Elson Concepción Pérez | Granma
* Polonia, en medio del conflicto en Ucrania, se le ha ofrecido a Estados Unidos para instalar armas nucleares en su territorio.
Quienes hemos tenido la oportunidad de haber vivido o leído y de adentrarnos en la historia de las relaciones entre Polonia y la Unión Soviética primero y Rusia, hasta nuestros días, sabemos de los quistes que, muchas veces, han hecho metástasis y han exacerbado la convivencia pacífica y amistosa que debía existir entre ambas naciones.
No puede olvidarse, por ningún concepto, que fue la Unión Soviética, con el sacrificio de más de 27 millones de sus hijos muertos durante la Segunda Guerra Mundial, quien libró a los pueblos europeos de la opresión de los nazis.
Polonia fue uno de esos Estados liberados, incluso en momentos en que los agresores fascistas habían destruido la ciudad de Varsovia y creado los más abominables campos de concentración como el de Auschwitz, donde murieron cientos de miles de ciudadanos. El Ejército Rojo, a sangre y fuego, expulsó a las fuerzas fascistas con un alto costo de unos 700 mil militares soviéticos que perdieron sus vidas.
No obstante, tantas evidencias y desencuentros, conocer hoy que Polonia, en medio del conflicto en Ucrania, se le haya ofrecido a Estados Unidos para instalar armas nucleares en su territorio, obliga a meditar sobre los frágiles hilos que sostienen la telaraña que cubre las relaciones internacionales.
Una fría declaración del vice primer ministro polaco, Jaroslaw Kaczynski, durante una entrevista para el medio alemán Welt am Sonntag, ha causado pavor: «Polonia está dispuesta a estacionar armas nucleares de EE. UU. en su territorio y aboga por aumentar la presencia de las tropas estadounidenses en las fronteras con Rusia».
Y, por si no se aprueba la propuesta, sugirió, además, aumentar la presencia de militares de Estados Unidos en Europa de 100 mil a 150 mil. De estos, 75 mil efectivos deberían estar estacionados de forma permanente en el flanco este de la OTAN, en las fronteras con Rusia, 50,000 de ellos solo en los países bálticos y Polonia.
El alto cargo polaco, citado por Sputnik, pidió también crear en su país un nuevo centro de mando de la Alianza Atlántica, desde donde se pueda planificar y llevar a cabo misiones conjuntas. «Eso enviaría una señal clara a Moscú: el liderazgo de la OTAN ahora también está presente en el Este», aseveró.
Por su parte, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, durante una entrevista televisada por el canal Belarus-24, advirtió que «toda acción militar contra Bielorrusia supone un ataque a Rusia.
«Estamos unidos por obligaciones mutuas, en primer lugar, en el marco de nuestro estado de unión y, además, en el marco de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC)», aseveró.
«Por lo tanto, existe un apoyo mutuo absoluto para Rusia y Bielorrusia», dijo, en respuesta a la pregunta sobre la posible agresión contra Minsk por parte de la Organización del Tratado del Atlántico Norte o desde Ucrania. Polonia atiza las tensiones, pero las consecuencias de esa actitud son muy comprometedoras.