Neymar incontenible

Leo Messi cayó lesionado y al minuto de abandonar el campo, la tarde en que el Las Palmas visitó Barcelona, el 28 de septiembre, la afición y los jugadores miraron a Neymar.

 

Quedó el equipo bajo la presión de jugar sin el mejor del mundo. Pero respondió el Barça y lo hizo el brasileño, a quien se le pidió un paso adelante y dio todos los necesarios hasta marcar ocho goles en 10 partidos, tres de penalti, y uno, como el que anoche, el que cerró el choque contra el Villareal antológico, de esos que justifican porque el 11 recuerda a menudo a Ronaldinho.

Neymar recibió un centro de Suárez a la carrera, con el control le hizo un sombrero a Jaume Costa llegando al área y al caerle el balón, tras girar sobre sí mismo, fusiló al portero. Un gol para la historia del Camp Nou, que puso en pie a la hinchada, que sacó pañuelos en su honor y le rindió pleitesía Una genialidad tremenda que tenía preparada. “Era una jugada que había pensado antes. Estoy muy feliz”, dijo. “La verdad, yo no sé cómo se hace eso, preguntarle a él porque es impresionante. Yo soy incapaz de meter un gol así”, señaló Piqué. “Vamos que lo intento y me tropiezo”, bromeó el central.

El técnico del Barcelona, que jugó con Ronaldinho y entrena a Neymar, sostiene que pese a su mala memoria, recuerda que cuando era compañero de Ronie “nos quedábamos a verle tocar la pelota en los calentamientos y con Ney pasa lo mismo”, pero no quiso valorar si es después de Messi el mejor jugador del mundo: “Eso lo dejo para vosotros. Yo estoy encantado de verle en el Barcelona”. Aunque sí celebró que se lleve bien con Suárez y Messi, pero recordó que no serviría de mucho “si los demás se llevaran mal en el equipo”. “Posiblemente, es el delantero de la Liga más en forma. Resulta muy determinante cara a la portería y también en el juego. Está en una gran forma, esté creciendo, es joven y se apoya en un gran equipo. Podríamos considerarlo el más determinante de la Liga”, aseguró Marcelino, entrenador del Villarreal, que admitió que como aficionado “le aplaudiría”, pero “no como entrenador del rival, por supuesto que no”.

Neymar abrió el marcador en un partido del que bien pudo haber salido con el balón bajo el brazo y llevárselo a casa, de no ser porque esta vez el más generoso fue él, que dejó lanzar el penalti que Jaume Costa cometió sobre Munir a Suárez y perdió la oportunidad de firmar un hat-trick.

Al Barcelona le costó otra vez desatascar el encuentro pero otra vez encontró a las dos patas de un tridente que sin Leo en el campo lleva ganados ocho de los 10 partidos que ha disputado, y solo ha perdido el que jugó en Sevilla. Y lo ha basado en una racha espectacular sustentada en los goles de los hombres que han sabido sobrevivir sin Messi. Neymar –pichichi de la Liga con 11 tantos- y Suarez han firmado los últimos 15 goles ligueros del equipo y de los últimos 22, si se cuentan todas las competiciones, han marcado 19.

Neymar, a quien el árbitro prohibió jugar con una cinta en el pelo, fue rescatado por sus compañeros de alguna trifulca, recibió más de una tarascada, alguna evidentemente evitable, como la que originó un pequeño rifirrafe en el minuto 47, jugada en la que terminaron amonestados él y Luis Suárez. Resignado, después del partido se limitó a decir: “Nosotros no podemos hablar ni contestar nada. Tenemos que jugar al fútbol y olvidarnos de los árbitros”. Lo que no olvidará el Camp Nou es que en tardes como la de ayer, Neymar sacó la chistera y dejó partidos, y goles, inolvidables.

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