Nueva York y el frágil sostén de la vitrina

Elson Concepción Pérez | Granma

Estados Unidos, como patrón, y la ciudad de Nueva York, como símbolo de la opulencia, han marcado el quehacer del capitalismo y han extendido sus tentáculos mediáticos, convirtiendo a países sin el mismo desarrollo en una especie de entusiastas aprendices de una fórmula a la que se conoce como modelo neoliberal.

En el caso que nos ocupa, Nueva York, el rico componente cultural y el alto desarrollo económico, se combinan, antagónicamente, con grandes exponentes de pobreza –hambre incluida–, desempleo y los que por decenas o cientos de miles no tienen una vivienda y muchos de ellos pernoctan bajo puentes o en carpas. También están los que carecen de un estatus legal para no sentirse otra cosa que míseros explotados que sostienen el andamiaje de la gran vitrina.

Pero, un enemigo que no hace diferencias entre opulencia o desolación, se ha alojado en la ciudad y la ha virado patas arriba, cuando el sistema mismo se ha visto colapsado, y quienes se aferran en defenderlo, no parecen tener la más mínima convicción de cuán frágil es.

La Covid-19 ha hecho de Nueva York una presa de su propio modelo de vida. Los hospitales no alcanzan. Los medios de protección para personal médico y enfermos son deficitarios. Las camas de terapia insuficientes. Faltan mascarillas, guantes y test diagnósticos, entre otros.

Los últimos exponentes del caos lo constituyen las funerarias colapsadas y los muertos que se amontonan, lo mismo a la entrada de esas instalaciones que en patios, o en morgues rodantes utilizadas a última hora.

Parece el retrato mismo, no solo de la letalidad del virus, sino de una sociedad contaminada con el propio componente viral de un sistema en deterioro.

Hasta el lunes 20 de abril, la situación no podía ser más deplorable: en el estado neoyorquino se contabilizan 14,000 muertos, de ellos 10,899 en la ciudad de Nueva York, y más de 214,600 afectados.

Los medios de prensa reflejan que los vecinos del distrito de Brooklyn se han escandalizado al ver 20 cadáveres apilados a las puertas y en el patio de una funeraria, según aparece reflejado en el diario The New York Post.

«Los niños que pasan pueden verlos. Estaba tan disgustado que me colé y vi cuerpos en bolsas sobre camillas, sin mantas. No están refrigerados. No sé si estas personas murieron por coronavirus o no, pero si lo hicieron, el virus está circulando en el aire», se queja un residente local que vive a una cuadra de la funeraria English Brothers.

Cuando el periódico contactó con Frank Restivo, propietario del servicio funerario, y le preguntó por los cadáveres, se limitó a decir: «Lo sé. No tenemos más espacio dentro».

Restivo explicó que debido a la incidencia de la COVID-19 tenía 40 cadáveres empacados dentro del local, cuando lo normal es que no tenga más de dos o tres cuerpos al mismo tiempo. Al no contar con el suficiente espacio, se vio obligado a colocar al resto de los cadáveres en el patio lateral.

El alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, afirmó que el presidente Donald Trump está traicionando a sus conciudadanos neoyorquinos, al no presionar para obtener miles de millones de dólares adicionales en ayuda federal que necesita la ciudad para lidiar con la crisis económica del nuevo coronavirus.

«En este momento le está fallando a la gente con la que creció», dijo el alcalde en referencia a Trump. «Cuando la ciudad de Nueva York necesita ayuda, ¿usted dónde está?», inquirió.

Dicho de otro modo, cuando el sostén de la vitrina muestra su fragilidad y se viene abajo, qué papel corresponde a quienes se encargan de mantener el sistema si hasta los miles de conciudadanos muertos, resultan ignorados.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *