Nicaragua, 1988, la agresión económica y la oligarquía al “rescate”

 Pascualina Curcio*

 A 33.547% llegó la hiperinflación en Nicaragua en 1988. Los precios comenzaron a incrementar repentinamente a partir de 1984. En 1991, mágicamente, se detuvo.

Eran tiempos de revolución sandinista. Reagan creó y financió a La Contra. A través de la CIA les dio 372,7 millones de dólares entre 1982 y 1990. El escándalo Irán-Contra en 1986 develó las prácticas del gobierno norteamericano para sembrar y financiar terrorismo, para derrocar revoluciones.

En 1985, el inquilino de la Casa Blanca decretó sanciones contra el pueblo nicaragüense. Era un embargo comercial que afectó 70% de la economía. Según la CIA, para 1987, solo en exportaciones, el embargo comercial tuvo un impacto de 115 millones de dólares.

También aplicó un bloqueo financiero. Impidió el financiamiento externo por parte de los organismos multilaterales. En 1982, vergonzosamente, Venezuela suspendió las entregas de petróleo a Nicaragua, en 1984 lo hizo México. Estaban presionados desde Washington. En 1985, la URSS garantizó 90% del suministro.

Mientras tanto, el pueblo se enfilaba en las calles para comprar alimentos, medicamentos y productos de higiene, para conseguir dinero en efectivo. Muchos otros cruzaban la frontera para trabajar fuera y enviar remesas en dólares.

Los precios se duplicaban cada 15 días. No fue por la impresión de billetes. Por el contrario, la cantidad de dinero disminuyó 89% en 1988. La causa fue la desproporcionada e inexplicable depreciación del córdoba (32.520.325.103% entre el 84 y el 91). En 1983, un dólar costaba 123 córdobas, en 1991 había que pagar 40 mil millones de córdobas. La Prensa, periódico de oposición, se encargaba de reportar diariamente la cotización. Paradójicamente las reservas internacionales aumentaron 38% en 1988. Entre 1986 y 1989 aumentaron 166%.

En 1990, la burguesía asumió la presidencia. Aplicó el Plan Mayorga. Endeudó al país por 300 millones de dólares para promover e incentivar la inversión privada, especialmente la norteamericana, y para importar bienes desde EEUU. Privatizó las empresas; dolarizó la economía bajo la figura de una caja de conversión con referencia a las limitadísimas reservas de oro. En resumen, entregó la soberanía a quien durante años los hubo atacado.

También echó de sus puestos al 20% de los empleados públicos, disminuyó el gasto social, liberó los precios, congeló los salarios y aumentó las tarifas de los servicios básicos.

Después de que el imperialismo asumió la presidencia de Nicaragua en 1990, empaquetó las agresiones. Cesó el asedio. Depuso su principal y más potente arma: el ataque al córdoba.

Mágicamente la depreciación de la moneda se detuvo. Milagrosamente, en 1991, ya no había hiperinflación, solo pobreza.

* Economista y académica venezolana.

@Pasquicurcio

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