Odios de Trump hacia Venezuela narrados por Bolton

Félix Roque Rivero

Donald Trump, ese ególatra que abandona la Casa Blanca, ese tipo adicto al caos, vanidoso, amoral, inculto, misógino, fascista y racista que tuvo el tupé de aupar la toma del Capitolio Federal con un saldo de muertos y heridos, siempre vio en Venezuela la posibilidad de aplicar sus arranques criminales, como lo narra John Bolton, exconsejero de Seguridad de los Estados Unidos en su Administración, en el libro La habitación donde sucedió, un relato desde el corazón de la Casa Blanca.

En una oportunidad, Trump dijo: “Sería guay invadir Venezuela”. Para él era un juego muy divertido invadir con sus marines al país sudamericano que con su Revolución bolivariana le causaba grandes y graves dolores de cabeza.

Cuenta Bolton que poco después del ataque con drones, el magnicidio en grado de frustración contra el presidente Maduro, el asunto de Venezuela volvió a surgir y Trump “me pidió encarecidamente, hazlo”. Se refería a derrocar a Maduro. En esa oportunidad fue enfático: “Es la quinta vez que lo pido”. El 11 de agosto de 2017, en Bedminster, Nueva Jersey, el primer mandatario afirmó: “Barajamos varias opciones para Venezuela y, por cierto, no descarto la opción militar”.

Odiaba a “la troika” representada por Cuba, Nicaragua y Venezuela, aunque de vez en cuando Trump también decía que quería reunirse con Maduro, a lo cual se oponían Mike Pompeo y Bolton. Tenían casi todo dispuesto para intervenir cuando Guaidó decidió autoproclamarse “y cruzara el Rubicón el 23 de enero”. Sin embargo, Trump sorprendió a todos cuando dijo: “dudo que Maduro caiga, es demasiado listo y duro”. Guaidó fue siempre una marioneta para Trump y sus asesores.

En una oportunidad Trump afirmó tajante: “quiero que Guaidó deje claro que será totalmente fiel a Estados Unidos y a nadie más”. Cuenta Bolton que en otra ocasión, Trump lo llamó a su despacho, estaba contento por las noticias de la juramentación de Guaidó y el reconocimiento de varios países aliados.

Le preguntó si era conveniente enviar cinco mil soldados a Colombia, por si fueran necesarios. “Apunté la sugerencia en mi bloc de notas amarillo y Trump me dijo ‘que te diviertas con la prensa’ y así fue, porque mi nota, captada por las cámaras, despertó innumerables especulaciones”.

Cuenta Bolton que Iván Duque, presidente de Colombia, fue a visitar a Trump y conversaron sobre Venezuela. Trump le preguntó: “¿Crees que debería hablar con él (Maduro)?” Trump le respondió que eso sería un triunfo para Maduro. Trump le repreguntó: “¿Quién está en posición más favorable: Guaidó o Maduro?”. Duque titubeó y entonces, el embajador colombiano Francisco Santos le respondió: “Hace dos meses habría afirmado que Maduro, pero ahora no opino lo mismo”. Trump tomó buena nota.

En la ocasión de la visita a la Casa Blanca de Fabiana Rosales, esposa de Guaidó, para sostener una reunión con Mike Pence, luego de la reunión pasaron al despacho presidencial. “Trump brindó una cálida acogida a Rosales”. En esa oportunidad, ordenó a Bolton “echar” de Venezuela a los militares rusos y “encerrar” a los cubanos. Le pidió sanciones más duras contra Venezuela.

Lo más inesperado de aquella reunión con Fabiana Rosales –reseña Bolton– fue que Trump advirtió “que no llevaba anillo de boda” y comentó que era una mujer muy joven. Bolton afirma que los comentarios de Trump sonaban maliciosos.

Él consideraba a Guaidó “débil”, mientras que Maduro era “fuerte”. Trump llamaba a Guaidó el “Beto O’Rourke de Venezuela”, en alusión a un político estadounidense, demócrata, que apenas había sacado menos del 3 por ciento de los votos. Se burlaba así Trump de su aliado Guaidó.

Reunido con sus asesores de seguridad y el Jefe del Estado Mayor Conjunto, analizando asuntos estratégicos y la presencia militar gringa en Oriente Medio, le preguntó a Bolton: “‘¿Por qué seguimos en Irak y en Afganistán, pero no estamos en Venezuela?’ Nos echó un sermón sobre Irak y Siria. ‘Como ya ocurrió con Irak debemos quedarnos con el petróleo de Venezuela después de echar a Maduro. Tengo una capacidad increíble para el riesgo. El riesgo es bueno’”.

Trump, el tiro te salió por la culata y hasta preso y humillado puedes terminar. La oscura sombra de tu copete amarillo deambula triste por los pasillos del Capitolio que tu locura misoginia contribuyó a incendiar. Tu destino fue realmente manifiesto. Una vez más se cumple la máxima que dice: “El que se mete con Venezuela se seca”. Te toca beberte tus odios. Pese a tus deseos, Venezuela continúa su marcha en paz.

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