María Bútina llega a Moscú tras su liberación de prisión en EU

María Bútina. la joven rusa apresada injustamente en EU, ya está en su país.

* La ciudadana rusa cumplió una pena de 18 meses tras las rejas por unos cargos que Rusia considera estaban motivados políticamente.

María Bútina ha hecho su llegada a Moscú este sábado, luego de ser deportada desde EE.UU. La ciudadana rusa cumplió una condena en el país norteamericano tras ser acusada de ejercer como agente extranjera y conspirar para actuar como espía de Rusia.

Bútina ha sido recibida en el aeropuerto Sheremétievo por su padre y por periodistas que le han entregado flores. «Estoy muy, muy contenta de regresar a casa, y estoy muy agradecida con todos los que me apoyaron», expresó Bútina.

«Yo no me di por vencida únicamente porque sabía que simplemente no tengo el derecho de hacerlo», manifestó la ciudadana rusa. «Los rusos no se dan por vencidos», recalcó.

Además de agradecer al pueblo ruso por su apoyo y donaciones, María Bútina, al lado de su padre, Valeri Butin, pronunció también las «gracias para el Ministerio de Asuntos Exteriores y los diplomáticos, que hicieron todo lo posible» por facilitar su regreso al país.

La portavoz de la Cancillería, María Zajárova, calificó las palabras de Bútina para los periodistas como «una de las conferencias de prensa más felices» que ha presenciado.

«EE.UU. perdió su sistema de Justicia»

En conversación con RT, Bútina afirma sentirse «aliviada» de haber llegado a la capital rusa luego de los «tristes» acontecimientos en torno a ella. «No tengo nunca ningún enojo contra EE.UU. porque hay gente buena y mala en cualquier parte», indicó.

«Todavía creo que ambos países deberían ser amigos, pero lo que me pasó definitivamente demuestra que EE.UU. está perdiendo su sistema de Justicia. En realidad ya se ha perdido, no solo para mí, sino para el estadounidense promedio», aseveró la ciudadana rusa.

Tras ser deportada de EE.UU., Bútina señala que se le ha prohibido la entrada a ese país. «Las actividades de fomento de la paz que realizaba sin acreditación son un crimen tan malo —estoy siendo sarcástica aquí— que no puedo volver. Y no quiero hacerlo», indicó. «El racismo en EE.UU. es muy real, y si eres ruso en EE.UU. deberías estar muy preocupado», añadió.

Bútina revela que solo supo acerca de su liberación cuando estuvo frente al avión con bandera rusa. «Todo lo que me pasó fue como en ‘Alicia en el país de las maravillas’, tan loco e impredecible que esperé que me sucediera cualquier cosa hasta que el avión aterrizara en Rusia», manifestó.

«Esto es una tortura»

El viernes, Bútina abandonó la prisión en Florida donde permaneció poco menos de 18 meses cumpliendo una condena que le fue dictada en abril de 2019, cuando ya había pasado nueve meses recluida. Ese mismo día fue trasladada a un centro migratorio en Miami previo a la deportación a su país de origen.

La ciudadana rusa recuenta que pasó 117 días en confinamiento solitario —»la experiencia más aterradora» que ha sufrido—, recordando que de acuerdo con las Naciones Unidas «esto es considerado como tortura, porque es una tortura». «Todavía no entiendo por qué era necesario […] yo no tenía secretos, yo solo era una estudiante», subrayó.

Bútina relata que solo probaba «comida de verdad» aproximadamente una vez por semana, cuando era interrogada por asuntos que no entendía. «No sabía nada, así que ¿qué les podía dar? Estas largas entrevistas eran solo para que el público estadounidense creyera que algo importante estaba pasando, pero esto no era así», indicó.

«Nunca he sido una espía»

A finales del año pasado, Bútina se había declarado culpable solo del cargo de conspiración, negándose a hacer lo mismo respecto a la acusación de que ejercía ilegalmente como agente extranjera. La recién liberada asegura que accedió a cooperar con las autoridades porque, de lo contrario, «hubiera recibido todos los 15 años [de pena]».

«No tenía dinero en el bolsillo, no tengo co-conspiradores en mi conspiración —así que conspiré conmigo misma—», ironiza Bútina. «No tengo actividades legales y no tengo víctimas; el único crimen que hice fue no haberme registrado [como agente extranjera]», añade, haciendo hincapié en que la ley que la obligaba a registrarse «no tiene un formulario para la registración».

La exestudiante niega cualquier señalamiento de espionaje en su contra. «Nunca he sido una espía, nunca me han acusado de espionaje, no es más que una película de Hollywood», señala Bútina, lamentando que EE.UU. olvidara la «igualdad de género» que predica. «Si yo tuviera otra apariencia, si yo no fuera una mujer, no habría ningún juguete sexual. Es tan triste porque esto es sexismo», acotó.

Rusia rechaza la condena

El Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia había declarado en mayo que la pena dictada contra la mujer de 30 años estuvo motivada políticamente.

«Nuestra compatriota ha sido condenada solo por ser ciudadana de Rusia», reza el comunicado de Exteriores, en el que se precisa que la sentencia supone «una mancha vergonzosa en el sistema judicial estadounidense, que completó sin cuestionamientos un encargo político evidente».

El padre de María, Valeri Butin, denunció en una entrevista con RT que su hija había estado mucho tiempo encerrada en régimen de aislamiento, algo que «no puede sino tener un impacto negativo en su condición física y mental», debido a que «es difícil decir cuánto tiempo una persona común puede soportar ese tipo de tortura».

* En 2016, María Bútina llegó a EE.UU. para estudiar Relaciones Extranjeras en la Universidad Americana (Washington).
* El 15 de julio de 2018, fue detenida bajo la acusación de ejercer como agente extranjera sin estar acreditada para ello y conspirar para actuar como espía de Rusia en territorio norteamericano.
* Se ha señalado a Bútina por organizar eventos en favor del derecho de poseer armas de fuego, actividades que, según EE.UU., no estaban debidamente registradas como cabildeo político y promovían los intereses de Rusia.
* A pesar de que en principio rechazó los cargos, el pasado 10 de diciembre trascendió que Bútina aceptó cooperar con las autoridades estadounidenses y declararse culpable, aunque solo del cargo de conspiración.

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