Germán van de Velde
En los tiempos del General Augusto César Sandino, la jerarquía de la iglesia católica de Nicaragua se implicó de una manera peculiar en el conflicto: lo único que pedían los obispos (nada más y nada menos) fue que el Ejército de Sandino entregara las armas, por supuesto, defendiendo los interese del gobierno estadounidense y la oligarquía del país.
Al respecto, el General Sandino (1931) manifestó:
“Por eso mismo usted verá que en estos momentos el clero está aliado con los banqueros yanquis, y que por eso han venido muchos canónigos y otras clases de porquerías a Las Segovias, predicando mansedumbre en los humildes segovianos para que acepten la humillación de los banqueros yanquis”.
El General de Hombres y Mujeres Libres tenía una clara posición contra el clero, convencido de que la jerarquía católica, mancomunada con las clases dominantes, había contribuido al sostenimiento del sistema de injusticia y explotación.
Para el año 2018, durante el intento fallido de golpe de estado contra el Pueblo y gobierno de Nicaragua, la jerarquía de la iglesia católica se mostró como un actor fundamental de manipulación, lo cual desencadenó en más violencia para nuestro país. Para nadie es un secreto que los “templos de dios” fueron utilizados como cuarteles para almacenar armas y resguardar a delincuentes que intentaban quitarle la Paz al Pueblo.
Entre mayo y agosto de 2018, tres obispos de la Conferencia Episcopal (Silvio Báez, Juan Mata y Rolando Álvarez) facilitaron y ordenaron que estos templos se convirtieran en centros de tortura de hermanos/as nicaragüenses que no apoyaron el intento fallido de golpe de estado.
La catedral de Managua se convirtió en centro de reuniones de los delincuentes y desde ahí salieron directrices para desestabilizar el país. Incluso describieron los tranques donde secuestraron, torturaron y asesinaron, como una gran invención.
Las pruebas gráficas, escritas y televisivas del involucramiento directo de estos obispos llegaron hasta el Vaticano, donde se ordenó una investigación de lo ocurrido en Nicaragua. Desde el Vaticano se ordenó a la Conferencia Episcopal que se abstenga a prestar los templos para actividades políticas.
Todo esto cayó como un balde de agua sucia para los simpatizantes de la intentona golpista; simplemente quedaron al descubierto con sus manipulaciones y mentiras de aquel momento.
A cuatro (4) años de haber vencido el intento fallido de golpe de estado, el Pueblo de Nicaragua, junto a su gobierno, avanzan en Paz, reconciliación y prosperidad. Todos estos años fueron de arduo trabajo, sobre todo enfocado en la estrategia de recuperación económica del país, a lo cual se le sumó tener que enfrentar la crisis sanitaria por la Covid-19.
Esto no les basta a los odiosos obispos, que vuelven con manipulaciones y mentiras. ¿Cuántos escenarios fueron coreografiados, construidos aquí, en ese nefasto abril que todos aborrecemos y que nunca volverá? (Compañera Rosario Murillo).
Rolando Álvarez, obispo de Matagalpa y administrador apostólico de Estelí, hoy vuelve con su teatro a las calles. Con un grupito de “creyentes” aficionados y algunos boots en redes sociales, intenta implantar una matriz de opinión en el Pueblo; un político con sotana que dice divulgar la palabra de dios, cuando en realidad deja un mensaje clarísimo de llamado a la violencia.
“Teatro puro… por eso sabemos que hay coreografías construidas para pretender movilizar conciencias hacia un lado o hacia otro”. (Compañera Rosario Murillo)
El involucramiento de la conferencia episcopal y su cúpula de sacerdotes en asuntos políticos de Nicaragua, es preocupante. Ellos creen tener la última palabra, al hablar de democracia y educación, de ética y moral…
El llamado es para nuestro Pueblo a estar atento ante este intento de manipulación de políticos con sotana; es estar claros que los obispos han traicionado, han manipulado y le han mentido al Pueblo a lo largo de la historia.
A los nicaragüenses no nos quitarán la Paz… ¡esos tiempos no volverán!
“Cristo les llamó fariseos cuando los encontró en el templo y los sacó a latigazos, y los fariseos no han desaparecido, ahí andan vestidos elegantes y hablando como que fuesen unos santos”. (comandante Daniel Ortega).