Por la democracia, la justicia y en contra del neoliberalismo

Las expresidentas Cristina Fernández, de Argentina y Dilma Rousseff, de Brasil.

Bajo el tema «Las luchas por la igualdad, la justicia social y la democracia en un mundo turbulento», en momentos donde el continente y el mundo atraviesan una situación compleja, se realiza el Primer Foro Mundial de Pensamiento Crítico, en Buenos Aires, Argentina, con la participación de líderes que personifican los ideales de lucha por sociedades más justas e igualitarias tales como los expresidentes Dilma Rousseff, José (Pepe) Mujica y Cristina Fernández de Kirchner.

Convocado como parte de la Octava Conferencia Latinoamericana y Caribeña de Ciencias Sociales del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso), este foro es un espacio amplio, plural y abierto, con múltiples sedes, pero una central, el micro estadio Ferro, de la ciudad porteña de Caballito.

Allí se reúnen más de 50,000 delegados de 50 países, entre líderes de izquierda, intelectuales progresistas de los más diversos campos teóricos, activistas y dirigentes de movimientos sociales, así como docentes, investigadores y estudiantes de todos los campos del conocimiento, especialmente, de las ciencias sociales y las humanidades.

Para Pablo Gentili, secretario ejecutivo del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), entidad que organiza el Foro, esta no es una contra cumbre, como muchos la han considerado. “La contracumbre es el G20, porque el G20 no dialoga con el pueblo”.

El encuentro -que se extenderá hasta el 23 de noviembre en Buenos Aires- inauguró su primera jornada con un mensaje de su director, quien aprovechó para presentar a su sucesora, Karina Batthyány, de Uruguay.

Gentilli destacó la importancia de que sea una mujer quien asuma aquel cargo. “Despatriarcalizar a la izquierda es fundamental, y para eso es clave que las mujeres estén dirigiendo las organizaciones académicas de nuestros países”, enfatizó.

“La democracia es un árbol, la dictadura la corta”

A pocas semanas de la victoria de Jair Bolsonaro en las elecciones presidenciales en Brasil, la invitada para el primer conversatorio, que dio apertura al Foro, fue Dilma Rousseff, ex-presidenta de Brasil, elegida por el voto popular y destituida tras un golpe de estado institucional en 2016.

En el panel “Democracia, ciudadanía y estado de excepción” que compartió junto a Nicolás Trotta, Dilma analizó la situación actual del país, enmarcándolo en la coyuntura regional. En ese sentido, comenzó expresando: “para mí es muy importante estar aquí hoy, porque yo vengo antes que nada a conversar con nuestra América Latina, a la que hoy los que ganaron las elecciones están dándoles la espalda”.

Se refirió a su destitución como “un golpe de estado sin que hubiera crimen alguno, sin el cumplir con los mínimos requisitos de constitucionalidad”. La ex-presidenta enmarcó al proceso como parte de una estrategia política para retroceder en aquello inaugurado con el primer gobierno de Lula da Silva, iniciado en 2003. “El impeachment no fue hecho porque se hubiera cometido un crimen, sino que se hizo para poder devolver Brasil al neoliberalismo”, afirmó.

Sobre la coyuntura brasileña tras la victoria de Bolsonaro, la ex-presidenta destacó las estrategias en el proceso electoral y las formas de campaña partidaria. “La transformación de la política como el enemigo principal surgió como un elemento ideológico en las campañas de anti-participación popular. Cambió la forma de hacer política con estas elecciones: siempre dependieron de estructuras partidarias fuertes, de debates democráticos y de medios de comunicación. Esta elección creó su nuevo territorio de disputa, que prescindió de organizaciones partidarias. Si los EEUU usaron a Facebook, Brasil usó Whatsapp”, ilustró.

También reconoció como ineludible la necesidad del partido de ultraderecha de bloquear la candidatura de Lula da Silva, quien de acuerdo con las encuestas hubiera ganado las elecciones en la primera vuelta: “No bastaba con condenarlo, ni aprisionarlo: porque aún preso podía hablar. La prisión de Lula es la manifestación más clara del autoritarismo despótico. No es trivial que el juez que lo juzgó y condenó se haya transformado en el ministro de justicia”.

Sobre el final de su exposición, Dilma llamó a “enfrentar al neoliberalismo y al neofascismo”. Con un Estadio entero cantando “Lula Livre”, la ex-presidenta fue ovacionada en su cierre.

“La calle sigue siendo el escenario de la política y las grandes transformaciones”

Cristina Fernández de Kirchner comenzó su presentación aludiendo de desendeudamiento que hubo durante los 12 años del gobierno kirchnerista, para luego presentar los datos sobre el endeudamiento producido durante el gobierno de Mauricio Macri y el exorbitante nivel de los intereses de los bonos emitidos por el Estado argentino. A esto se agrega, según la ex presidenta, la caída de la producción industrial en todo el país “Nosotros pagamos la deuda al FMI, lo cual nos permitió desarrollar políticas públicas sin tutelas ni órdenes, enfocadas en el desarrollo, la inclusión, el crecimiento, la industrialización. Además reestructuramos una deuda que había sido defaulteada, lo cual redujo la participación de la deuda en el PBI del 160% al 43% aproximadamente. Hoy han vuelto al FMI con un préstamo que convierte a la Argentina, una vez más, en meros gestores de políticas que les son impuestas desde afuera”.

Refiriéndose a la situación económica actual de Argentina, Cristina Fernández, tal y como la caracteriza, ilustró su charla con estadísticas y datos precisos para comparar las transformaciones acarreadas por las políticas neoliberales del gobierno de Mauricio Macri. Mencionó el “tarifazo” y el impacto de la dolarización de tarifas de servicios, combustibles y alimentos; también hizo una referencia a la situación actual del consumo y la importancia que tuvo la política de estimular el mercado interno. “Durante los años de nuestro gobierno la gente evitaba ir a los supermercados porque estaban abarrotados, mientras que hoy los supermercados están vacíos cualquier día de la semana”.

Sobre la cobertura mediática que protege al gobierno actual, aludió a las grandes inundaciones que hubo en la provincia de Buenos Aires en los últimos 10 días. Recordó las que hubo en agosto de 2015, días antes de las elecciones primarias y como en aquel momento periodistas de los grupos hegemónicos paseaban por el interior del conurbano bonaerense en canoa, exagerando la situación que se vivía. En estos días la protección en los medios que tienen el presidente Macri y la gobernadora María Eugenia Vidal hizo que “no hubiera ningún periodista militando la inundación”, según las palabras de Cristina Fernández.

“¿Qué es el neoliberalismo?” preguntó la ex presidenta. “No es una teoría económica: es una construcción política del capitalismo”, se respondió. Y sobre aquel modelo, enfatizó en el mismo como una forma de producción de nuevas subjetividades y, por lo tanto, roles y vínculos en la esfera de lo social.
“¿Qué es la igualdad?”, continuó. “Es una construcción política, también. No es algo que esté implícito en la condición humana, al contrario: el neoliberalismo también trabaja con psicólogos, psiquiatras, para generar nuevos sentidos comunes, nuevas subjetividades. El neoliberalismo trabaja sobre el concepto de la igualdad exacerbando los aspectos más negativos de la condición humana”.

La presidenta analizó cómo la igualdad, que construyó solidaridad entre los trabajadoras/es, devino en “el tema de la individualidad, de la meritocracia”. De acuerdo a la ideología de la meritocracia, cada sujeto/a es merecedor y responsable por lo que tiene.

“Si tenés trabajo es porque te lo ganaste y si no lo tenés, es porque no tenés capacidades. Frente a eso destacó la importancia de las políticas públicas en la construcción del pleno empleo: “el neoliberalismo sirvió para romper los lazos de solidaridad y para que la gente no pueda identificar adecuadamente lo que le conviene en materia de gobierno y de políticas gubernamentales”, subrayó.

Sobre la política y el Estado afirmó “necesitamos repensar nuevas arquitecturas institucionales”. Con un modelo institucional heredado de la Revolución Francesa en 1789, en un contexto de veloces avances tecnológicos y creciente globalización, es imperativo repensar las estructuras gubernamentales “que permitan la participación institucional y la regulación de nuevos actores que tampoco existían en aquellas épocas”.

Dijo, refiriéndose a las empresas trasnacionales, la finaciarización de la economía y los nuevos movimientos sociales. El poder del gobierno es el 20% del poder, el resto está en las empresas, los medios de comunicación y otras instituciones privadas. “Hay una estructura de poder que no está reflejada ni en la constitución ni tienen ningún tipo de regulación”, sostuvo la ex presidenta argentina.

Sobre el cierre, la presidenta planteó un mensaje esperanzador: “en definitiva, sigo apostando a lo mejor de la condición humana, que es, junto a la pasión por la idea, la compasión por los y las que sufren y la necesidad de hacernos eco de ellas y ellos”.

Como sorpresa para Cristina Fernández, su mesa cerró con un video de Miriam y Claudia, pareja de lesbianas que hablaron sobre la importancia de la sanción de la Ley de Matrimonio Igualitario durante la gestión de su gobierno. La pareja, luego, subió al escenario para abrazarla.

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