Mientras países de UE se robaban mascarillas unos a otros, Cuba se mostró solidaria

* «Fuimos náufragos y nos socorristeis sin preguntarnos el nombre ni la procedencia. Tras meses de luto, angustia y dudas ahora vemos la luz (…) Llegando aquí dijisteis que vuestra patria es el mundo y de ahora en adelante seréis nuestros compatriotas en este mundo grande a menudo maltratado por la ausencia del valor supremo de la solidaridad», les dijo alcaldesa de Lombardía.

La postulación de las brigadas médicas cubanas para el Premio Nobel de la Paz 2021 abre un nuevo pulso entre EEUU y Cuba. El Gobierno de Trump los acusa de ser una «trata de personas» y presiona a otros países para que no los reciban. Intelectuales y movimientos sociales insisten que Cuba ha sido el país que más ha ayudado durante el coronavirus.

«En medio de esta pandemia sin precedentes en la historia moderna, hay un grupo de un pequeño país que ha proporcionado esperanza e inspiración a personas de todo el mundo: los médicos y enfermeros cubanos que forman parte de la Brigada Médica Internacional Henry Reeve, que ahora trabajan en 21 países para combatir el Covid-19».

Así comienza la carta con la que personalidades internacionales como Noam Chomsky, Alice Walker, Eve Ensler, Adolfo Pérez Esquivel, Joao Pedro Stedile, Chico Buarque y Silvio Rodríguez, entre otros, piden al comité del Premio Nobel de la Paz 2021 entregue este galardón a los médicos cubanos «en reconocimiento a su magnífica solidaridad y desinterés, salvando miles de vidas al poner sus propias vidas en peligro».

Pero la petición no solo viene de reconocidas figuras políticas, sociales e intelectuales. También lo hacen ciudadanos de distintas partes del mundo. Uno de ellos es Maurizio Bertolaso, un italiano de 67 años que gracias a la atención sanitaria de los médicos cubanos e italianos pudo ganarle la batalla al coronavirus.

«Encontré médicos y enfermeras cubanos que, además de darme un gran trato profesional, me dieron un trato humano que me conmovió y me sorprendió positivamente. Era un contexto de mucha dificultad y aun así fue un trato tan humano que me llegó profundamente», relata Bertolaso, habitante de la provincia de Cremona en la región de Lombardía, uno de los puntos más afectados por el coronavirus en Italia y que para ese momento era el epicentro de la pandemia en Europa.

El primer contingente de la Brigada Médica Internacional Henry Reeve llegó a Italia el 23 de marzo de 2020. Era la primera vez que esta brigada, que se ha dedicado durante los últimos 15 años a atender a poblaciones en situaciones de emergencia, llegaba a Europa. Lo hacía en el contexto más difícil que haya vivido este país después de la II Guerra Mundial, cuando los muertos por el coronavirus se contaban de a miles.

«La gente estaba encerrada en su casa, mirándose unos a otros con miedo, sin saber si tu vecino era el enemigo. Cuando vimos a ese ejército de batas blancas llegar, que dejaron a su familia para ayudarnos, sabiendo que podían morir contagiados, uno se conmovía y lloraba de la emoción. Mientras en la Unión Europea se robaban mascarillas unos a otros, Cuba fue el país que levantó la bandera de la solidaridad, de la hermandad. Fue un gran mensaje», expresa Geraldina Colotti, periodista italiana residenciada en Roma.

El reconocimiento de los pueblos

Según datos de la Asociación Nacional de Amistad Italia Cuba, los 90 médicos internacionalistas que integraron los dos equipos médicos de la Brigada Henry Reeve atendieron a unas 10.000 personas.

«El trabajo de los médicos cubanos ha sido encomiable, no solo desinteresado y altruista, sino también muy profesional. Ha sido evaluado muy positivamente desde todos los puntos de vista: médico, científico y humano. Pasaron dos meses en Crema (Lombardía) y casi tres en Turín (Piamonte) y en los dos lugares dejaron una profunda huella por su humanidad, por su experiencia, preparación profesional; primero entre los pacientes y sus familiares, pero también entre el personal médico que compartió con ellos. Fue un trabajo muy noble, intenso y productivo, y los resultados se pueden ver en la cifra de pacientes de alta», indica Irma Dioli, presidenta de la Asociación Nacional de Amistad Italia Cuba, organización creada hace 60 años y que solicitó a las autoridades italianas la colaboración de los médicos cubanos.

Los médicos cubanos fueron condecorados y reconocidos por las autoridades de Crema y Turín por esa ayuda que llegó en «un momento de inaudita incertidumbre y peligro», como dijo Stefania Bonaldi, alcaldesa del municipio de Crema.

«Fuimos náufragos y nos socorristeis sin preguntarnos el nombre ni la procedencia. Tras meses de luto, angustia y dudas ahora vemos la luz (…) Llegando aquí dijisteis que vuestra patria es el mundo y de ahora en adelante seréis nuestros compatriotas en este mundo grande a menudo maltratado por la ausencia del valor supremo de la solidaridad», les dijo en su despedida la alcaldesa de Crema.

«En una frase te lo digo: orgullo de ser cubano. Tal vez el mundo no se sepa, pero la cultura de solidaridad internacionalista está muy anclada en la identidad cubana desde las luchas por la independencia. Los cubanos fuimos los que más ayudamos al pueblo español a combatir el fascismo en defensa de la República, fuimos a combatir contra el apartheid en Sudáfrica, hemos ido a alfabetizar a muchos lugares. A inicios de los 60 fuimos a ayudar a la naciente república argelina que, aunque ya para ese momento Estados Unidos nos había dejado casi sin médicos, nosotros fuimos a ayudar a esa nación porque también el colonialismo francés los había dejado a ellos sin médicos. Es decir, para los cubanos eso es una cultura, lo llevamos muy adentro en los sentimientos. Es difícil que uno conozca a una familia en Cuba que no tenga una persona que no haya participado en una misión internacionalista», indica el periodista cubano Iroel Sánchez.

«Es el triunfo de la Revolución Cubana y la práctica política de Fidel Castro la que lo convierte en algo cotidiano y de lo que los cubanos estamos muy orgullosos. Fidel lo hizo a través de su pedagogía política, en su educación constante y su ejemplo personal. Por ejemplo, cuando hubo un terremoto en Perú, el primero en ir a donar sangre fue Fidel, nos enseñó con el ejemplo lo que es ser internacionalista, porque como decía él: ser internacionalista es saldar nuestra propia deuda con la humanidad», explica Sánchez.

Nobel de la Paz vs bloqueo

Mientras crece el reconocimiento mundial por la labor internacionalista de los médicos cubanos, que ahora están desplegados en una veintena de países combatiendo el coronavirus, también aumentan los señalamientos desde Estados Unidos y organizaciones como Human Rights Watch que los acusan de someter a sus médicos a trabajos forzados.

«Cuando citas a Pompeo o a HRW estas citando lo mismo, en esencia es la misma fuente: el Gobierno de Estados Unidos. Los Gobiernos de Estados Unidos tienen una vocación histórica de destruir a la Revolución Cubana y todo lo que ella representa. En eso han fracasado durante 60 años. Uno de los resultados emblemáticos de la Revolución Cubana son sus servicios de salud que son, incluso, en indicadores de mortalidad infantil y en otros, mejores que los de Estados Unidos y otros países del primer mundo. En el caso de los médicos cubanos ellos creen que es necesario destruirlo porque la existencia de esa colaboración pone en crisis el estereotipo histórico que EEUU ha intentado construir y porque abre más posibilidades de que otras personas, Gobiernos, instituciones y medios de comunicación conozcan la verdad sobre Cuba», opina el periodista Iroel Sánchez.

Las acusaciones desde Estados Unidos no se han quedado en simples declaraciones. El 18 de junio, tres senadores republicanos presentaron un proyecto de ley para castigar a los países que acepten misiones médicas cubanas porque, argumentan, serían cómplices de la trata de personas. A su vez, el Gobierno de Trump, en plena pandemia, radicalizó las sanciones contra la isla, impidiendo que las autoridades cubanas pudieran comprar, entre otras cosas, respiradores.

«El bloqueo económico que Estados Unidos hace contra Cuba es una de las peores porquerías que se pueda hacer», denuncia Bertolaso.

«En Italia fuimos protagonistas de un hecho épico, histórico que siempre quedará en nuestra memoria: el apoyo de las brigadas médicas cubanas, y eso siempre se impondrá ante cualquier acusación, barbaridad o amenaza. El pueblo italiano sabrá recordar», sostiene Dioli.

Desde 2005, cuando el líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro, creó la Brigada Henry Reeve, estos médicos han brindado asistencia médica gratuita en más de 20 países azotados por desastres naturales, terremotos y epidemias, como sucedió con los terremotos de Chile y Haití en 2010 o con la epidemia de ébola en África. Se estima que su labor ha salvado la vida de unas 80.000 personas.

En el año 2017, la Organización Mundial de la Salud le otorgó el Premio de Salud Pública en memoria del doctor Lee Jong-wook.

Ahora, tres años después, son los movimientos y líderes sociales de distintas partes del mundo los que piden reconocer la solidaridad internacionalista del pueblo cubano. Aseguran que un Premio Nobel de la Paz para la Brigada Henry Reeve sería una victoria simbólica cuyo objetivo final es romper el bloqueo económico, comercial y financiero que Estados Unidos ha mantenido contra el pueblo cubano por más de seis décadas.

«Ellos mismos son mensajeros de paz, de solidaridad, de hermandad que son valores verdaderos y profundos que hoy día tanto necesita nuestra sociedad. Este premio sería una forma de agradecerles a ellos por su dedicación y humanidad. Ellos con su trabajo ayudan a salvar vidas. Por eso es importante en este momento la solidaridad con Cuba, apoyarlos en su lucha contra el bloqueo que ha continuado, cada vez más fuerte e incluso han recrudecido las sanciones en medio de la emergencia sanitaria, algo inhumano, inmoral, bárbaro. Es la barbarie», lamenta Dioli.

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