Jorge Capelán
A pesar de una desesperada campaña de lavado de cara, el Grupo Promerica/BANPRO no ha logrado aplacar el escándalo del lavado de activos del narcotráfico y varias otras irregularidades destapadas recientemente en El Salvador, que ahora están siendo investigadas por la Unidad de Análisis Financiero (UAF) de Nicaragua.
En vistas de una nueva ronda de revisión el próximo mes de diciembre del Grupo de Acción Financiera Internacional, GAFI, la UAF solicitó a los directivos de Promerica/BANPRO información sobre los escándalos revelados en El Salvador que inevitablemente salpicarían a Nicaragua.
Promerica es un conglomerado financiero nicaragüense que opera en toda la región y ha tenido un crecimiento muy agresivo: De 775.8 millones de dólares en activos en 2007 ha pasado a 2,138 millones hoy en 2019.
Las revelaciones basadas en informes de la Superintendencia de Bancos de El Salvador hasta el momento indican que el Grupo Promerica, cuyo dueño es el magnate nicaragüense Ramiro Ortiz Mayorga, que además es propietario del periódico golpista El Nuevo Diario, fue señalado de lavar $370.3 millones al cártel salvadoreño de Texis, que opera en el occidente del vecino país y es liderado por José Adán Salazar, alias “Chepe Diablo”.
Por otra parte, otras revelaciones respaldadas en documentos de esa misma autoridad señalan que Promerica, además de triangulaciones sospechosas entre las empresas de remesas Western Union y AirPack y la empresa de transportes RAC, permitía la realización transacciones a cientos de clientes por fuertes sumas sin controles aceptables para prevenir el lavado y el financiamiento al terrorismo, razones por las que multó al banco con casi 150.000 dólares y a al ex oficial de cumplimiento del banco con 10.645 dólares – castigos en realidad simbólicos considerando la gravedad de las irregularidades.
En realidad, hay razones para dudar de la honestidad de los ejecutivos de Promerica. Por ejemplo, el gerente general del Saint George Bank de Panamá, del Grupo Promerica, el nicaragüense Eduardo Duque Estrada Ortiz, el primero en salir en defensa del banco al conocerse los escándalos en El Salvador, es familiar del ex ministro de Hacienda y Crédito Público Esteban Duque Estrada Sacasa, ex prófugo de Interpol que fungió durante la notoriamente corrupta administración del expresidente Arnoldo Alemán, en su momento acusado por lavar millonarias sumas de dinero del narcotráfico.
Mucho indica que Promerica ha gozado de un tratamiento especial de ciertas autoridades de El Salvador. El pasado mes de agosto, el abogado Víctor Andrés Gonzales Guzmán presentó una denuncia ante la Fiscalía General de la República (FGR) del hermano país centroamericano, para que se investigase por qué el exfiscal general Douglas Meléndez Ruiz y el jefe de la Unidad de Investigación Financiera (UIF), Jorge Cortez, no procedieron en su momento en contra de Promerica por denuncias de lavado y otros delitos realizadas en abril de 2016 y en su lugar derivaron esas investigaciones hacia el expresidente Mauricio Funes y otras 29 personas, aparentemente por motivos exclusivamente políticos.
Lo cierto es que hay razones para creer que el modelo de negocios de Promerica es conducente a una alianza con intereses irregulares en los que se mezclan las ganancias monopólicas con los negocios ilícitos.
Parte del exponencial crecimiento de los activos de ese banco los últimos años se explica por sus actividades especulativas de alto riesgo, por ejemplo la emisión de bonos basura de «deuda subordinada» (bonos que prometen altos intereses pero a cambio del riesgo de que sus tenedores lo pierdan todo) y programas de titulización de activos (bonos sobre deudas sin cobrar de dudosa calidad), ambas actividades altamente riesgosas.
En general, ese modelo de negocios es el de una gigantesca estafa piramidal que funciona mientras haya confianza en los denominados «mercados», pero que se derrumba como un castillo de naipes cuando esa confianza desaparece.
La última movida de “lavado de cara” de Proamérica ante las revelaciones sobre operaciones financieras delictivas ha sido su adopción, junto a otras 130 instituciones financieras a nivel mundial, de los Principios Globales de Banca Responsable ante el Cambio Climático. Nótese que no es, como el diario del dueño de Promerica lo quiere hacer ver, una adopción de principios de una banca responsable a secas, sino que se refiere estrictamente a la cuestión del Cambio Climático.
Estos Principios Globales de Banca Responsable ante el Cambio Climático implican, primordialmente, alinear su estrategia de negocios a las metas de desarrollo sostenible del Acuerdo Climático de París.
Sin embargo, esto es difícil de creer en el caso de un banco cuyos dueños activamente han estado involucrados en el intento por derribar un Gobierno que se ha comprometido efectivamente en la lucha por detener el cambio climático, por ejemplo, reforestando cada año 40 mil manzanas de bosques, cambiando su matriz de generación de electricidad de fuentes renovables del 27.5% en 2007 al 60% en la actualidad y produciendo en el país y por medio de la economía campesina el 90% de los alimentos que consume.
Fundamental para la lucha contra el cambio climático es el desarrollo de alternativas financieras sostenibles para la micro, pequeña y mediana empresa, pero los golpistas que han recibido el apoyo militante de Promerica-Ramiro Ortiz Mayorga-El Nuevo Diario en un solo día, el 30 de mayo de 2018, en un lapso de pocas horas, quemaron el banco cooperativo CARUNA, que atiende a decenas de miles de socios, y la sede del Ministerio de la Economía Familiar, Comunitaria, Cooperativa y Asociativa (Mefcca) en Managua.
Si Promerica es un banco verde, lo será más bien por el color de sus dólares que por su compromiso ambiental, y tal vez ese verde esté manchado de blanco del lavado de dinero de la droga.