Tres investigadores han ganado el Premio Nobel de Fisiología o Medicina por desarrollar nuevos tratamientos contra enfermedades que afectan a millones de personas en todo el mundo. El irlandés William Campbell y el japonés Satoshi Omura comparten la mitad del galardón por sus terapias contra enfermedades parasitarias causadas por gusanos. La otra mitad del premio la recibe la china Tu Youyou por descubrir, hace casi cuatro décadas, un compuesto clave para tratar la malaria.
Que Youyou reciba una mitad del premio es un hecho a destacar. Solo el 3% de los premios nobel de ciencia son mujeres. En toda su historia, el Nobel de Fisiología o Medicina ha reconocido un total de 207 personas. Solo 11 de ellas son mujeres y apenas cuatro habían sido premiadas en la última década.
Las enfermedades causadas por parásitos han sido una plaga para los humanos durante milenios y constituyen un gran problema para la salud global, señala el Karolinska en un comunicado. Los premiados de este año han desarrollado tratamientos que han “revolucionado” el tratamiento de alguna de estas enfermedades parasitarias, han añadido.
Campbell y Omura descubrieron la avermectina, cuyos derivados han reducido drásticamente la incidencia de la filariasis linfática (elefantiasis) y la oncocercosis. Youyou descubrió la artemisinina, un compuesto que ha permitido salvar la vida a millones de infectados por malaria, también una enfermedad parasitaria.
Estas enfermedades afectan a cientos de millones de personas en todo el mundo, especialmente en países pobres. El impacto de los tratamientos desarrollados por el trío de investigadores en la mejora de la salud global y la reducción del sufrimiento es sencillamente «incalculable», según el comunicado de la Asamblea. Los efectos antiparasitarios de los derivados de la avermectina son tan potentes que tanto la filariasis linfática como la oncocercosis son ahora enfermedades a punto de ser erradicadas, dice el Karolinska.
Como ha explicado la Asamblea del Nobel, el paludismo, o malaria, «ha estado junto a la humanidad desde que tenemos memoria». En la actualidad, la enfermedad sigue siendo uno de los grandes asesinos de pobres en las regiones más desfavorecidas del planeta. Esta infección parasitaria que se transmite por la picadura de mosquitos acaba cada año con la vida de más de medio millón de personas.
A finales de la década de 1960 Vietnam pidió ayuda a la china comunista de Mao. La causa no era tanto la guerra contra EE UU como una variante de la malaria que estaba matando muchos más soldados y civiles que las balas, pues el parásito se había vuelto inmune a los tratamientos convencionales basados en cloroquina.
En 1969, con China sumida en la Revolución Cultural, Mao creó el programa secreto 523, en el que unos 50 institutos de todo el país se lanzaron a encontrar un nuevo tratamiento contra la malaria. Tu Youyou fue nombrada jefe del proyecto en su instituto. La investigadora repasó unas 2.000 recetas antiguas de medicina china en busca de compuestos de interés y analizó la eficacia de 380 extractos de plantas en animales infectados de paludismo. El mejor compuesto resultó ser la artemisinina, extraída al cocer plantas de ajenjo chino (Artemisia annua).
Youyou perfeccionó la técnica para extraer artemisinina, que resultó 100% efectiva contra el parásito de la malaria y fue la primera voluntaria en tomarlo para comprobar si era seguro. El resto es historia, aunque no muy conocida. En 1979 se publicó el primer estudio científico en inglés describiendo los excelentes resultados del compuesto en la lucha contra el parásito Plasmodium falciparum. Siguiendo la tradición comunista, no había firmantes, lo que contribuyó a que Youyou y su excepcional hallazgo fuesen poco conocidos incluso para expertos en este campo hasta hace pocos años.
En la actualidad, la artemisinina se sigue extrayendo del ajenjo y es usada junto a otros fármacos, permite reducir la mortalidad de la malaria un 20% en adultos y hasta un 30% en niños, lo que supone salvar cada año 100.000 vidas solo en África, uno de los continentes más castigados por esta enfermedad. No obstante, el parásito de la malaria está desarrollando resistencia a la artemisinina, lo que hace crucial desarrollar nuevos tratamientos y vacunas. Youyou, de 84 años, sigue afiliada a la Academia China de Medicina Tradional. En 2011 recibió el prestigioso Premio Lasker de medicina por sus investigaciones de la artemisinina.
Si Youyou encontró lo que buscaba en una planta, el japonés Satoshi Omura lo hizo en el suelo. Este microbiólogo se centró en las streptomyces, un gran grupo de bacterias de las que ya se han extraído potentes antibióticos como la estreptomicina. Omura, que actualmente es profesor emérito de la Universidad de Kitasato, en Japón, aisló nuevas bacterias de muestras de tierra y entre ellas seleccionó las 50 variantes más prometedoras. William Campbell, un experto en parásitos que actualmente trabaja en la Universidad Drew (EE UU), tomó el testigo probando la efectividad de varios compuestos producidos por las bacterias de Omura. Así se llegó hasta la ivermectina, un derivado de la avermectina que aniquila las larvas de los gusanos que producen las enfermedades parasitarias.
El compuesto ha resultado especialmente útil contra las dos infecciones resaltadas por el comité del Nobel, ambas transmitidas por la picadura de moscas y mosquitos. La elefantiasis afecta al sistema linfático y produce graves deformaciones en algunas partes del cuerpo causando dolor y discapacidad grave. Hay más de 120 millones de personas infectadas y unos 40 millones están desfiguradas e incapacitadas por la enfermedad, según la Organización Mundial de la Salud. A la oncocercosis se la conoce como ceguera de los ríos, pues la dolencia acaba impidiendo la visión de los infectados. Sigue siendo un problema en 31 países tropicales de África, en Yemen, y en cuatro naciones de América del Sur, donde aún hay focos dispersos.