Después de la publicación de una carta firmada por varios generales retirados que denunciaba «la desintegración de Francia», un semanario publicó otra advirtiendo que «la guerra civil se está incubando».
¿Qué tan probable es un conflicto interno provocado por los islamistas en Francia? Esta es la pregunta que se plantea el periodista británico y asesor de comunicación política Damian Wilson en un artículo publicado este martes en RT en inglés, en el que examina el profundo descontento de los militares franceses por la «inacción» del presidente francés, Emmanuel Macron, ante los islamistas radicales en ese país.
Tras la publicación de una carta dirigida al Gobierno y firmada por 20 generales jubilados que advertían de un posible conflicto interno por las continuas concesiones a los islamistas, el semanario Valeurs Actuelles publicó otra, cuya autoría es atribuida a militares en activo, advirtiendo que «la guerra civil se está incubando en Francia».
Para Wilson, que un presidente reciba una carta de militares advirtiendo de una inminente guerra civil es un acontecimiento «bastante raro», ahora bien, recibir dos en menos de un mes es «toda una hazaña». Además, señala que Macrón «no solucionará el problema tratando de silenciar a los disidentes» en lugar de «comprometerse con las cuestiones que plantean».
¿Por qué Macrón debe tener un «enfoque más considerado»?
El experto destaca que la diferencia entre las cartas recae en saber quiénes están detrás de ellas, después de «haber dejado de lado la primera», la otra misiva «no puede ser ignorada», esta vez los que se quejan no son un «puñado de generales semiretirados», sino soldados activos de la llamada «Generación del Fuego» francesa.
Según el periodista, se trata de algunos de los militares que han estado recientemente en servicio activo, «enfrentándose directamente a los extremistas islámicos en su país y en el extranjero».
Tras la segunda carta el Gobierno francés llamó a «la artillería pesada», afirma Wilson. El ministro del Interior Gérald Darmanin calificó el escrito de «burda maniobra», mientras que el primer ministro Jean Castex afirmó: «Es una plataforma política de extrema derecha, llamemos a las cosas por su nombre».
En la misma línea, la ministra de Defensa Florence Parly calificó la carta como «parte de una burda maniobra política. Utiliza toda la retórica, el vocabulario, el tono, las referencias que son las de la extrema derecha».
Este enfoque se adoptó a pesar de las garantías de los militares activos, que insistieron: «No estamos hablando de ampliar sus mandatos ni de conquistar otros. Estamos hablando de la supervivencia de nuestro país, de la supervivencia de su país».
El analista advierte que «no se les puede tachar simplemente de racistas radicales de derechas o de antiislamistas», ya que son una parte vital de las fuerzas armadas francesas, por lo tanto «merecen ser escuchados».
La líder de Agrupación Nacional Marine Le Pen defendió a los nuevos autores: «Está claro que no es un llamamiento a la insurrección, si no, no lo apoyaría».
Sin embargo, el periodista británico también recalca que a Le Pen, que ha ido ganando terreno en las encuestas para las elecciones del próximo año, le «encantará la incomodidad de Macron en este tema», que es además uno de los que serán centrales en la campaña de la política de ultraderecha.
«Macron es totalmente culpable de lo que ocurra después»
Wilson argumenta que Macrón reacción a «la primera carta con una caza de brujas» para «eliminar» a los oficiales en activo que se atrevieran a expresar una opinión política «inapropiada» para su cargo y probablemente la segunda carta «dé lugar a otra investigación», añade.
El analista advierte que el mandatario «es totalmente culpable de lo que ocurra después» al negarse a comprometerse y a aceptar que estos soldados «tienen razón».
Wilson culmina el artículo diciendo que es «improbable» que en Francia se llegue a una guerra civil, pero puede generar un «derramamiento de sangre y unos días aún más oscuros para la República».
Ataques a gran escala contra la población civil, atentados en lugares públicos u operaciones contra medios de comunicación son algunas de las acciones que han perpetrado extremistas islámicos en Francia y que desde 2012 han dejado más de 260 muertos. La seguridad pública y el choque cultural han dividido a la población francesa y ha sido tema de debate en todos los ámbitos sociales.