Nicaragua ayer y hoy: Una conversación con Daniel (I)

Daniel con Dick y Miriam Emanuelsson, reportero
y camarógrafa, respectivamente.

Dick y Miriam Emanuelsson

“Frente al terrorismo, reconciliación para consolidar la paz”.

Un año después que la oposición golpista ha sido derrotada, la situación tiende a normalizarse en Nicaragua. Las heridas humanas y económicas son imborrables. Pero lo más grave es la amenaza de una guerra económica de EEUU que la oposición vendepatria desea.

Trump no la decepciona y abre ahora un nuevo frente de guerra a través de un total bloqueo a Venezuela. Después vienen Cuba y Nicaragua, promete el mandatario estadounidense.

Internamente, no hay duda que el Frente Sandinista y su gobierno, pese a toda la guerra mediática internacional, está muy fuerte. El intento de golpe de estado fue una dura y amarga lección que sacudió a los centenares de miles de militantes que posee el partido sandinista.

Cuatro días después del gigantesco acto del 19 de Julio en la Plaza de la Fe, pegadito al lago de Managua, nos vimos con el Comandante, el presidente Daniel Ortega. Como siempre lo acompaña fielmente su vicepresidente, la incansable Rosario Murillo.

Un comandante en Estocolmo 1985

El 23 de julio de este año fue la segunda vez que me topé con el Comandante Ortega. La primera fue en mayo de 1985 cuando llegó a Estocolmo, Suecia, invitado por el Primer Ministro Olof Palme, asesinado nueve meses después por los que se sospecha eran agentes de la CIA.

En la Casa del Pueblo en Estocolmo, repleta con dos mil personas presentes, Daniel y Rosario fueron recibidos en el escenario por 150 niños pioneros, organización de la Juventud Comunista Sueca. Recibieron el pañuelo rojo de los pioneros con sus tres puntos, caracterizándolos como “Paz, Amistad y Solidaridad”.

Daniel y Rosario reflejan tranquilidad en sus rostros, aunque Rosario siempre observa y absorbe cada palabra de los cuatro periodistas que hemos sido invitados para hablar y opinar sobre el proceso político y la perspectiva de desarrollarla en paz. Éramos Max Blumenthal & Ben Norton (EEUU), el británico Steve Sweeney y este reportero.

Los estadounidenses quieren saber sobre las declaraciones hostiles de Trump hacia Nicaragua, pero también sobre qué piensan acerca de la candidatura del demócrata Bernie Sanders. El británico se refiere a los medios de comunicación británicos como The Guardian u otros que consideran al presidente Ortega un “dictador” y quiere saber quién es Daniel Ortega.

El Comandante, con su rostro serio como en la época de guerrillero, “sondeando y explorando el terreno”, se ríe un poco y comienza a relatar la dura vida de insurgente en la montaña o en la selva. “No sabíamos quién iba a morir cuando planeábamos una acción guerrillera. Pero que alguien de nosotros iba a morir, eso sí lo sabíamos”.

Es notorio que su humildad le impide hablar de sí mismo. Prefiere hablar sobre los esfuerzos de paz que su gobierno hace en todos los niveles de la vida nicaragüense. Trump y el Congreso amenaza con Nica-Act u otras acciones para estrangular la economía. Nadie niega que la situación es delicada. Un gigante económico como EEUU puede crear mucho daño a una nación con una economía tan pequeña y frágil como la nicaragüense.

“¿Cómo puede seguir avanzando Nicaragua con un gobierno tan agresivo como el de Washington”?, le pregunta el periodista norteamericano Max Blumenthal. Ortega le responde subrayando que la guerra es terrible, así como lo es la guerra económica. “Eso es también terrorismo. Ahora agreden a Venezuela y a Nicaragua. Durante 60 años han agredido a Cuba con el bloqueo”.

El sacrificio por la paz; ¡sus piernas!

En su discurso central en la Plaza de Fe el 19 de julio hizo mención de uno de los hechos históricos más hermosos pero al mismo tiempo uno de los más terribles: el caso del veterano de guerra de Vietnam, Brian Wilson, un militante del Movimiento de Veteranos de Guerra de Estados Unidos que se acostó el 1 de septiembre de 1987 con sus piernas sobre los rieles del tren que venía cargado de armas para Centroamérica.

Había presenciado en Nicaragua el año anterior cómo once civiles fueron asesinados por la Contra en el norte del país. Ahora quería impedir la exportación de esas armas que asesinaban niños, viejitos e inocentes en Nicaragua.

“No podremos olvidar jamás a nuestro Hermano Brian Wilson, que perdió sus piernas cuando hacía lucha por la Paz en los Estados Unidos, y se iban a acostar él con otros Hermanos sobre los rieles donde venían los trenes cargados de armas para Centroamérica. Ahí se acostaban ellos para que no pasaran los trenes.

Y sin ningún sentido de humanidad el Alto Mando y el Gobierno norteamericano dijeron; `que les echen el tren´. Y les echaron el tren, y ahí perdió las piernas Brian Wilson, ¡un Héroe de la Paz!”, subrayó Ortega en la Plaza, con los veteranos de guerra presentes.

Ante nosotros, el comandante repetía varias veces las palabras esenciales del discurso de la Plaza: “Estos son tiempos en el que tenemos que unirnos todos, los nicaragüenses, los centroamericanos, los mesoamericanos, los latinoamericanos y caribeños, con el pueblo norteamericano, para luchar por la paz en toda Nuestramérica”.

Reforma electoral

– Usted habló en el acto del 19 de julio sobre la necesidad de una reforma electoral. ¿Qué contenido tendría tal reforma?, pregunto.

“Sobre el tema de la reforma electoral, pues en Nicaragua ha habido varios procesos de reformas electorales con los cambios de gobiernos. La primera transición pacífica en Nicaragua fue en el 1990 cuando nosotros teníamos el poder.

Todo el Consejo Superior Electoral [era] sandinista, decían (los enemigos políticos) y que no había forma que nosotros perdiéramos elecciones `porque controlan todo´. Pero sí mostramos que éramos respetuosos del voto del pueblo” (en la derrota electoral 1990).

Continuó: “Para esas elecciones se hicieron algunas reformas. Luego con los gobiernos liberales se siguieron trabajando reformas con el fin de mejorar de punto de vista, sobre todo legal, técnico y organizativo aspecto en el proceso. Dar mayor claridad al tema electoral.

Lógicamente eso demanda otros recursos. Por eso esto tiene que ser un gradual proceso. Hace muchos años habíamos acordado un proceso de reforma electoral a las elecciones de 2021.

Es el tema que tenemos pendientes de abordar para que las elecciones en 2021 se vayan con mayor certeza, con la mayor seguridad, para que tengamos un sistema electoral mucho mejor que el anterior.

Lógicamente, debemos contar con un sistema electoral con otros recursos tecnológicos para poder contar con un sistema electoral sólido que no nos esté demandando reformas continuas. En esa dirección queremos avanzar”.

 

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