Raúl Antonio Capote | Granma
Las recientes revelaciones vinculadas a Crypto AG nos confirman que la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos no se enteró del Plan Cóndor a través del espionaje; la CIA organizó, planificó, asesoró y participó en la ejecución de las acciones del macabro plan de exterminio.
La Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos espió durante años las comunicaciones diplomáticas y militares de centenares de países, utilizando máquinas de encriptado de una compañía suiza, propiedad de la CIA y de la agencia de los servicios secretos alemanes BND, revelaron cables divulgados por el centro independiente National Security Archive (NSA).
La investigación, publicada recientemente por el diario The Washington Post y la cadena pública alemana ZDF tuvo un gran impacto mediático; cientos de agencias de todo el mundo se hicieron eco de la noticia y referenciaron o comentaron la información desclasificada por NSA.
Resulta que, durante décadas, la empresa suiza Crypto AG, propiedad de la CIA y de BND, vendió e instaló miles de máquinas de encriptado en varios países, entre ellos, Chile, Argentina, Brasil, Uruguay, México, Colombia, Perú, Venezuela, Nicaragua, España, Grecia, Egipto, Arabia Saudí, Irán e Irak, Indonesia y Filipinas, entre otros.
Las máquinas de encriptado permitieron a la CIA descodificar, por ejemplo, miles de mensajes relacionados con la operación Cóndor; con el golpe militar de 1973 contra el Gobierno de la Unidad Popular en Chile; el golpe de 1976 en Argentina; el asesinato del excanciller chileno Orlando Letelier en Washington en 1976; la guerra de las Malvinas, y no pocos más.
Según la NSA (Agencia de Seguridad Nacional), los ejecutores de la Operación Cóndor, plan coordinado de exterminio, llevado a cabo por varias dictaduras latinoamericanas en las décadas de 1970 y 1980 para eliminar a las fuerzas de izquierda, democráticas y revolucionarias en esas naciones, fueron espiados por la Agencia, mediante las máquinas de Crypto AG. Ellos, los asesinos, cifraron sus comunicaciones, «sin saber que Estados Unidos podría estar escuchando».
Los equipos utilizados por «Condortel», la red de comunicaciones de la Operación Cóndor, fueron proveídos por Crypto AG, por acuerdo de la CIA y los gobiernos represivos involucrados en la operación Cóndor.
El proyecto de espionaje, según The Washington Post y ZDF, fue conocido primero bajo el nombre de «Thesaurus», y luego como «Rubicon». El Post destaca que desde 1970 la CIA y la Agencia estadounidense de Seguridad Nacional (NSA), controlaron casi todos los aspectos de Crypto AG, en colaboración con BND.
La mayoría de los medios que comentaron o, simplemente, replicaron la información, expusieron la increíble tesis de que la CIA tuvo conocimiento de los crímenes que cometían los ejecutores de Cóndor, a través de la anteriormente mencionada operación de espionaje. Llámese «Thesaurus» o «Rubicon», hay quien llegó más lejos en su «ingenuidad» y se fue tras la narrativa de que «algunos oficiales de la CIA, “espantados” por la información que recibían sobre los horrores perpetrados por las dictaduras militares, habían querido denunciarlos».
¿Conocía o no la Agencia sobre Cóndor?
Los planes de represión, antecedentes de la Operación Cóndor, surgieron en los años 60, en la Escuela de las Américas y en las Conferencias de Ejércitos Americanos, a través de las cuales Estados Unidos patrocinaba acciones «preventivas» en la región, como parte de las operaciones de inteligencia y de guerra sicológica y cultural, realizadas bajo la consigna de «no más Cubas».
Documentos desclasificados de la CIA, con fecha 23 de junio de 1976, hechos públicos por el diario uruguayo La República, el 29 de julio de 2007, revelan que ya «a principios de 1974, oficiales de seguridad de Argentina, Chile, Uruguay, Paraguay y Bolivia se reunieron en Buenos Aires para preparar acciones coordinadas en contra de blancos subversivos».
El reporte Top Secret de The Nacional Intelligence Daily, elaborado por el director de la CIA solo para los jefes de alto nivel de la agencia, agrega que «desde entonces (tachadura) los argentinos han conducido operaciones contra subversivos en conjunto con los chilenos y uruguayos».
El documento, según sostiene la investigadora estadounidense Patrice McSherry, prueba que la coordinación represiva entre las dictaduras del Cono Sur comenzó en 1973 y 1974, antes de que las operaciones extraterritoriales fueran bautizadas como Plan Cóndor en una reunión efectuada en Chile en 1975, y que la CIA estaba involucrada en la planificación y ejecución de las acciones.
La Operación Cóndor fue un plan de inteligencia diseñado y coordinado por la CIA con los servicios de seguridad de las dictaduras militares latinoamericanas, para aniquilar a la izquierda; junto a Gladio y Fénix, formó parte, en plena Guerra Fría, de la estrategia global de los Estados Unidos para enfrentar «el avance del comunismo en el mundo».
Por los archivos desclasificados de la CIA, se sabe que el exjefe de la Inteligencia chilena, Manuel Contreras, fue invitado en 1975 a Langley, cuartel General de la CIA, donde permaneció por 15 días. Después de esta visita, Contreras se reunió el 25 de noviembre de 1975 con los líderes de los servicios de inteligencia militar de Argentina, Bolivia, Paraguay y Uruguay. Más tarde, Brasil se sumó al grupo de avanzada.
Según los «archivos del terror», descubiertos en Paraguay, la Operación Cóndor dejó un terrible saldo de más de 50,000 muertos, más de 30,000 desaparecidos, y unos 400,000 prisioneros.
Gladio fue una estructura secreta compuesta por militares y civiles que, vinculada a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y patrocinada por la Agencia Central de Inteligencia (CIA), actuó en Europa desde finales de los años 50 hasta octubre de 1990. Bajo el supuesto de hacer frente a la amenaza de la ocupación de la región por el Ejército Rojo en caso de una III Guerra Mundial, los ejércitos secretos de Gladio en Europa, fundamentalmente en Italia, realizaron múltiples acciones terroristas y crímenes selectivos.
En el atentado para asesinar en Roma a Bernardo Leighton, organizado por el terrorista italiano Stefano Delle Chiaie, miembro de la Operación Gladio, fue el terrorista de origen cubano Orlando Bosch Ávila, implicado con Luis Posada Carriles en el Crimen de Barbados, el que accionó la ametralladora que hirió gravemente a Bernardo Leighton y a su esposa.
Fénix fue un programa altamente secreto, desarrollado en 1967 por la CIA en Vietnam, con el fin de «neutralizar» la infraestructura del Vietcong, asesinando a civiles sudvietnamitas sospechosos de apoyar a los combatientes del Norte y del Vietcong.
El entonces director de la CIA, William Colby, admitió en 1976 que las operaciones de Fénix mataron a más de 20,000 personas entre 1967 y 1972. La matanza de My Lai fue apenas una operación más del programa Fénix.
Los métodos y técnicas de Fénix fueron utilizados en la Operación Cóndor.
La Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos no se enteró del Plan Cóndor a través del espionaje; la CIA organizó, planificó, asesoró y participó en la ejecución de las acciones del macabro plan de exterminio, es responsable de crímenes de lesa humanidad, crímenes por los que debería comparecer ante los tribunales, pero goza de impunidad. De todas formas, no puede escapar del juicio de la historia, que ya le juzga y condena.
Algunas de las principales acciones relacionadas con el Plan Cóndor:
En Buenos Aires, el general de ejército chileno Carlos Prats y su esposa Sofía Cuthbert, fueron asesinados por una bomba activada por control remoto.
Altos oficiales del ejército uruguayo viajaron en secreto con dirección a Porto Alegre, capital del Estado de Río Grande do Sul, y secuestraron a una pareja de militantes de la oposición política uruguaya, Universindo Rodríguez Díaz y Lilian Celiberti, junto con sus dos hijos, Camilo y Francesca, de ocho y tres años de edad respectivamente.
Orlando Letelier, exministro del gobierno de Salvador Allende, fue asesinado por la explosión de un coche bomba en Washington. Su asistente, Ronni Moffitt, un ciudadano de EE.UU., también murió en la explosión.