Imágenes de esa medida punitiva contra dos hombres que supuestamente colaboraron con los rusos.
La agencia AP publicó un reportaje sobre los primeros días tras la entrada de las tropas ucranianas en Jersón después de que las fuerzas rusas se retiraran por completo de la ciudad, y entre las imágenes que ilustran el material hay algunas que muestran a dos personas atadas a postes como castigo por supuestamente haber colaborado con los rusos.
No se informa quién fue el responsable de la medida punitiva, pero en una de las imágenes (en la que se ve a dos hombres atados a un poste con las manos en la espalda), delante de los detenidos se observa no solo a civiles, sino también a un hombre armado vestido con un uniforme militar ucraniano.
Cabe destacar que el día anterior, el domingo, se informó que el Ministerio de Defensa ucraniano había cancelado los permisos de trabajo de medios ucranianos que emitieron reportajes sobre Jersón.
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«Algunos representantes de los medios, ignorando las prohibiciones y advertencias existentes, sin el acuerdo de los comandantes pertinentes y los servicios de asuntos públicos de las unidades militares, llevaron a cabo actividades profesionales en la ciudad de Jersón antes de la finalización de las medidas de estabilización», reza un comunicado del organismo, publicado en su cuenta oficial de Facebook (propiedad de Meta, calificada como organización extremista en Rusia), refiriéndose a «una grave violación de los requisitos» de una orden del comandante en jefe de las Fuerzas Armadas ucranianas, Valeri Zaluzhni, emitida en marzo.
Se señala que «los permisos de trabajo de los representantes de los medios que violaron las normas de trabajo en las zonas de combate han sido cancelados y sus tarjetas de prensa son reconocidas como no válidas»; asimismo, se indica que esta medida se aplica a los representantes de todos los medios, incluidos los extranjeros.
No es el primer caso de represiones contra civiles por parte del régimen de Kiev. Así, en septiembre, la Oficina Estatal de Investigaciones de Ucrania anunció que había comenzado a realizar una «filtración» de los civiles que viven en la ciudad de Balakleya, en la región de Járkov, que había sido tomada por las tropas ucranianas después de estar bajo el control de las fuerzas rusas desde mediados de la primavera.
Según el organismo, sus investigadores llevaron a cabo «medidas de filtración e investigación en el asentamiento», con el fin de «evitar el aumento de la actividad de los rusos y sus secuaces». También señaló que Kiev pretendía «someter a la estricta responsabilidad» a «los colaboradores y traidores». «Se acerca el momento de ajustar cuentas», concluyó.