Neonazis ucranianos dejan rastro de esvásticas y escudos hitlerianos

RT Español

* Tras su retirada de las ciudades, también se ha incautado una gran cantidad de materiales de propaganda del batallón neonazi Azov, incluido su «código de honor de un nacionalista» y el libro escrito por Adolf Hitler “Mein Kampf”.

Desde el inicio de la operación militar de Rusia en Ucrania, los militares rusos, junto con los combatientes de las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk, han ido encontrando literatura y símbolos nazis a medida que las unidades nacionalistas ucranianas se retiraban de las ciudades y localidades.

La milicia popular de Donetsk publicó en su cuenta de Telegram una muestra de objetos incautados a los combatientes del batallón neonazi Azov en uno de los distritos de Mariúpol. Entre la literatura hallada en la base de esa unidad de la extrema derecha ucraniana, figura el libro de Adolf Hitler, “Mein Kampf”, un texto dedicado a las unidades de voluntarios de las Schutzstaffel, más conocidas como SS, así como panfletos con instrucciones para los miembros del batallón.

Por otra parte, también se encontraron imágenes de la esvástica, chevrones o símbolos militares con calaveras de la 3.ª Panzerdivision SS Totenkopf, así como un cinturón con una esvástica y un águila.

Un video publicado este lunes y grabado en la base de Azov en Mariúpol, tomada por los militares rusos y las fuerzas de Donetsk, muestra una serie de objetos parecidos: además del ‘Mein Kampf’, una bandera ucraniana con inscripciones nacionalistas, así como etiquetas neonazis, entre ellas una que muestra el escudo de la Alemania de Hitler.

Paralelamente, Ilyá Vasiunin, corresponsal de RT, difundió este lunes un video grabado frente a la casa de Víctor Plótnikov, jefe de la unidad local del grupo ultranacionalista Sector Derecho, ubicada en la localidad de Primorsk, en las proximidades de la ciudad de Berdiansk.

Entre los objetos hallados allí figuran publicaciones de propaganda, credenciales e insignias de diferentes batallones ucranianos como Aidar y Sector Derecho, así como uniformes con escudos de las SS y símbolos de la Alemania nazi.
Mientras, la grabación de la base de Azov ubicada en las proximidades de la localidad de Mángush y actualmente ocupada por las fuerzas de la milicia popular de Donetsk, muestra un panfleto titulado «Código de honor de un nacionalista» y materiales de propaganda del batallón.

Ya anteriormente, la milicia popular de Donetsk había denunciado el descubrimiento de una gran cantidad de materiales de propaganda similar en una base del batallón neonazi Azov. Al mismo tiempo, mostró también insignias con el escudo del batallón, la runa “wolfsangel” estilizada.

“Tanques ucranianos disparaban a civiles”. Emergen testimonios de sótanos en Mariúpol

Mariúpol es escenario de enfrentamientos muy intensos entre las fuerzas rusas, que luchan junto las milicias de Donbass, y el Ejército de Ucrania, que tiene al lado los batallones nacionalistas. En la ciudad, el 90 por ciento de las viviendas se han visto afectadas y decenas de miles de residentes han sido utilizados como escudo humano por las cercadas tropas ucranianas.

Con las fuerzas rusas apretando el cerco, los residentes locales consiguen salir de los sótanos de los edificios. Junto a ellos, también salen a la luz las historias sobre lo que pasó en la ciudad asediada.

«Ya no podíamos escondernos en el piso y corrimos al sótano. Nos escondimos en el sótano, y no tuvo ningún efecto el hecho de escondernos allí. Todo el edificio estaba temblando», contó un residente local.

«Cerca de un jardín de infancia, donde había una tienda, ellos (la milicia nacionalista) colocaron morteros, cañones y dispararon contra un edificio. Anteayer, un tanque pasó por allí y disparó fuego directo a los edificios, ¡fuego directo!», continuó.

Otra residente relató que los militares ucranianos no les ofrecían víveres ni la posibilidad de evacuar. «No tenemos pan, ni agua, ni electricidad, ni calefacción, ni nada. Todos tosemos. Todo está mal. No recibimos ayuda de nadie desde hace un mes. Ni pan, ni agua. Para conseguir agua tenemos que correr bajo las balas», afirmó la mujer.

Una ciudadana arriesgó su vida junto a 17 personas para escapar de los bombardeos.

«Fueron nuestros defensores los que nos bombardearon, el batallón “Azov”. Decidimos huir de allí porque nos dimos cuenta de que si pasábamos una noche más, simplemente moriríamos. Corrimos a través de la plaza hacia un refugio antibombas para, al menos, tomar un descanso después del bombardeo. Los tanques ucranianos circulaban y disparaban a los civiles, y los francotiradores también los atacaban».

La mujer dijo haber pasado un mes en un refugio antibombas sin comida ni agua: «(Pedimos) agua, comida, teníamos niños pequeños… Y como respuesta recibimos proyectiles cerca de nuestro refugio».

Otra habitante relató cómo intentó salir de la zona de guerra junto con su familia. «Empezamos a salir en un convoy de dos coches. Los dos primeros coches, el nuestro y otro, fueron tiroteados por francotiradores sin previo aviso, desde un hotel, alcanzando a mi hija tangencialmente. A mi madre le dispararon en las dos piernas, y a mi hijo menor también le dispararon en la pierna tangencialmente», contó.

Otra mujer, de edad avanzada, señaló: «No hay medicinas. La gente está enterrada aquí, en el patio. Aquí tenemos gente enterrada, en el otro lado también».

Tal vez, para alejarse de la devastación de alrededor, un hombre sentado en el patio lee serenamente un libro. «Mi escritor favorito, Valentín Pikul», contesta cuando se le pregunta qué autor lee.» Diez días de vida así, ya estoy harto de todo. Estos disparos ya no me provocan ninguna reacción, créeme», afirma cuando el corresponsal le dice: «Es usted un hombre de hierro».

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