Prensa Latina
A pesar de versiones sobre la supuesta creación de una agrupación política alternativa al Partido Republicano estadounidense, entrevistas con estrategas, operativos y exfuncionarios niegan esa posibilidad, destaca hoy un artículo del diario The Hill.
El texto, firmado por Max Greenwood, especialista en el tema, señala que los republicanos consultados antes del fin del juicio político este fin de semana, muestran una profunda renuencia a romper formalmente con su formación partidista.
Los de la agrupación roja estaban muy divididos sobre la votación del sábado, cuando con 57 votos a favor y 43 en contra el Senado eximió al exgobernante de cualquier responsabilidad en el ataque de sus seguidores al Capitolio federal el 6 de enero.
En esa sesión, siete republicanos se unieron a los 50 demócratas para condenarlo, hecho que evidenció que existe una fracción entre los correligionarios de Trump que están ansiosos por deslindarse de su sombra.
Las fracturas del Partido Republicano fueron evidentes durante años, pero sus integrantes que respondieron a la encuesta de The Hill expresaron su escepticismo de que esa situación provoque la formación de una nueva organización con aspiraciones electorales a nivel nacional.
Esto se manifestó incluso después de una reunión la semana pasada entre decenas de conservadores de alto perfil que plantearon esa posibilidad.
Varias de estas fuentes dijeron que una tercera organización partidista equivaldría a poco más que un espectáculo y amenazaría las esperanzas de los conservadores de recuperar la Cámara, el Senado y la Casa Blanca en los próximos años.
“Seré el primero en decir que nuestro sistema electoral está en contra de terceros”, dijo Miles Taylor, exjefe de gabinete del Departamento de Seguridad Nacional bajo Trump, quien estuvo entre los que participaron en la reunión. “Si esa es la ruta que decidimos tomar, tenemos los ojos muy claros sobre el hecho de que hay un cementerio de terceros”, añadió.
En la mencionada reunión de la semana pasada participaron más de 120 exfuncionarios, operativos y activistas republicanos mediante videoconferencia para discutir la posibilidad de organizar un partido de centroderecha, o al menos una nueva facción dentro del Partido Republicano.
Más del 40 por ciento de los asistentes a la llamada respaldaron la idea de una entidad separatista, dijeron los organizadores, mientras una parte ligeramente mayor favoreció a una facción intrapartidista, similar al movimiento Tea Party que surgió en la agrupación roja hace más de una década.
Sobre el impacto del juicio político para los republicanos, el diario The New York Times señaló hoy en un artículo que es poco probable esta sea la última palabra para Trump y su partido muy dividido, pues a esto se suman las consecuencias de las heridas que dejó el asalto al Capitolio del 6 de enero.
La creación de un tercer partido es promovido por el movimiento conservador que arropa al expresidente Donald Trump amenaza hoy con romper el tradicional bipartidismo en Estados Unidos, según análisis de medios políticos y de prensa.
En días recientes, y como resultado de movimientos en la sombra de sectores políticos afines al Partido Republicano, trascendió que decenas de exfuncionarios de esa tendencia abrazaban la idea de crear un nuevo partido de centroderecha, ante el nivel de desgaste de la roja tras el gobierno personalista de Trump.
Fuentes del entorno partidista indicaron que las primeras etapas de las discusiones incluyen a personalidades vinculadas a las administraciones de Ronald Reagan, George H.W. Bush, George W. Bush y Trump, una parte de ellos exembajadores y estrategas.
Las fuentes señalaron además que grandes porciones del Partido Republicano se están radicalizando y constituyen un peligro para el sistema político del país, por lo cual esa agrupación ‘debe volver a comprometerse con la verdad, la razón y los ideales fundacionales, o claramente debe haber algo nuevo’.
Evan McMullin, exdirector de políticas de la Conferencia Republicana de la Cámara de Representantes, dijo que fue coanfitrión de la llamada con exfuncionarios preocupados por el control de Trump sobre sus correligionarios y por el giro que dio el partido en los últimos años.
Según un artículo de Devi Bones, en el portal digital theamericanconservative.com (TAC), no son pocos los que consideran que el exmandatario es ahora tóxico y los republicanos no pueden ganar con él. Sin embargo, tampoco pueden apartarse de él para futuros enfrentamientos en las urnas.
Por ejemplo, los republicanos tienen que defender 20 de sus escaños en 2022, mientras que el equipo demócrata (azul) solo tiene que mantener 14 escaños, todos en estados ganados por Joe Biden en 2020.
Con este mapa y todos estos retiros de senadores rojos, los demócratas están en una posición fuerte para ampliar su mayoría y cambiar las recientes tendencias de mitad de período con el partido del presidente en el control, algo que preocupa a las tendencias más de centroderecha en la agrupación roja.
En estos momentos los estadounidenses viven una polarización en el poder relativo de los dos principales partidos y según TAC el país no experimentó una crisis de definición de esta intensidad y magnitud desde el decenio anterior a la guerra civil.
Muchos se preguntan ahora, luego de los ataques al Capitolio el 6 de enero y el posterior juicio político a Trump, cómo este fue capaz de movilizar a esa gente sobre la base de una mentira demostrable.
Las fisuras entre los republicanos son evidentes y por ejemplo, recientes informes de prensa señalan que miles de personas abandonan sus filas, algo que también ocurre en menor medida entre los demócratas.
Pero los rojos enfrentan un reto muy diferente. La alta votación que recibió Trump el 3 de noviembre los obliga a preservar elementos significativos del trumpismo, mientras se liberan del propio Trump.
Según el análisis de TAC el exmandatario es tan tóxico ahora que nunca podrá ser usado como un vehículo para alcanzar una coalición mayoritaria en esa tolda, de ahí que los que rechazan a Trump busquen otra alternativa más al centro.
Al respecto, analistas políticos consideran que Trump devastó a las élites de la nación al atraer a estadounidenses que se sintieron marginados y abusados por el sistema tanto dentro de los rojos como de los azules.
La pregunta que se plantea a los republicanos es si pueden resistir este asalto de manera efectiva sin distanciarse del hombre que los puso en su situación actual a través de su propia toxicidad, precisó TAC en su aproximación a la ruptura del bipartidismo tradicional en la nación.
Sin dudas esta es una apuesta difícil pues intentará separar de la organización partidista a los trumpista y atrae al redil a aquellos más centristas que se sienten incómodos con el incendio creado por Trump.
Como anticipo de la fragmentación, hace algunos meses, Trump y su hijo Don enviaron un mensaje poco tranquilizador a la tolda roja. “Esto debería mandarles un mensaje: este ya no es su Partido Republicano, este es el Partido Republicano de Donald Trump, el partido que pone a Estados Unidos primero”.
Lo que es evidente es que la estructura de poder estadounidense está fracturada desde lo profundo y estos desgarramientos pudieran terminar en el surgimiento de un tercer partido.