millones de dólares aprobado en abril para Ucrania, lo que subraya su postura en favor de la negociación sobre el conflicto bélico.

En una entrevista con NBC en septiembre, Marco Rubio afirmó: “No soy partidario de Rusia, pero, lamentablemente, la realidad es que la guerra en Ucrania terminará a través de un acuerdo negociado”. Esta declaración sugiere una postura pragmática respecto al conflicto, alineada con la visión de la administración Trump sobre Ucrania.

Tras confirmarse su nombramiento como secretario de Estado, Rubio probablemente otorgará a América Latina una importancia sin precedentes en la política exterior estadounidense. Mauricio Claver-Carone, uno de sus aliados y ex presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, quien también trabajó en el Consejo de Seguridad Nacional durante el primer mandato de Trump en asuntos latinoamericanos, destacó: “Estamos en una época histórica en la que América Latina, más que nunca, será el centro de atención en la presidencia de Estados Unidos”.

Rubio, cuyo abuelo huyó de Cuba en 1962, mantiene una firme oposición a la normalización de relaciones con el gobierno cubano, una postura compartida con Trump. Además, como presidente del subcomité de la Cámara de Representantes para Asuntos de América Latina, ha sido un crítico constante y enfático de Nicolás Maduro.

Es también una de las figuras más destacadas en el Senado de Estados Unidos por su postura crítica hacia China. En 2020, debido a su apoyo a las protestas en Hong Kong, fue sancionado por el gobierno de Pekín.

Respecto a Irán, ha adoptado una postura que algunos expertos califican de firmemente anti-iraní, enfatizando la necesidad de aplicar presión económica y política al país y rechazando cualquier política de apaciguamiento. En un tuit, Rubio escribió: “Irán quiere destruir a Israel para convertirse en la potencia dominante en el Medio Oriente (Asia Occidental). La política de apaciguamiento no cambiará su comportamiento”.

En julio de 2024, Rubio, junto con el senador demócrata Alex Padilla, presentó en el Senado el proyecto de ley “Ley de Derechos Humanos y Responsabilidad por la Seguridad de Mahsa Amini”, que busca imponer sanciones adicionales a la República Islámica por “violaciones de derechos humanos”.

Durante la convención republicana en apoyo a la candidatura de Trump, el probable próximo secretario de Estado afirmó: “Bajo la presidencia de Trump, la República Islámica estaba al borde de la quiebra, pero bajo Biden, tienen dinero para apoyar a HAMAS.”

Marco Rubio se caracteriza por un apoyo firme, tanto al gobierno de Israel como a su expansión colonial. Como vicepresidente del Comité de Inteligencia del Senado, visitó Israel en abril y, en noviembre de 2023, coorganizó una proyección bipartidista para los miembros del Congreso de una película que supuestamente documentaba las atrocidades cometidas por Hamas el 7 de octubre, aunque algunas de las acusaciones fueron desmentidas por medios de comunicación y por la propia ONU.

Se caracteriza por su defensa enérgica del supuesto derecho de Israel a responder a los ataques de Irán. Tras el ataque iraní a Israel en octubre, declaró: “Aquellos que exigen que Israel muestre ‘moderación’ deberían recordar que Israel tiene la capacidad de infligir un daño que amenace al régimen iraní y ya ha demostrado moderación al no hacerlo”.

El nombramiento de Marco Rubio no resulta sorprendente. Uno de los primeros nombramientos del presidente electo Donald Trump, especialmente relevante para Irán, fue el de Brian Hook. como Representante Especial de EEUU para Irán y asesor del secretario de Estado Mike Pompeo durante los últimos dos años de la presidencia de Trump.

Hook desempeñó un papel clave en un periodo marcado por el asesinato del general iraní Qasem Soleimani y la expansión de sanciones devastadoras, diseñadas para provocar un cambio de régimen en Irán. Aparentemente, Hook ha sido designado con la tarea de comenzar a reclutar personal para el Departamento de Estado en esta nueva etapa.

Además, según varios medios estadounidenses, otro nombre que ha comenzado a sonar con fuerza es el de Robert O’Brien, exasesor de Seguridad Nacional del presidente electo, quien podría asumir algún cargo dentro del Departamento de Estado durante el segundo mandato de Trump.

En declaraciones recientes, O’Brien criticó duramente la gestión de la administración Biden frente a Irán, acusando a Estados Unidos de no tomar medidas efectivas para frenar las acciones del régimen iraní, que, según él, ha incrementado significativamente su violencia en los últimos cuatro años. “Irán ha pasado de ser un desafío importante a convertirse en una amenaza aún mayor, debido a la falta de una respuesta contundente por parte del gobierno de Biden”, afirmó en una entrevista con un medio estadounidense.

O’Brien señaló que los aliados de Estados Unidos en Asia Occidental y otras regiones han interpretado la aparente pasividad de Washington como una señal de debilidad e inestabilidad. Esta percepción, según él, ha llevado a muchos de esos aliados a adoptar políticas exteriores más autónomas, distantes de las decisiones de Estados Unidos.

En esa misma entrevista, O’Brien subrayó la necesidad de reactivar la política de “máxima presión” aplicada durante la administración Trump, diseñada para aislar a Irán y forzarlo a cambiar su comportamiento mediante sanciones económicas y medidas diplomáticas más firmes. “La política de máxima presión no solo obligó a Irán a reconsiderar sus acciones, sino que también fortaleció la posición de Estados Unidos frente a sus aliados”, dijo.

Se puede decir, por tanto, que Marco Rubio pertenece a esa corriente política que considera a la República Islámica de Irán como un riesgo fundamental para la estrategia regional compartida por Estados Unidos e Israel. Su nombramiento sugiere que Irán se enfrentará nuevamente a la reimposición de la llamada estrategia de “máxima presión”, que busca debilitar políticamente al régimen iraní a través de sanciones brutales, acompañada de una visión belicista que, en principio, no augura nada positivo para la región.